El curso comienza con un 75% de los adolescentes con al menos una dosis de la vacuna contra la covid
La franja de entre 12 y 19 años ha superado ya en número de inmunizados a la de los veinteañeros y los treintañeros. Sanidad lanzará una campaña para incentivar los pinchazos en estos grupos
La vacunación de los adolescentes ha avanzado a toda velocidad. Pese a que el grueso de la campaña les ha tocado en agosto, un mes complicado por las vacaciones, el 75,3% de la franja de entre 12 y 19 años ha recibido al menos una dosis y 4 de cada 10 tienen la pauta completa. El curso escolar empieza así con coberturas amplias, que irán completándose durante las primeras semanas de clase. Faltarán los menores de 12 años, para quienes todavía no hay aprobadas vacunas en la Unión Europea.
El avance entre los adolescentes ha sido tal que han superado en primeras dosis a la población de entre 20 y 30 años (74,3% vacunados) y a los treintañeros (75,1%), pese a haber comenzado más tarde con los pinchazos. Esto tiene una lectura positiva y otra negativa. El lado bueno es que entre los más jóvenes la vacuna ha tenido mucha aceptación, más incluso de la que pensaban a priori los expertos. “En ese sentido los adolescentes han cumplido”, reflexiona Quique Bassat, epidemiólogo y miembro de la Sociedad Española de Pediatría. La cruz es que en los que tienen entre 20 y 40 el avance muestra signos de estancarse cuando todavía queda una cuarta parte de esta población por pinchar. Y esta franja es más vulnerable que la de entre 12 y 19 años.
Aunque los porcentajes de enfermedad grave y muertes son bajos entre los jóvenes, aumenta poco a poco a medida que asciende la edad. Hasta la quinta ola —cuando solo una pequeña minoría de la población menor de 40 años estaba vacunada— de cada 100.000 treintañeros diagnosticados, 200 acababan en la UCI y 28 fallecían. Entre los veinteañeros, las cifras bajaban a 75 ingresados en UCI y 11 decesos por cada 100.000 casos detectados. Para los niños y adolescentes de entre 10 y 19 años la tasa de ingresos en cuidados intensivos era de 28 y la de fallecimientos de tres por cada 100.000 diagnósticos, según los datos del Instituto de Salud Carlos III.
Estas cifras ponen de manifiesto que la vacuna es más importante conforme aumenta la edad, ya que su principal beneficio es precisamente proteger de la hospitalización y la muerte por covid. El riesgo de los adolescentes es ínfimo. Tanto es así que países como el Reino Unido han decidido no vacunar por el momento a los menores de 15 años. Sus expertos argumentan que no hay datos científicos que avalen que el beneficio en esta población supera el riesgo.
Pero, como recuerda Federico Martinón, pediatra y asesor de vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las inyecciones cumplen un papel que va más allá de los beneficios en la propia salud, que en este caso “son marginales”. “Es cierto que lo que habría que priorizar, más que la vacunación de los adolescentes, es la de las personas más vulnerables. Pero teniendo esto en cuenta, la vacunación en este grupo también tiene beneficios indirectos”, explica.
Uno de los beneficios es para la comunidad: “Contribuirá al control de la transmisión, no sabemos cuánto, pero no menos que en otros grupos”, argumenta Martinón. Las vacunas que hay ahora mismo aprobadas no son profilácticas. No impiden la transmisión del coronavirus, pero sí reducen el riesgo de que se produzca. Con la variante delta, algunas investigaciones situaban esta bajada entre un 30% y un 40%, aunque no está del todo claro y esta cifra parece caer con el paso del tiempo, aunque se mantiene la protección frente al ingreso hospitalario y la muerte.
El segundo beneficio que señala este experto es para los propios adolescentes vacunados, ya que “los va a ayudar a tener una vida más plena y normal”. Las cuarentenas para los contactos, por ejemplo, no son obligatorias para las personas vacunadas, lo que permitirá asistir a clase a miles de niños que sin los pinchazos deberían confinarse en casa, con los perjuicios que esto tiene para ellos y sus familias.
Este curso empieza con profesores y parte de los alumnos vacunados, algo que no sucedió en el anterior. Pero también con la variante delta en circulación, mucho más contagiosa que la que había en septiembre de 2020. Bassat es optimista y cree que la exitosa experiencia del año pasado se podrá repetir este: “Existe cierta incertidumbre sobre qué puede pasar. Confío en que con la vuelta a la rutina regresen los seguimientos de normas de prevención. Junio y julio [cuando se extendió una ola explosiva, especialmente entre los jóvenes] fue un poco locura por el inicio de las vacaciones, el fin de curso y el efecto rebote de tanta medida. La vuelta a la rutina ayudará”.
El Ministerio de Sanidad ha lanzado este lunes una campaña para seguir avanzando en la vacunación entre los jóvenes. Aunque entre los adolescentes el ritmo ha sido bueno, preocupa sobre todo el estancamiento entre los veinteañeros y treintañeros, explican fuentes de las consejerías. “Esta campaña coincide con el final del verano y el inicio del curso escolar y quiere reforzar la confianza en las vacunas, especialmente en los jóvenes y adolescentes, para poder continuar con la implementación de la estrategia de vacunación”, explica Sanidad en una nota. Se distribuirá tanto en internet (en plataformas como Spotify, Instagram o TikTok), como en televisión, radio y circuitos de exterior (metro, autobuses o universidades).
La vacuna para niños
Cuba es por el momento el único país que ha aprobado una vacuna para los niños menores de 12 años. Se trata de Soberana, la inyección producida en ese mismo país. Las principales farmacéuticas que abastecen a España (Pfizer y Moderna) están todavía en fase de ensayos y es previsible que los resultados se conozcan antes de que finalice el año.
La de Pfizer se está estudiando en España, entre otros países. La compañía informa de que ya se ha completado la fase 1, que ha establecido la dosis para los niños de 5 a 11 años, de 2 a 5 años y de 6 meses a 2 años. “Ahora hemos comenzado los estudios de la fase 2/3 para evaluar más a fondo la seguridad, la tolerabilidad y la inmunogenicidad”, informa un portavoz de la farmacéutica.
Martinón, en cuyo hospital (el Clínico Universitario de Santiago de Compostela) se está ensayando el fármaco, no cree que los resultados se conozcan antes de final de año. “Debemos tener las mismas garantías para vacunar a niños pequeños que a adolescentes o adultos. Eso no quiere decir que cuando tengamos los datos haya que vacunar a esa población”, reflexiona. Una vez aprobada, los expertos que asesoran a las autoridades sanitarias tendrán que evaluar hasta qué punto es necesario pinchar a los niños menores de 12 años, que suponen un 11% de la población española, pero entre quienes la covid se manifiesta de forma muy leve en la gran mayoría de las ocasiones.
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