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Cultivar un huerto a cambio de comida y alojamiento

En la masía de Can Mercaderet los voluntarios llegan a través de portales web como WOOF y Workaway y ayudan en las tareas del campo a cambio de estancia, comida y aprendizaje

Participantes en el campo de trabajo de Santa Margarida de Montbui.
Participantes en el campo de trabajo de Santa Margarida de Montbui.CRISTÓBAL CASTRO

En la masía de Can Mercaderet, en el término municipal de Santa Margarida de Montbuí (l’Anoia), se ha creado una simbiosis de lo más curiosa: los agricultores que cultivan el terreno ofrecen estancia y comida a los voluntarios que, a cambio, ayudan en los trabajos del huerto. “Nos levantamos a las seis de la mañana para empezar a trabajar a las seis y media, a esa hora todavía no hace mucho calor”, explica Philla Basche, una joven alemana de 19 años que pasará tres semanas en la masía.

“Hasta las nueve plantamos semillas, cosechamos los frutos maduros o quitamos las malas hierbas del huerto. Al mediodía cocinamos y comemos juntos, el resto de día es tiempo libre. Algunos leen, otros tocan música, dan un paseo, van a la playa o, simplemente, se quedan charlando en la casa. Hay mucha libertad. Cenamos cuando a alguien le entra hambre y nos acostamos sobre las once, porque a la mañana siguiente tenemos que levantarnos temprano”, relata Basche. Después de su estancia aquí ella seguirá viajando por España y después volverá a Alemania para estudiar la carrera de profesora: “Trabajamos en grupo, y me encanta. Me pongo muy contenta cuando veo lo que nos da la naturaleza”, concluye.

Adrià Solé es el fundador del proyecto, estudió un máster en agricultura ecológica y a raíz del trabajo final se centró en variedades propias de la zona de l’Anoia. “Nos pareció un punto de partida interesante para hacer una transformación agroecológica, queríamos volver a cultivar con la mirada puesta en alimentar a la población local”, explica acerca del nacimiento de la iniciativa.

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Primero nació la Asociación Agroecológica de Can Mercaderet, originalmente un banco de semillas que quería hacer frente a la crisis de biodiversidad, que afecta también a la agricultura. “Antes los productores cultivaban un poco de todo para alimentar a la población local, a la gente que iba al mercado. Hoy se han simplificado mucho los cultivos, se siembran grandes campos con una sola especie, y se pierden muchos árboles frutales y variedades tradicionales de huerta que se cultivaban en la zona. Entre el 2016 y el 2017 Adrià Solé comenzó a cultivar huerta de proximidad y desde hace un par de años ha comenzado a recibir a voluntarios que se hospedan en la masía.

“El trabajo del campo son muchas horas y nos viene bien la ayuda. Hay plataformas en internet como WOOF y Workaway para gente que hace voluntariado que nos permiten hacer un intercambio: nosotros damos alojamiento y comida en la masía y la gente, que puede ser de Cataluña pero también vienen de otros países, a cambio nos ayuda en el huerto”, explica Solé. Los voluntarios, como es el caso de Philla Basche, suelen pasar entre dos semanas y un mes en la masía, trabajando por la mañana y aprendiendo de primera mano sobre agricultura ecológica.

“Hay mucho interés en vivir de forma más sostenible, mucha gente de ciudad quiere entender cómo se vive en el campo, cómo se producen los alimentos”, declara el fundador del proyecto. En Can Mercaderet también organizan jornadas con escuelas durante el curso, y cada sábado a la mañana organizan un pequeño mercado en la misma masía, que está a cinco kilómetros de Igualada. A éstas se les van sumando otras muchas y variadas actividades culturales como conciertos y talleres: “Tenemos muchos amigos, y estamos abiertos a muchas propuestas”, dice Solé.

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