_
_
_
_
_

Sanitarios contagiados: “Parece que a la gente le dé igual lo que pase”

El sector de la salud, que sufre cerca de 800 bajas por covid en Cataluña, lamenta la “precipitación” de la reapertura y el comportamiento social

Bernat Coll
Sara García Lozano, sanitaria afectada de Covid, fotografiada en su casa de Barcelona.
Sara García Lozano, sanitaria afectada de Covid, fotografiada en su casa de Barcelona.CARLES RIBAS (EL PAÍS)

Cuando Ana Posa ve grandes reuniones en la calle, le entran escalofríos. Es médica en el Centro de Atención Primaria (CAP) Sardenya de Barcelona y lamenta cada una de las multitudes que se acumulan en plena quinta ola. “No puedo evitar que me entre angustia”, explica por teléfono desde su casa. “Las veo, y ya imagino cómo nos afectarán en el trabajo. Tendremos mucha más carga, y para atender a los pacientes con covid, no podré atender a gente con otras patologías que no he visto en un año y medio y que lo necesita”.

Más información
Año y medio de pandemia sin entender la inmunidad contra la covid
El avance de la quinta ola precipita el retorno de las restricciones más duras
La Generalitat reconoce que no ha hecho bien las cosas y admite que fue un error autorizar festivales

La quinta ola sigue afectando al sistema sanitario. No solo por la gran cantidad de pacientes que llegan a la atención primaria con síntomas por covid, sino por el número de contagios entre los trabajadores. Cataluña registra unos 800 sanitarios de baja por covid, según los últimos datos facilitados por el Departamento de Salud de la Generalitat.

Posa, de 29 años, es uno de ellos. “No me lo esperaba, porque me vacunaron en enero”, admite. Hace unos días celebró el cumpleaños de su pareja con cuatro personas más. Todos acabaron siendo positivos. “Pensaba que no tendría síntomas por la protección de la vacuna, pero he pasado días malos”, explica.

Sara García, enfermera de 47 años en el CAP Sanllehy de Barcelona, también está de baja por covid a pesar de contar con la pauta completa de vacunación. “El sábado pasado empecé a encontrarme mal, y el lunes ya me subió mucho la fiebre”, explica. “El viernes fue el primer día que estuve mejor”. García desconoce dónde se contagió, pero da por lógico que fue en el CAP. “Allí hay tanta gente con coronavirus…”.

“Hemos llamado a positivos que estaban en el bar”, dice una médica
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Los centros de atención primaria han sido los más afectados por la explosión de casos de las últimas tres semanas. “Esta ola nos ha pillado en fuera de juego”, admite García. El avance de la vacunación y el control de la pandemia parecían motivos suficientes para acelerar la desescalada, pero el sistema sanitario vuelve a estar muy afectado. Según Posa, el escenario actual es peor que la primera ola en los CAP. “En marzo la gente tenía mucho miedo y no llamaba por cosas menores”, defiende, “y ahora a la gente le da igual lo que pase. Nos llama por cualquier tipo de cosa. Si sumas la gente con síntomas, contactos, y el resto de patologías, todo esto es peor que antes”, añade.

Malas actitudes

Las dos sanitarias coinciden en que la desescalada ha sido precipitada. “Nos avanzamos en quitar el toque de queda”, lamenta García. “Yo lo hubiera aguantado hasta las 12, porque a partir de medianoche pasa lo que pasa”. Posa aboga por el uso de la mascarilla en espacios urbanos. “Si estás en el pueblo, solo, pues no pasa nada si no se usa, pero cuando veía a la gente junta por la calle sin ella, me decía: ‘la que se nos viene’”.

“Sientes rabia tras ver los festivales y tanta gente sin mascarilla”

La situación se agravó, consideran, con la celebración de los festivales. “No tocaban”, rechaza la médica. “Se va de festival la gente no vacunada. Y ves a toda esa gente sin mascarilla, y da mucha rabia. Hemos estado trabajando mucho tiempo al límite, y te das cuenta de que no hemos avanzado nada”.

Tampoco ayuda al control de la situación determinadas actitudes sociales. Desde la atención sanitaria las han visto de todos los colores. “En España hay poca conciencia de civismo”, lamenta Posa. “Hemos llamado por teléfono a personas positivas que estaban en el bar y contactos estrechos que seguían trabajando. Hay gente que va con fiebre y tos a trabajar”. García coincide: “Mucha gente no hace ni cuarentena cuando le notificamos que debe hacerla. La gente sale a la calle con un test negativo, a pesar de ser contactos estrechos”, lamenta. “Estoy cansada de perseguir a la gente e ir explicando lo que deben hacer”.

El desgaste de los sanitarios no cesa. La quinta ola ha llegado cuando gran parte de la plantilla ya se iba de vacaciones. Ante la gravedad de la situación, algunos centros han empezado a rechazar los días libres permitidos de los trabajadores, y algunos profesionales temen por sus vacaciones. Los centros en su gran mayoría, sin embargo, siempre han defendido la necesidad de mantenerlas sí o sí. “No sé hasta qué punto tiene sentido quitar vacaciones, para que después los profesionales cojan bajas por ansiedad”, avanza Posa. “Llevamos un año y medio así, y esto pasará factura”.

Posa tiene previsto irse a Asturias. Conoce la zona y ahora quiere repetir. Confía en que entre montañas no le entren más escalofríos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_