_
_
_
_
_

Negocios que se atreven a abrir en plena pandemia

Más de 1.700 comercios y restaurantes han iniciado actividad en Barcelona desde mayo de 2020

Blanca Cia
Mustafá, propietario del restaurante recientemente en la calle de Ferran de Barcelona.
Mustafá, propietario del restaurante recientemente en la calle de Ferran de Barcelona.Carles Ribas (EL PAÍS)

En una calle en la que el 95% de las persianas están bajadas por el cese temporal o total de los negocios, la céntrica calle de Ferran de Barcelona, en febrero pasado se abrió un pequeño restaurante Mustafá, el nombre de su propietario, un turco que emigró de su natal Ismir (Turquía) hace 42 años y que ya se dedicó a la restauración en Alemania durante un cuarto de siglo. Hace 15 años se estableció en Barcelona trabajo primero como empleado hasta que montó un pequeño negocio en la Barceloneta, que regenta con su hijo, que ahora tiene cerrado. “Es que no hay ni un turista”, argumenta. Unos visitantes que tampoco se ven en la calle de Ferran. “Pero aquí es distinto, pasa más gente. Ha sido una oportunidad porque han rebajado el precio del alquiler un 40%”, reconoce. Así que decidió emprender una nueva aventura.

Cada mediodía levanta la persiana y es el único bar restaurante que lo hace hasta llegar a la Rambla. “No me quejo, tenemos bastantes clientes”, y añade que lo suyo es cocina tradicional turca “con unos kebabs que no se pueden comparar con lo que dan por ahí”. Al preguntarle si no tenía más incertidumbre —de lo normal— por abrir en medio de una pandemia, contesta: “Hay que aprovechar las oportunidades y esta lo era”.

Más información
El 75% del comercio ha sufrido el impacto de las restricciones del Govern
Barcelona compra locales vacíos para reimpulsar el comercio

Mustafá ha sido uno de los 1.741 negocios, entre comercios alimentarios, no alimentarios y bares/restaurantes que han abierto en Barcelona desde mayo de 2020 a mayo de este año, según el número de licencias que se han tramitado en el Ayuntamiento de Barcelona. Por sectores, en el no alimentario han subido persianas un total de 959, otros 631 de la alimentación y 151 bares y restaurantes.

La respuesta a la pregunta de por qué abrir ahora un negocio en los tiempos que corren en algunos casos es contundente: “Es que a peor es imposible”, contestan Marina e Ingrid, dos amigas y socias en la treintena con cuatro hijos entre las dos que se han decidido a abrir una tienda de moda en la plaza de Gal.la Placídia. “Ninguna de las dos teníamos trabajo y yo ya tenía experiencia porque tuve una tienda hace años de ropa. Así que buscamos por el barrio —Gràcia— y encontramos este local —hasta la pandemia, una agencia de viajes— que ya estaba muy bien. Lo acabamos de arreglar en unos pocos días y abrimos la primera semana de febrero”, comenta Ingrid.

Ingrid, izquierda, y Marina, que han abierto recientemente una tienda de moda, Nineet, en la Plaza Gal.la Placídia.
Ingrid, izquierda, y Marina, que han abierto recientemente una tienda de moda, Nineet, en la Plaza Gal.la Placídia.Carles Ribas (EL PAÍS)
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La tienda se llama Nineet y ya ha tenido un tiempo de rodaje de venta online a través de Instagram. “Ha ido bien y representa el 70% de las ventas. Esta semana hemos abierto la web para que se vea mejor todo lo que tenemos”, añade Marina que apunta que ahora clientas que compraban online van a la tienda física. Las dos se metieron en el negocio porque les permite conciliar la vida laboral con la familiar. Se han organizado repartiéndose el horario y, a malas, tienen una rebotiga en la que pueden tener a los niños si se ponen enfermos.

No son solo pequeñas tiendas las que han dado el paso. Algunas empresas medias han crecido en los meses de pandemia. Es el caso de Facial Perfumerías que lleva 52 años en el mercado de la droguería y la perfumería con 45 tiendas en prácticamente todos los distritos de la ciudad, en el área metropolitana y otras ciudades catalanas. “Hace un año, con el confinamiento, muchas droguerías se acogieron a los ERTE y cerraron. Nosotros decidimos seguir. Es una empresa familiar y la pandemia nos pilló con músculo financiero para poder aguantar. Dentro de la empresa teníamos una pequeña división industrial de mascarillas, suficientes para proteger a la plantilla y soluciones hidroalcohólicas y guantes. Y tanto la empresa como los trabajadores decidieron trabajar”, apunta Sergi Martín, gerente de Bomari S.L que agrupa a la marca Facial Perfumerías.

Sus ventas se dispararon por internet con productos de belleza y peluquería. A finales del año pasado, se hicieron con seis tiendas de la cadena Balear que hizo concurso de acreedores. “Nosotros hemos crecido en la pandemia, antes teníamos 175 trabajadores y ahora somos 200”.

Hornos con vida extra

Otra historia bien distinta es la de una segunda vida de un horno panadería en la calle de Pau Claris que cerró como Forn Berenguer —después de 141 años de historia—en los primeros compases del confinamiento de 2020— y reabrió en junio como Forn Claris—aunque el nombre se lo acaban de poner ahora— por una iniciativa personal de Núria, hasta ahora de profesión agente inmobiliaria. “Lo sigo siendo porque esto no da para mantener tres sueldos”, explica. Fichó a Toni, un panadero que conoce el oficio, y a Netza, la dependienta. No lo tienen fácil porque a un centro sin visitantes y con pocos vecinos se le suma un competidor pared con pared con prácticas desleales como vender pan sin tener licencia para ello.

”Casi hemos empezado de cero pero con mucha ilusión. Yo conocía el horno de toda la vida y defiendo que las cosas se hagan bien. Y aquí se sigue horneando el pan de verdad”, explica. O los cruasanes, o los panetones o las tartas... Se han adaptado a demandas más actuales pero todo sale del mismo horno, un venerable Juan Ferre Matheu S. A. con su volante que gira la gran piedra y del que salen delicias como hogazas mezcla de harina de chía, de segol y de malta torrada. Y muchas cosas más.

Más cierres que aperturas en un año de covid

Una reciente encuesta de la entidad Comertia —que agrupa a medianas empresas familiares en Cataluña— apuntaba que desde el inicio de la pandemia por cada ocho comercios que bajaban la persiana por la crisis, cinco la subían por primera vez. En los 24 ejes comerciales agrupados en Fundació Barcelona Comerç, el último dato es que en enero pasado el índice de cierres era del 7,5% y de las aperturas no tienen constancia cierta hasta que los comerciantes no se asocian. En todo caso, en un panorama de crisis, que en un año se hayan abierto más de 1.700 negocios es una cifra que ha sorprendido en el sector. Según los datos del Ayuntamiento, los meses que concentraron más aperturas fueron los centrales del verano pasado, luego descendieron y han vuelto a repuntar a partir de febrero pasado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_