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Barcelona, la escuela que pudo ser y no fue

Una exposición en el Born destaca el papel de la revolución pedagógica que impulsó el Ayuntamiento en 1908

Aula de una escuela franquista dentro de una jaula.
Aula de una escuela franquista dentro de una jaula.Carles Ribas
Alfonso L. Congostrina

Batas a rayas azules y blancas, crucifijos, los niños aquí y las niñas allá, codos desgastados, castigos físicos, listados de reyes godos… Son los restos de la educación que recibieron la mayoría de españoles durante los casi 40 años de franquismo. El Ayuntamiento de Barcelona inauguró el pasado viernes en el centro cultural del Born la exposición Por una educación en libertad. Barcelona y la escuela 1908-1979 (hasta marzo de 2022) donde con una escenografía envolvente el visitante pasea por la evolución de la educación escolar en la capital catalana. Se trata de un paseo por los esfuerzos de la ciudad para beneficiarse de los proyectos educativos más ambiciosos y modernos con el objetivo de crear ciudadanos libres, pero que topó con los oscuros años del nacionalcatolicismo de franquismo.

Al atravesar la entrada, la exposición hace aterrizar al visitante en una callejuela del barrio del Raval a finales del siglo XIX; es una Barcelona saturada de habitantes y sin infraestructuras ni recursos necesarios para establecer un sistema educativo con la mínima calidad. La escolarización estaba reservada a las élites, o se circunscribía a los domicilios particulares.

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En 1908, una mayoría en el Consistorio barcelonés de fuerzas republicanas y catalanistas consiguió aprobar el Presupuesto Extraordinario de Cultura. El comisario de la exposición, Antoni Nicolau, advierte que este presupuesto olvidado para muchos “es el inicio de una educación revolucionaria”.

El visitante se cuela directamente en la sala de plenos del Consistorio de 1908 y comprueba cómo la aprobación de este plan transforma totalmente el sistema educativo. La reforma pone énfasis en una educación pública, gratuita, en catalán, con niños y niñas compartiendo aulas y, sobre todo, laica. “La exposición que hemos diseñado marca tres puntos. El primero es por qué al llegar los republicanos al Ayuntamiento hicieron este proyecto educativo tan ambicioso. El segundo punto es qué contenía el plan y por último, por qué fue un referente”, defiende Nicolau.

Tras la aprobación, el plan fracasó de forma traumática después de que las tensiones sociales desembocaran en la Semana Trágica en julio de 1909 y la posterior represión y fusilamiento de Francesc Ferrer i Guàrdia, el gran referente de las nuevas ideas pedagógicas y de la Escuela Moderna.

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En 1913, la creación de la Mancomunidad de Cataluña pone en funcionamiento algunas iniciativas educativas reformadoras. Aún así, poco tenían que ver con el proyecto ideado en 1908, ya que la educación de la Mancomunidad es conservadora y católica. Pese a ello, es entonces cuando se introducen dos programas de renovación pedagógica como son la Escuela del Bosc de Rosa Sensat y la Escola del Mar de Pere Vergés.

La gran transformación educativa llega con la Segunda República en 1931. Es entonces cuando se intenta recuperar los ideales del Presupuesto de 1908. El Ayuntamiento de Barcelona impulsó un plan para construir edificios escolares para albergar a más de 20.000 alumnos. Aún así, todo queda truncado tras el alzamiento militar. Durante la Guerra Civil, los dirigentes anarquistas y comunistas tomaron las riendas de una educación que debía estar al servicio de la revolución. Los principios de los Presupuestos de Cultura se incorporaron a la nueva pedagogía.

La exposición muestra dibujos de niños que pintan los bombardeos y los diarios de la entonces adolescente Pilar Duaygües: “Han vuelto a venir a las dos, cuando íbamos a poner la mesa. Primero hemos oído sirenas, hemos salido a la galería, he oído los aviones y al momento delante de nosotras se han levantado espumas del fuego de las bombas incendiarias, los adoquines, el techo de las casas, todo iba por el aire (…) ya creíamos que era el fin del mundo”.

El último de los escenarios recrea un aula franquista dentro de una jaula. Una imagen que muestra una educación en manos de la Falange y el clero, centrada en adoctrinar al alumnado en los ideales del régimen y en el catolicismo. Una educación que comenzó reprimiendo a los docentes y erradicando todas las experiencias renovadoras. El resultado fue la involución en el nivel educativo de la sociedad.

Hubo que esperar hasta mediados de la década de los años sesenta del siglo XX para que volvieran a surgir movimientos de renovación pedagógica e intentar recuperar los principios del Presupuesto Extraordinario de Cultura de 1908.

“No hemos hecho una exposición con carteles y texto colgando. Hemos conseguido una exposición totalmente inmersiva”, se enorgullece el comisario.

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