Las sanciones por ‘top manta’ caen un 70% en Barcelona en 2020
La Guardia Urbana interviene casi un 80% menos de artículos durante el año pasado
Las multas por venta ambulante cayeron de manera drástica durante 2020 en Barcelona a causa de la pandemia. La Guardia Urbana impuso en total 16.761 sanciones, lo que supone un 68,3% menos que el mismo periodo del año pasado (52.880). Uno de los colectivos afectados por la pandemia son los que se dedican al top manta, que han visto como la ciudad se ha vaciado de turistas, pero también los lateros, y otros grupos que venden de manera irregular en la ciudad. Las cifras también apuntan a un descenso de más de la mitad (51,8%) de las infracciones en general de la ordenanza de convivencia y civismo (35.546).
Los datos balance del año pasado, presentados en la pasada junta local de seguridad de Barcelona, muestran lo mucho que ha cambiado la ciudad desde que se decretase la alarma mundial por la pandemia de la covid. Con las restricciones en la calle, la caída del turismo y el cierre de todo tipo de ocio nocturno han descendido también en picado todas las sanciones que llevan aparejadas este tipo de actividades.
Si en 2019, a la que llegaba el buen tiempo, se repetían los dispositivos en contra de la venta ambulante que involucraban a todos los cuerpos policiales, el año pasado este tipo de economía sumergida a duras penas sobrevivió. Además de la disminución de las sanciones por venta ambulante, lo muestra la reducción del 79,3% de los decomisos: de 1.086.759 productos intervenidos en 2019 a 224.869 en 2020.
La pandemia ha obligado a muchas personas que se dedicaban al top manta —unos 700 aproximadamente, en una cifra que varía entre invierno y verano— a dedicarse a la recogida de la chatarra en la ciudad. Otros, han intentado trabajar en la campaña de la fruta en Lleida y en otros municipios. El Sindicato de Manteros denuncia la precariedad a la que se ven abocados.
Otro de los indicadores que muestran el cambio radical en la forma de vida de la ciudad es la reducción también de la actividad de los lateros: esas personas que se pasean por el centro de la ciudad a todas horas ofreciendo cervezas u otras bebidas. Los decomisos de latas por parte de la Guardia Urbana cayeron un 73,4%, de 379.309 en 2019 a 100.932 el año pasado. En las pocas ocasiones en época pandémica que se han podido ver a vendedores ambulantes de bebida ha sido en las manifestaciones por la libertad de Pablo Hasél, o en alguna otra concentración.
Del resto de indicadores de Barcelona —más allá de la caída del 41% de los delitos— el más llamativo es el incremento de las sanciones administrativas en un 503% (106.534), lo que se explica por las multas debido al incumplimiento de las medidas impuestas por la covid. Con ellas también han crecido un 65,6% las identificaciones de personas en las calles (345.840).
La nueva preocupación en la ciudad con la llegada del buen tiempo en pandemia es la acumulación de gente en los espacios públicos, sobre todo las horas antes del toque de queda nocturno. La Guardia Urbana y los Mossos dedican patrullajes conjuntos en las zonas donde se reúnen más personas, como son la plaza del MACBA o el barrio del Born. Además, la Guardia Urbana ha creado un grupo específico para trabajar los espacios públicos, formado por 16 agentes.
Desde su nacimiento, en noviembre, han realizado 2.088 puntos de control de paso, han impuesto 302 actas por consumo de estupefacientes, 2.157 denuncias por incumplimientos de las medidas covid, 1.709 por infracción de las ordenanzas municipios, 181 intervenciones contra el patrimonio y la salud pública, y han detenido a 48 personas por diversos ilícitos penales.
Más maltrato y atentado a la autoridad
El balance delictivo de 2020 en Barcelona es positivo, con un 41% de delitos, a causa de la covid. Pero dos tipologías concretas sí han registrado un aumento: los malos tratos y los atentados a la autoridad. El maltrato en el ámbito del hogar creció un 8,5%, con 1.421 denuncias durante 2020. También lo hicieron las amenazas, con un aumento del 3,1%. La policía lo atribuye al “aumento de tiempo de convivencia” debido al confinamiento. En el caso de los atentados a la autoridad, resistencia y desobediencia crecieron un 26,6% en la ciudad. Los Mossos lo achacan a la pandemia y las situaciones de incumplimientos de la norma que derivan en enfrentamientos.
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