Illa marca un perfil más agresivo frente al bloqueo de la investidura de Aragonès

La frialdad aséptica de Salvador Illa como ministro de Sanidad ya es el pasado. La moderación en el discurso del político que tuvo que hacer frente a la pandemia de la covid-19 ha dado paso a un diputado de retórica más agresiva que ha asumido el rol de ariete contra el independentismo.

Illa dejó a un lado el martes en el parlamento catalán la cortesía del primer debate de investidura para acusar al candidato de Esquerra Republicana (ERC) a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès, de mentir y de fracturar Cataluña: “Ustedes vuelven a caer en el engaño de un planteamiento unilateral disfrazado de unos derechos ficticios que excluyen a la mitad de la sociedad catalana, haciendo más grande la brecha de la división en nuestro país y debilitando la cohesión social que necesitamos”.

El estilo batallador de Illa no es nuevo; ya marcó el mismo guion durante la campaña electoral. Como veterano dirigente socialista en Cataluña, antes de ser ministro, también interpelaba con mensajes contundentes al nacionalismo catalán. Ello no le impedía ser el hombre del PSC encargado de negociar los pactos de poder a distintos niveles de la administración, desde el apoyo de ERC al Gobierno de Pedro Sánchez al acuerdo para la presidencia de la Diputación con Junts per Catalunya. Illa subraya que cada institución es un mundo y él, como ganador en votos de las pasadas elecciones autonómicas, está legitimado para gobernar. Su problema es que solo plantea hacerlo con el apoyo de En Comú Podem: con ERC rechazó formar Gobierno. Por su lado, los republicanos firmaron un documento junto al resto de formaciones independentistas con el que se comprometían a no dar ningún apoyo al PSC para que entre en el ejecutivo catalán.

Illa y su equipo han rechazado por activa y por pasiva la posibilidad de votar a favor de Aragonès como presidente de la Generalitat a cambio de que este modere su proyecto independentista y de que Junts no esté en el Govern. El líder del PSC cree, por el contrario, que si los socialistas catalanes han cometido algún error en los últimos años, es el no haber sido más beligerantes con el nacionalismo catalán. “Mi partido debería haber condenado con más contundencia la deriva independentista, y debería haberla combatido con más firmeza intelectualmente”, afirmó en una entrevista en febrero con EL PAÍS.