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Laura Borràs presidirá el Parlament de Cataluña con el apoyo de ERC

El inicio de la legislatura catalana se despeja con un pacto para aislar a Vox suscrito por independentistas, socialistas y comunes

Pere Aragonès conversa con Laura Borràs (Junts) tras finalizar la conferencia que pronunció el pasado jueves.
Pere Aragonès conversa con Laura Borràs (Junts) tras finalizar la conferencia que pronunció el pasado jueves.Albert Garcia

La ejecutiva de Junts per Catalunya ha validado esta tarde que la diputada y exconsejera de Cultura Laura Borràs sea la nueva presidenta del Parlamento de Cataluña, que se constituye este viernes. El partido de Carles Puigdemont ha recalcado que el nombramiento se inscribe en la negociación con Esquerra para encarrilar la legislatura. Los republicanos, de hecho, ya habían avanzado con antelación que respetaban el pacto tácito entre las dos fuerzas mayoritarias del independentismo que consiste en que al partido más votado le corresponde la presidencia de la Generalitat y al segundo, la del Parlament. La CUP ha mostrado sus reservas con el nombramiento de Borràs, imputada por un caso de corrupción, pero ha adelantado que su formación garantizará que la mayoría de la mesa sea independentista, así como el presidente de la misma.

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Junts ha difundido un comunicado que recalca que el acuerdo se ha fraguado tras cuatro semanas de trabajo con Esquerra y en el que excluye y no cita a la CUP. La nota, que propone también al diputado Jaume Alonso-Cuevillas para integrar la mesa, dice que las dos fuerzas se conjuran para cerrar las bases estratégicas de la legislatura del “52%” independentista así como las prioridades del plan de Gobierno y la estructura del mismo que culminen en la investidura de Pere Aragonès el 26 de marzo. ERC suma 33 escaños y Junts, 32 y, por tanto, necesitan al menos tres de los nueve votos de la CUP para ligar la investidura.

Pese a que suele izar la bandera de que es un partido sin casos de corrupción, Esquerra ha mantenido silencio sobre la idoneidad de Borràs, a diferencia de la CUP. Los anticapitalistas han mostrado esta mañana su “inquietud” y “preocupación” por la entonces eventual —en ese momento aún no era oficial— elección de Borràs debido a la investigación judicial de la que es objeto. El diputado Carles Riera ha interpretado que el caso de Borràs forma parte de la “causa general contra el independentismo”, pero que a la vez el origen de la presunta irregularidad puede estar en una mala praxis. “No nos podemos permitir una sombra de duda”, ha afirmado.

Con el acuerdo in extremis, las tres formaciones han garantizado la composición de la Mesa, pero lanzan sombras sobre el pacto de gobernabilidad. La CUP acusó este miércoles a Junts de llevar las negociaciones al “límite” y hoy les ha tachado de “temerarios”. El partido de Puigdemont no ha comunicado formalmente a la CUP el nombre de su candidata. Los anticapitalistas consideran que es casi insólito que solo ellos hayan puesto sobre la mesa el nombre de un aspirante al cargo, el del diputado Pau Juvillà. “No podemos definir el sentido de nuestro voto. El único candidato que se conoce es Juvillà”, ha dicho Riera.

ERC tampoco ha facilitado la identidad de los diputados que estarán en la mesa. En el comunicado, han explicado que el acuerdo consiste en que los republicanos asumirán una de las dos vicepresidencias y que “facilitarán la elección de una secretaría” para los anticapitalistas. El acuerdo global de Govern sigue pendiente y los republicanos esperan continuar con los acercamientos para cerrarlo “en los próximos días”. El plazo para el primer debate de investidura es el viernes 26.

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El reglamento del Parlament establece que el presidente de la Cámara es elegido en primera vuelta con una mayoría absoluta de votos (68) y en segunda vuelta, con mayoría simple (más votos a favor que en contra). Riera no ha descartado que la CUP aplique la “geometría variable” en las votaciones como la siguiente: que la CUP no vote “sí” a Borras —aunque no entorpezca su nombramiento—, pero que ERC y Junts voten a Juvillà en una plaza para una de las cuatro secretarías. “El objetivo de que la mesa sea independentista se puede asumir con aritméticas y geometrías diversas. Esperamos que, como nosotros, actúen con responsabilidad y compromiso”, ha dicho.

El expresident Carles Puigdemont, que sostuvo que Borràs podría ser una gran presidenta del Parlament o de la Generalitat, renunció ayer a su escaño y su acta la recogerá Gloria Freixa después de que el exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, haya decidido no ocupar su plaza. Borràs todavía —o al menos Junts no lo ha anunciado— no ha retirado su acta del Congreso al ser incompatible ser diputado de las dos cámaras de forma simultánea. El exconsejero Lluís Puig Gordi, huido de la justicia española en Bruselas, votará de forma delegada.

El órgano cuenta con siete plazas —presidencia, dos vicepresidencias y cuatro secretarías— y la previsión del independentismo es que refleje la mayoría absoluta que existe en el hemiciclo con dos plazas para los partidos grandes y uno para la CUP y otros dos para el PSC. La gran incógnita será al final el reparto de las cuatro secretarías. Salvador Illa, líder del PSC, ha afirmado que “no le sorprende” la tardanza de las tres fuerzas independentistas en alcanzar un acuerdo y ha confirmado que presentarán la candidatura de Eva Granados para presidir la Mesa. “Veremos qué pasa”, ha dicho en Rac1.

Un decálogo para intentar neutralizar a Vox

También 'in extremis', los partidos independentistas, el PSC y En Comú Podem (115 diputados de 135) han cerrado un decálogo para poner freno al discurso y la acción política de Vox en el Parlament. Sin mencionar el nombre del partido, el documento propone “establecer los acuerdos necesarios para impedir la presencia de la extrema derecha en la Mesa del Parlament” y en otros órganos rectores. Ciudadanos y PP no han suscrito el pacto.

Vox es la cuarta fuerza de la cámara con 11 diputados, pero no se les citará para representar al Parlament en los actos institucionales. La mayoría de grupos se han comprometido a no firmar las propuestas de resolución de Vox y evitarán que se aprueben las que impulse en solitario.

El plan es pionero. El PSOE y Unidas Podemos intentó ponerlo en marcha en el Congreso, sin éxito ante el rechazo del PP y Ciudadanos. Al final, los populares presentaron una fórmula para bloquear a los de Santiago Abascal de la mesa del Congreso, pero implicaba que el PSOE perdiera una de las sillas a las que aspiraba. Los socialistas no aceptaron y Vox tiene una secretaría en las Cortes.



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