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El PSC eleva a 1.100 millones el gasto superfluo y de “propaganda” de la Generalitat

Ciudadanos estima en 900 millones de euros las partidas innecesarias o destinadas al ‘procés’ en los presupuestos del gobierno catalán

Cristian Segura
Sede del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información de la Generalitat, CTTI, en L'Hospitalet de Llobregat.
Sede del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información de la Generalitat, CTTI, en L'Hospitalet de Llobregat.© Marcel·lí Sàenz

El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) ha elaborado un estudio que cifra en como mínimo 1.100 millones de euros el ahorro que puede conseguir en los presupuestos de la Generalitat reduciendo partidas duplicadas, sueldos excesivos, gastos superfluos derivados de las llamadas “estructuras de estado” y también suprimiendo propaganda a favor de la independencia. El objetivo de los socialistas catalanes es que el futuro Gobierno catalán cierre este grifo para ganar recursos en otros ámbitos.

El candidato del PSC, Salvador Illa, aseguró en febrero en una entrevista con EL PAÍS que el partido había detectado que el ejecutivo catalán destinaba “1.000 millones a propaganda” a favor de la independencia. Francesc Trillas, secretario de economía y hacienda del PSC, matiza que este montante no corresponde únicamente a lo que en su partido entienden como propaganda. Algo parecido sucedió durante la campaña electoral de las recientes elecciones autonómicas cuando el candidato de Ciudadanos (Cs), Carlos Carrizosa, denunció que la Generalitat gastaba 900 millones de euros en “chiringuitos”, refiriéndose de esta manera a lo que el expresidente de la Generalitat Artur Mas bautizó en 2012 como estructuras de estado, es decir, entes públicos autonómicos que deben actuar como si fueran organismos de un Estado. El economista de Cs José María Cano también concede que estos millones no responden solo a gastos para promover la independencia, aunque sí sería la partida principal.

Cs coincide con el PSC en numerosos objetivos de ahorro, aunque el plan de los socialistas es más detallado. Un punto en el que hay coincidencia entre ambas formaciones: los sueldos de los altos cargos deben reducirse. El documento del PSC indica que los presupuestos catalanes dedican 1.466 millones de euros a la esfera de la dirección y administración de la Generalitat, un 4,6% del total de las cuentas del Govern. El objetivo del PSC es que este porcentaje se reduzca al 3,5%, hasta los 1.120 millones, rebajando, entre otras, las retribuciones para altos cargos políticos. Los presupuestos de 2020 de la Generalitat elevan los gastos en dirección y administración general a más de 1.800 millones ­−es decir, más de los 1.466 millones que ha contabilizado el PSC−, de los cuales, 120 millones están dedicados al funcionamiento de la alta dirección administrativa y del propio ejecutivo.

Illa anunció durante la campaña que es partidario de reducir un 30% el sueldo del presidente de la Generalitat. El jefe del ejecutivo catalán percibe 153.250 euros brutos anuales, casi el doble que el presidente del Gobierno. Los consejeros de la Generalitat también ganan más que Pedro Sánchez o que el vicepresidente Pablo Iglesias: si el primero gana 84.845 euros brutos anuales y el segundo, 79.746, los consejeros catalanes ingresan 115.000 euros. Más de 180 cargos públicos del gobierno catalán ingresan más de 84.000 euros anuales, según un recuento de 2020 del portal Verificat. El PSC votó el pasado diciembre en la cámara autonómica en contra de una moción que proponía reducir un 14% la retribución de los altos cargos de la Generalitat.

Exceso de organismos participados

El PSC también señala que el Gobierno catalán debe reducir el número de organismos públicos y entidades en las que participa. Trilla detalla que la Generalitat tiene 359 entes públicos, 102 más que la comunidad autónoma que le sigue, Andalucía, y 203 más que la tercera en el ranking, el País Vasco. “Es normal que tenga un número elevado, teniendo en cuenta que es una comunidad con una cultura y una lengua propia, pero creemos que actualmente es excesivo porque hay evidentes duplicidades”, dice Trillas. Para el PSC hay ejemplos claros de instituciones de las que debe retirarse la Generalitat, o que deben replantearse: la Agencia de Ciberseguridad de Cataluña (CESICAT), el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI), la Oficina Antifraude o el Diplocat, la agencia de diplomacia internacional de la Generalitat.

Los socialistas catalanes encuentran desproporcionado que el CTTI tenga una plantilla de 398 personas y un presupuesto de 517 millones de euros, un 81% más que en 2010. El CTTI es la empresa pública responsable de los servicios informáticos y de telecomunicaciones de la Generalitat. El Diplocat, un órgano que ha sido motivo de polémica durante los años de la carrera unilateral independentista, también está bajo los focos del PSC y de Ciudadanos. Trillas confirma que el presupuesto para política exterior es menor, 18 millones de euros -entre estos, además de los 2 millones específicos para el Diplocat, se incluyen las participaciones en instituciones estatales como Casa Asia, Casa América o en el Instituto Europeo del Mediterráneo. El responsable económico del PSC avisa que el Departamento de Relaciones Exteriores cuenta también con 28 millones para subvenciones que pueden estar solapándose con la función que ya llevan a cabo entidades de proyección internacional como Acció −para empresas−, la Agencia Catalana de Turismo o la empresa de promoción industrial Avançsa.

La Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) es uno de los sectores donde el PSC considera que hay un exceso flagrante de gastos. El presupuesto de la CCMA para 2020 eran 240 millones de euros, con TV3 como mascarón de proa y una plantilla de 2.300 personas. Según Trillas, esto equivale a un tercio de todas las televisiones autonómicas sumadas, y 100 millones de euros más que la radiotelevisión vasca (EITB). Otra partida de gasto que puede modificarse, según el PSC, son los 555 millones de euros que paga la Generalitat en alquileres y cánones de uso. De estos, casi la mitad proceden del alquiler de terrenos, inmuebles y otros tipos de edificios. El PSC considera factible reducir esta cifra en 100 millones en los próximos cuatro años.

El análisis más profundo que queda por hacer de las arcas públicas catalanas son los 4.286 millones de euros en subvenciones para personas y entidades sin ánimo de lucro, y los 899 millones para empresas privadas que ha contabilizado el PSC. “¿Están todas justificadas?”, pregunta Trillas, y pone como ejemplo los cerca de 700.000 euros que recibe de la Generalitat, mediante convenio, la Plataforma per la Llengua, una organización de promoción del catalán, pero también de denuncia de establecimientos que no utilizan adecuadamente la lengua. Esta cantidad parece desproporcionada, opina Trillas, en comparación con los 925.000 euros que ingresa del Departamento de Cultura una entidad centenaria y de actividad académica tan relevante como el Institut d’Estudis Catalans.

Los “chiringuitos” de Cs

Ciudadanos ha sido la formación más beligerante en el parlamento catalán en lo que la formación capitaneada por Inés Arrimadas ha llamado de forma recurrente los “chiringuitos” del independentismo. El ahora exdiputado José María Cano –Cs cayó en las pasadas elecciones de 36 a 6 escaños– enumera algunos de los organismos que consideran que deben ser eliminados por su vinculación con la estrategia independentista: la agencia de relaciones internacionales Diplocat, la Oficina de Derechos Civiles y Políticos, el Comisionado para el Despliegue del Autogobierno, el Consejo Nacional de la Juventud, la Agencia de Ciberseguridad de Cataluña y el Centro de Estudios de Temas Contemporáneos. Cs también considera imprescindible eliminar las oficinas de los expresidentes de la Generalitat.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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