Toni Ferragut gana el premio Rahola por sus fotografías en el Hospital Trueta de Girona

“Durante la cobertura de la pandemia se ha ido buscando reflejos con la idea de poder mostrar el imaginario de la nueva realidad acontecida. Esta, sobrecogedora y visualizada casi como un espejismo paralelo, sale del relato cronológico para documentar instantes del rastro de su azote”. Así presentó el fotoperiodista Toni Ferragut, colaborador de EL PAÍS, la fotografía que este jueves por la noche ha obtenido el premio Carles Rahola en la categoría de fotoperiodismo y que apareció publicada en este diario el pasado 24 de noviembre en una fotogalería en la que se mostraba la actividad frenética en el Hospital Josep Trueta de Girona durante la segunda ola de la pandemia del coronavirus. “A nivel personal”, explica el fotógrafo, “me siento más feliz, si cabe, porque este año la participación ha sido de las más elevadas”. Los galardones son convocados desde 2010 por la Diputación de Girona y la demarcación gerundense del Colegio de Periodistas de Cataluña.

FOTOGALERÍA: Un hospital sin tregua contra la covid-19

Ferragut fue el primer fotógrafo que consiguió entrar en el hospital de referencia de las comarcas de Girona. “Agradezco la colaboración de la periodista Jessica Mouzo, porque no era fácil acceder al hospital”, dice el premiado. “Desde el diario se había podido hacer fotos en el Hospital del Mar y en el Vall d’Hebron, en Barcelona, pero en Girona todavía no había entrado ningún fotógrafo”. Es el resultado de meses reflejando la pandemia desde todos los puntos de vista posibles: “En la serie de cuatro fotos que presenté al premio [Reflejos del azote de la covid], además de la que ha ganado, había otra de la misma fotogalería y dos más, una sobre cribajes masivos en Banyoles y otra de una visión nocturna, desértica, desde una ventana”.

La foto ganadora juega con el reflejo a nivel físico y a nivel metafórico. Se ve a un enfermo de covid de la quinta planta del hospital reflejado en la plancha metálica de la puerta de su habitación, mientras una enfermera controla sus constantes y otra está saliendo del cuarto. “El enfermo está iluminado por la luz des la ventana y se le ve perfectamente la cara, razón por la cual nos pidieron desde el hospital que difumináramos su rostro al editar la foto”, cuenta Ferragut.

Al recoger el premio, dotado con 1.000 euros y la estatuilla de Rahola, Ferragut quiso romper una lanza en favor de los valores de su profesión y criticó la precariedad (”un modelo desleal e insostenible que ha venido para quedarse”) y el intrusismo.