La desescalada británica anima las reservas en la Costa Brava

La desescalada británica se ha recibido en la Costa Brava con optimismo, pero el sector, que mantiene la cautela y prefiere no cuantificar las reservas, está a la expectativa. Muy cerca está el varapalo del pasado verano. Los tour-operadores británicos han hecho saber a los empresarios turísticos, sobre todo de la zona de Lloret de Mar (Selva), que las reservas están creciendo a buen ritmo y que se prevé que aumenten a partir de que puedan volar, calculan que en junio. Tienen reservas, pero básicamente son las de Semana Santa, que se han retrasado unos meses.

En la Costa Daurada, el presunto desembarco del turismo británico genera tanta ilusión como prudencia. Mientras esta clase de turista tiene más incidencia en esta Costa, en el litoral gerundense anhelan la apertura de la frontera con Francia. Desde el Grupo Costa Brava Centro, su gerente Judith Lloberol, explica que “el anuncio de la desescalada británica es una buena noticia, pero hay mucho camino por recorrer y la primavera está perdida”. Apunta que muchos hoteles no se plantean abrir hasta junio. En Lloret los británicos son un 17% del 1,4 millón de turistas. Desde la Federación de Hostelería han pedido a la Generalitat un calendario de apertura porque “abrir un hotel necesita un proceso”. Recuerdan que hay alojamientos cerrados desde octubre de 2019.

Tanto el presidente de la Asociación de Campings de Girona, Miquel Gotanegra, como la vicepresidenta de la Asociación Turística de Apartamentos Costa Brava-Pirineu de Girona (ATA), Esther Torrent, valoran como “una brizna de esperanza” que Reino Unido permita los viajes internacionales a partir del 17 de mayo, aunque también consideran que “hasta dentro de unos días no se podrá disponer de datos y saber si el anuncio ha hecho aumentar la demanda”.

“Es demasiado pronto para tener datos fiables”, coincide Xavier Guardià, responsable de relaciones institucionales de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de Tarragona (FEHT). La Costa Daurada también ha sufrido un fuerte varapalo por los efectos de la pandemia. La temporada pasada operó con un 63,8% menos de plazas disponibles y el descenso de la facturación fue del 93,4%.