TV3 sermonea con la cultura

Esta semana, TV3 ha hecho una campaña en favor de la cultura que es como una que podría hacer a favor de que los niños se lavaran los dientes. Consiste principalmente en la intervención durante los telediarios de personas vinculadas al sector definiendo y elogiando los beneficios de la cultura. En plena pandemia, y empezando por la actual consejera de Cultura, la metáfora que más se impone a la hora de hablar de cultura es que resulta saludable. Que la cultura es segura se dice para sostener un trato más indulgente con la apertura de teatros, cines o salas de conciertos, tanto en aforo como en horarios. Es un eslogan táctico. Pero que es saludable, idea que comparto si se la despoja de ocurrencias coyunturales, casi que la equipara, en la situación actual, a las vacunas.

La gran paradoja, pero, es que TV3, que se abre a un interminable sermoneo sobre la cultura, apenas la muestra y etiqueta como culturales productos de extensión agropecuaria como El bolo. Tanto enseñar preocupación por la cultura, al final resulta farisaico. Si tan preocupada está TV3 por la cultura... en lugar de multiplicar este tipo de epístolas a los infieles, lo que tendría que hacer es producir más cultura y exhibirla más todavía. Pero TV3 tiene miedo a la cultura si no la presenta masticada y que no tenga ninguna dificultad. Por ejemplo, la selección cinematográfica. Mayoritariamente programa trastos que, encima, tienen un pobre atractivo comercial. En este sentido son canales mucho más valientes La 2 de TVE o betevé, la municipal de Barcelona. En el caso de la barcelonesa, a una convicción cinéfila se añade, por ejemplo, que las películas en blanco y negro –expulsadas de las televisiones generalistas- son más baratas. Sea por la razón que sea, en estos dos canales puedes encontrar una dignísima oferta cinematográfica que TV3 no cultiva.

Con el confinamiento, festivales y salas de teatro han hecho una apuesta inteligente por la oferta en internet. A unos precios, encima, sensatos y, en algunos casos (el archivo de montajes de Temporada Alta) prácticamente regalados. El TNC y el Lliure, entre otros, tienen una oferta digital sobre la programación de la temporada. Por qué TV3 se resiste tanto a hacer teatro o emitir montajes ajenos con una retransmisión que podría buscar su propio lenguaje? Sería una manera de hacer país. Y de la música no hace falta ni hablar

Lamentablemente, hacer país para la Corporació solamente se entiende como gratificación a determinadas opciones ideológicas. Una posición que empieza a cansar a sectores del mismo independentismo. Preocupa que solamente un 14% de su audiencia más fiel no se defina como independentista. Una televisión como ésta, escribía ya hace tiempo un independentista, no es deseable para el país. Hace unos días, el empresario cultural Oriol Soler, que VilaWeb en la entrevista que publica presenta como “el hombre presente en la sala de máquinas del 9-N, de Junts pel Sí y del Primer d’Octubre”, afirmaba que “nos tendría que caer la cara de vergüenza” porque TV3 no emita para la mitad de la sociedad catalana. Desde la misma TV3, en un Sense ficció de septiembre de este año, Lluís Caelles, del Comité Professional, reconocía que ante la carga emocional que traía el procés “a nosotros nos faltó ir cuestionando todos los relatos que se nos ponían delante”.

La cultura, diversa y poliédrica por definición, es saludable y también lo sería en TV3... y para TV3.