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Primera encuesta a sin techo en época covid: “Si tuviera trabajo, tendría dónde vivir. Y lo tendría todo”

La fundación Arrels hace el primer recuento de personas que viven a raso en Barcelona durante la pandemia e indica que la pobreza ha crecido

En la imagen, voluntarios de la fundación Arrels realizan la encuesta a una persona sin hogar en Poblenou. FOTO / VÍDEO: Gianluca Battista
Alfonso L. Congostrina

“Lo que más necesito es un trabajo. Si tuviera trabajo, tendría un lugar donde vivir. Y lo tendría todo”. Así de tajante se mostraba este jueves Mohamed Adsu, marroquí de 45 años que duerme desde hace meses en una de las entradas del Museo Can Framis del barrio de Poblenou, en Barcelona. Adsu fue uno de los sin techo que accedió a contestar la encuesta que la Fundació Arrels, dedicada al cuidado de la gente sin hogar, ha realizado la noche de este jueves en todos los barrios de la capital catalana para comprobar, no solo el número de personas que duerme al raso en la ciudad, sino en qué situación han quedado desde que comenzó esta crisis sanitaria.

Arrels se marcó un objetivo que verbaliza su director, Ferran Busquets: “Tenemos que conocer la realidad de las personas que viven en la calle y ver cómo les está afectando la covid”. 750 voluntarios peinaron entre las 20.00 y las 23.00 de este jueves toda la ciudad en busca de sin techo. El último censo que realizó la entidad, en mayo, ya alertaba de que más de 1.200 personas duermen a diario en las calles de Barcelona. Pero esta vez se ha añadido una batería de preguntas sobre si durante los últimos meses “se han sentido desinformados, han tenido miedo, cómo han llegado a dormir en las calles…”.

Los datos se analizarán en los próximos días, pero Arrels ya hace meses que tiene indicios para asegurar que la pobreza no solo se ha cronificado sino que ha crecido. “Los equipos de Arrels se han dado cuenta de que, en los últimos meses, las personas llegan mucho más rápido a la calle. Hay quien ha perdido el trabajo, familias a punto de quedarse sin nada, los servicios sociales colapsados… El espacio que se habilitó en la Fira de Barcelona creemos que no era el más idóneo, pero ha frenado la llegada a la calle, ahora, sin esos espacios veremos lo que pasa”, lamenta Busquets. Los equipos de Arrels han constatado que, además de los obstáculos habituales, los toques de queda y los confinamientos han generado “miedo” en las personas sin hogar. “Las administraciones tienen que hacer algo para resolver este problema. La solución solo puede ser la vivienda. Cualquier otra solución solo será un parche”, sentencia el director de la entidad.

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Isabel Cruz y su hermano Rafael son dos de los voluntarios que este jueves han recorrido la zona de Poblenou. “Solo este par de manzanas”, destaca Isabel. La coordinadora de la zona norte de Poblenou es Marie Decool, que con una bicicleta va de punta a punta asistiendo a los 16 voluntarios que tiene bajo su cargo. Isabel lleva seis años en el equipo de calle de Arrels y hace seguimiento a varios sin techo. “El número de personas que viven en la calle no desciende y los recursos cada vez están más tensionados. Desde el estado de alarma cada vez hay más gente durmiendo en la calle, dedicados, sobre todo, a la recogida de chatarra”, lamenta Isabel. “En esta zona hay muchas personas durmiendo al raso, tenemos a varias localizadas y vamos a intentar realizar la encuesta”, explicaba Rafael antes de comenzar.

Los dos hermanos comienzan a peinar la zona. Las directrices son claras: si hay alguien dormido no hay que despertarlo. Justo en las puertas del Museo Can Framis, cuatro hombres duermen entre cartones. Mohamed Adsu aún está preparando una especie de chabola con cartones y sábanas. Lleva seis años durmiendo en la calle. Vino de Marruecos en 2001 buscando trabajo y lo encontró, primero en Igualada y después en Terrassa. Pero hace seis años se quedó sin nada. Sobrevive buscando chatarra. No ha dormido ni un solo día en albergues. No teme el toque de queda.

“¿Has tenido síntomas de covid? ¿Te han hecho alguna PCR?”, pregunta Isabel. La respuesta es negativa, de hecho parece que Mohamed no sabe de lo que le están hablando. Durante la pandemia le han denunciado por beber alcohol en la calle y cree que no tiene apenas derecho a nada. No está empadronado en Barcelona. Can Framis es un buen lugar donde esconder cartones y mantas para luego taparse por la noche. “Aún así, hay que tener cuidado porque los martes y jueves limpian y te puedes quedar sin nada”, advierte Adsu. Sus compañeros están durmiendo y los hermanos Cruz no los despiertan, pero los geolocalizan con una aplicación de la entidad. El resto de grupos siguen trabajando y buscando en las calles de la ciudad a personas que noche tras noche duermen al raso en esta parte de Barcelona.

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