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MÚSICA CLÁSICA

La soprano Mercedes Gancedo cierra con éxito el ciclo de verano del Palau

El templo modernista seguirá apostando por los músicos locales en su próxima temporada

La soprano Mercedes Gancedo, durante un concierto.
La soprano Mercedes Gancedo, durante un concierto.

La canción es un género musical que soporta mal los excesos. No los hubo en la última velada del ciclo de conciertos de verano del Palau de la Música Catalana, protagonizada el martes por la soprano Mercedes Gancedo y la pianista Beatriz Miralles. Desde la complicidad absoluta, la soprano argentina, afincada en Barcelona, y su acompañante habitual en el terreno del lied y la canción, primaron la musicalidad, el equilibrio y la naturalidad en un programa de conocidas canciones argentinas y de cabaret que interpretaron con gracia, encanto lírico y bien calibrado sentido teatral.

Asistir a un concierto en tiempos de pandemia exige lógicas precauciones y en el Palau no se escatiman controles de seguridad ni medidas preventivas contra la covid-19. Desde el control estricto del aforo (un tercio) y el uso obligatorio de mascarilla a medidas extraordinarias para garantizar que el templo modernista sea un espacio libre de coronavirus: máquinas de desinfección de ozono, purificación de aire, alfombras desinfectantes... Y este ciclo de verano ha sido un eficaz banco de pruebas de cara a la nueva temporada 2020-21.

Una nueva temporada que, curiosamente, comienza con una nueva edición del concurso que Gancedo y Miralles ganaron hace tres años, El Primer Palau, un ciclo de conciertos y, a la vez, concurso y plataforma de jóvenes intérpretes que este año celebra su 25 aniversario. El primer concierto de su nueva edición abrirá la nueva temporada el próximo 16 de septiembre (18 horas). Tres horas después, tendrá lugar una segunda cita, ya en el marco del ciclo Palau Cambra (21 horas), una velada liederística en colaboración con el Festival Life Victoria consagrada a los Valses amorosos, de Johannes Brahms, a cargo de la soprano Marta Mathéu, la mezzosoprano Gemma Coma-Alabert, el tenor David Alegret, el barítono Joan Martín-Royo y los pianistas Jordi Armengol y Francisco Poyato.

Cerrar un ciclo de verano y abrir la próxima temporada apostando por la cantera propia reafirma el compromiso del Palau con los músicos locales y los nuevos valores en tiempos laboralmente muy precarios para la música. De hecho, esa apuesta forma ya parte de la filosofía artística de una sala que, a pesar de las circunstancias, no pierde su encanto.

Tras pasar los controles, la visión de una sala mediovacía, la distancia entre espectadores y el uso de las mascarillas (apenas dos o tres espectadores dejaron de usarla tras las primeras canciones) indica que seguimos en plena lucha contra la covid-19, pero cuando empieza el concierto, la atmósfera única del Palau invita a disfrutar con emoción el placer de la música.

Se disfrutó con naturalidad el arte de la canción en un variado programa que Gancedo y Miralles abrieron con cinco canciones de Carlos Guastavino. La dicción clara, el acento natural, la emisión limpia y la delicadeza de la soprano permitió saborear la dulzura melódica de unas canciones -entre ellas Pampamapa y La rosa y el sauce- con alma y personalidad propia. El programa, de una hora de duración, continuó en tierras argentinas con una muestra del mejor Alberto Ginastera, la Canción al árbol del olvido y las Cinco canciones populares argentinas, con un tratamiento ritmo más audaz y un juego de contrastes que recrearon con gran acierto expresivo.

Tras una cortísima pausa técnica, la velada cambio de aires con una selección de canciones de cabaret más cerca del mundo de los salones y cafés de París y los neones de Broadway que del cabaret berlinés puro y duro. De hecho, el único Kurt Weill del programa, la conocida Speak low, pertenece al musical One Touch of Venus. No faltaron clásicos como La diva de l´Empire, de Erik Satie, o Le chemin de l´amour, de Francis Poulenc, junto a canciones menos conocidas, pero muy jugosas, de Benjamin Britten y William Bolcom.

Sin excesos, jugando con la ironía, el humor y su morbosa teatralidad, Gancedo llevo estas canciones a su terreno, muy lírico, subrayando detalles sutiles y explotando su vena teatral. Como única propina, la divertida Piccola Serenata, de Leonard Bernstein, cerró una velada deliciosa.

Tras su regreso al Palau, Mercedes Gancedo asumirá el papel de Inés en la versión de concierto de Il trovatore, de Verdi, que ofrecerá el Liceo los días 1 y 4 de octubre, con Anna Netrebko, Yusif Eyvazov, Ludovic Tézier, Olkka von de Damerau y el debút en el coliseo barcelonés de Gustavo Dumamel. Antes, el famoso director venezolano regresará al Palau para dirigir la Novena de Beethoven al frente de la Mahler Chamber Orchestra, el Orfeó Català y el Cor de Cambra del Palau.

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