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Los Auténticos Independentistas

Después de años persiguiendo la unidad del independentismo, que llegó al súmmum con Junts pel Sí en 2015, esa unidad se resquebraja tanto en el “ámbito nacional” como en el de derecha-izquierda

Albert Branchadell
Àngel Colom y Pilar Rahola el 10 de octubre del 1996, después de comunicar que dejaban ERC.
Àngel Colom y Pilar Rahola el 10 de octubre del 1996, después de comunicar que dejaban ERC.Tejederas

El 8 de octubre de 1996 un pequeño terremoto sacudió el sistema partidos políticos catalán. Aquel día, el secretario general de Esquerra Republicana, Àngel Colom, acompañado de Pilar Rahola, por aquel entonces única diputada republicana en el Congreso y teniente de alcalde de Barcelona, compareció en el Centro Internacional de Prensa para anunciar a unos atónitos periodistas una escisión de su propio partido al objeto de crear el llamado Partit per la Independència. El argumento principal de esta maniobra es que en su praxis política Esquerra tendía a olvidar que su principal finalidad política era “conseguir un Estado independiente propio para Cataluña”.

Que el secretario general de un partido encabece una escisión no es precisamente frecuente, pero que unos independentistas se consideren más independentistas que otros no era la primera vez que sucedía y tampoco fue la última. En las postrimerías del franquismo la creación del Partit Socialista d’Alliberament Nacional-Provisional, una escisión del PSAN a secas, ya tuvo algo de eso. Y después de la espantada de Colom en 1996 se han producido otros movimientos con la misma lógica en el seno del movimiento independentista.

Así como en 1974 los hombres del PSAN-P acusaban al PSAN de hacer seguidismo del PSUC (según explica Roger Buch en su tesis doctoral sobre el partido), en 2007 el exconsejero de Gobernación con ERC, Joan Carretero, acusó a su partido de haberse convertido en un “satélite” del PSC a raíz de la formación del segundo gobierno tripartito. Dos años después, en otro artículo publicado en el diario Avui, Carretero volvió a cargar contra la línea política de ERC, “basada en el pactismo y la implicación en la gobernabilidad del Estado”, y abogó por que en las elecciones de 2010 se presentase una candidatura de amplio espectro “que tenga como eje programático central la proclamación unilateral de la independencia de Cataluña”. A poco Carretero se dio de baja de ERC y constituyó su particular partido por la independencia, llamado “Reagrupament Independentista”. Otro episodio parecido es el que llevó a la constitución de Solidaritat Catalana per la Independència por parte de militantes de ERC —entre otros actores— que se consideraban a sí mismos más independentistas que la dirección de ERC. En el manifiesto “Crida a la Solidaritat Catalana” se abogaba por lo mismo que pedía Carretero desde el diario Avui: una candidatura unitaria para las elecciones de 2010 que tuviese como objetivo proclamar la independencia.

El PDeCAT afea a los de Puigdemont que no garanticen la propiedad privada ante “mafias ocupas”

La operación de Carles Puigdemont de soltar amarras con el PDeCAT para crear su propio partido tiene un aire de familia con este historial de escisiones. Al margen de otras posibles consideraciones sobre el populismo como estrategia política o el cesarismo como forma de organización, el partido que tiene en mente Puigdemont no deja de ser la enésima versión del partido de los Auténticos Independentistas. Una pregunta interesante es cuál va a ser la actitud final del PDeCAT ante esta escisión encubierta. Una consulta entre su militancia parece inútil: sea cual fuere el resultado de la consulta los puigdemontistas del PDeCAT se irían igualmente. (Ahí está el precedente de UDC: los independentistas de Unió perdieron la consulta interna del 14 de junio de 2015 y en lugar de acatar el resultado se fueron del partido para crear Demòcrates de Catalunya.)

En una entrevista reciente, el dirigente del PDeCAT y alcalde de Igualada, Marc Castells, se expresó en términos enigmáticos sobre las intenciones de su partido. A la pregunta de si el PDeCAT se enfrentaría electoralmente a Puigdemont, Castells respondió que el PDeCAT no estaría nunca “delante” de Puigdemont pero tampoco “detrás” (atención: no descartó situarse “al lado”). Sin embargo, en otra parte de la entrevista Castells no se anduvo con misterios: confesó que el espacio que representa el PDeCAT, en el ámbito ideológico, está alejado de Jordi Sànchez (el politólogo de cabecera de Puigdemont), y no dudó en afirmar que el proyecto de Puigdemont y Sànchez “se ha escorado muy hacia la izquierda”. (Veladamente, acusó a JxCat de no garantizar la propiedad privada “ante las mafias ocupas” y recordó la pública oposición del PDeCAT al impuesto de sucesiones).

La operación del expresidente tiene un aire de familia con un amplio historial de escisiones

He aquí la gran novedad del momento. Después de años persiguiendo la unidad del movimiento independentista, que llegó al súmmum con la candidatura de Junts pel Sí en 2015, esa unidad se resquebraja no solo en el “ámbito nacional”, como diría Castells (radicales versus pragmáticos), sino también en el “ámbito ideológico”. La clásica división derecha-izquierda, periclitada durante dos lustros, llama a la puerta de las próximas elecciones catalanas.

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