El PDeCAT planta cara a Puigdemont y a los presos y se niega a desaparecer
Los posconvergentes se emplazan a desencallar el partido en una ejecutiva con aire de cisma con vistas a las elecciones
La dirección del PDeCAT, el partido heredero de Convergència Democràtica, plantó este viernes cara a Carles Puigdemont y a los consejeros presos y rechazó disolverse en un nuevo partido que agrupe a todos los posconvergentes. La ejecutiva se emplazó a seguir negociando después de que el sector afín al expresident forzara al presidente del PDeCAT, David Bonvehí, a dar explicaciones sobre las negociaciones. Bonvehí y muchos de los alcaldes, la mayoría de pequeñas ciudades, rechazan que Puigdemont asuma todo el poder y sitúe en lugares clave a independientes que poco tienen que ver con la trayectoria histórica de los convergentes.
Los exconsejeros presos Jordi Turull, Josep Rull, Quim Forn y Lluis Puig que huyó a Bruselas, plantearon celebrar una asamblea constituyente de Junts per Catalunya y dar un plazo de seis meses al PDeCAT para decidir si se disuelve o no. La sugerencia no se llegó ni a votar. “Ha hecho [la carta] un flaco favor”, dijo Marc Sosona, portavoz del partido. “No ha sido la mejor manera para analizarlo”. El análisis del también alcalde de Mollerussa está en las antípodas del que realizó el expresident que alabó el gesto de los presos: “Merecen aplausos por su responsabilidad y empatía en un momento decisivo para nuestro espacio”.
Con aire de cisma, la ejecutiva se prolongó cinco horas y retrató la crisis que vive el partido desde que Puigdemont creó en 2018 la Crida justo una semana antes del congreso del PDeCAT que se saldó con la renuncia de la coordinadora Marta Pascal. La ejecutiva acordó, subrayó Solsona, por mayoría emplazarse a seguir negociando. El pacto se antoja ahora cada vez más complicado porque la reunión constató las diferencias organizativas pero también ideológicas entre el PDeCAT y la Crida. Solsona reivindicó que para crear la confluencia las dos partes se tienen que reconocer. “Solo sumas si te reconoces. Solo sumamos si continuamos existiendo”, dijo.
Las negociaciones, que quedaron suspendidas por la pandemia, buscan reordenar el confuso puzzle del espacio neoconvergente, esparcido en mil pedazos tras la disolución de la granítica Convergència. El triángulo lo conforman el PDeCAT; la Crida y Junts per Catalunya, la marca electoral impulsada por Puigdemont para las elecciones de diciembre de 2017 tras la celebración del referéndum del 1-O. Sectores del PDeCAT sostienen que esa plataforma, liderada por Jordi Sànchez es un instrumento para lanzar una OPA sobre la vieja estructura convergente. La Crida pide la disolución del PDeCAT y partir de cero sin “cuotas ni vetos” mientras la formación histórica, que es dueña de la marca de Junts y de los derechos electorales, lo rechaza. La Crida, mientras, tiene el liderazgo de Puigdemont y un proyecto político más definido. El PDeCAT se define como independentista pero se escudó ayer en que no era el momento para exponer su objetivo político y ni tan siquiera el del referéndum.
Pero no se adivina solo un problema organizativo. Sànchez quiere abrir las costuras a partidos de izquierda y distanciarse del liberalismo tradicional convergente. “Esto no es una cuestión de cuotas ni de porcentajes. Hay que poner sobre la mesa qué papel queremos jugar en esta confluencia y a quien nos queremos dirigir y a quien representamos”, afirmó el portavoz. Solsona no negó esas discrepancias y avanzó que la cuestión ideológica. Miembros del PDeCAT consideran que el nuevo partido se situaría en el centro izquierda y que las únicas voces audibles sean las de los más fieles a los postulados de confrontación que Puigdemont propaga desde su refugio de Waterloo.
Tras finalizar la ejecutiva, Puigdemont apoyó a los presos y afirmó en la red: “Inclusión y no rechazo; esta es la tradición de la que venimos y que hemos compartido en los momentos buenos malos. Y que compartiremos con la gente que quiera sumar. Gracias por vuestra generosidad y saber hacer”. Curiosamente, También Solsona apeló a la “generosidad” del PDeCAT. El desenlace se conocerá en el Consejo Nacional del partido. De hecho, este órgano ya aprobó en diciembre transitar hacia Junts per Catalunya pero Solsona precisó que hay muchas formas de hacerlo. Militantes solicitaron en la red votar la propuesta de los presos.
La crisis se ha enconado además justo la víspera del nacimiento del Partido Nacionalista Catalán, liderado por Marta Pascal y que se constituye hoy. Todas las familias tienen prisa para buscar una solución y desbloquear el conflicto después de que el Tribunal Supremo anunciara que el 17 de septiembre revisará la sentencia contra el president Quim Torra condenado por desobediencia. El fallo del Supremo podría desencadenar la convocatoria de elecciones autonómicas para finales de este año.
Nace el Partit Nacionalista Català, un partido más en un espacio fragmentado
La ejecutiva del PDeCAT se celebró la víspera de la fundación del Partit Nacionalista Català (PNC). El congreso, telemático, estará presidido por Antoni Garrell, uno de los principales promotores de El Pais de Demà del que surgió la propuesta de crear el partido. Los afiliados elegirán a Pascal como secretaria general y a Olga Tortosa, miembro de la citada plataforma, como presidenta. Tortosa tenía registrado el nombre de PNC en el Ministerio del Interior y lo puso a disposición de la formación. El PDeCAT aclaró ayer no haber tenido contactos recientes con el PNC ni su entorno.
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