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Antoni Bayona: “La Constitución es flexible y hay que aprovechar las posibilidades que da”

El letrado del Parlament asegura que el independentismo está dividido entre “mantener un conflicto estéril o buscar una salida”

Antoni Bayona, letrado del Parlament.
Antoni Bayona, letrado del Parlament.Cristóbal Castro

Antoni Bayona (Sabadell, 1954) dimitió hace ahora dos años como letrado mayor del Parlament después de que el independentismo desoyera algunos de sus informes. Continúa en los servicios jurídicos de la Cámara y acaba de publicar Sobrevivir al ‘procés’ (Península), en el que apuesta por un nuevo pacto entre Cataluña y España y analiza la fractura que se vivió en el otoño de 2017 con una mirada crítica con todos los protagonistas.

Pregunta. ¿Por qué considera que se pudo evitar el 1 de octubre y todo lo que vino después?

Respuesta. El Estado llegó tarde y mal, le faltó inteligencia al negarse a hacer política teniendo en cuenta que la vía unilateral no tenia posibilidades de prosperar. Si se hubiera aplicado el 155 justo después de aprobarse las leyes de desconexión [septiembre de 2017] no habrían sucedido los hechos sobre los que se asienta la sentencia del Tribunal Supremo.

“Si se hubiera acordado antes el 155 no habría habido 1 de octubre”

P. Ya no hay marcha atrás y propone que la política actúe de contrapeso judicial. ¿Cómo?

R. Hay que revisar el delito de sedición para que no se vuelva a aplicar como lo hizo el Tribunal Supremo. Debería aprovecharse esa reforma para revisar la condena y amnistiar o indultar a quienes han sido condenados incorrectamente.

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P. Queda claro que discrepa profundamente de la sentencia.

R. No hubo sedición, quizás algún delito contra el orden público. El Supremo dio una respuesta judicial supliendo la falta de respuesta política. Elevó demasiado el listón y aprovechó la incertidumbre para imponer una condena que cuestiona mucha gente, sobre todo viendo que el Gobierno quiere cambiar el delito de sedición.

“El Supremo elevó demasiado el listón y aprovechó la incertidumbre”

P. Puede existir la sensación, especialmente fuera de Cataluña de que la sentencia cerró el “problema catalán”, y sobre todo después de la pandemia.

R. Ha habido una sobredimensión del procés en sí mismo y en la respuesta. La pandemia ha sido un paréntesis, pero hay una parte importante de la sociedad catalana que sigue sin aceptar el marco de convivencia constitucional. Es un error pensar que el problema ha desaparecido. Persiste y no se puede solucionar solo, habrá que hacer también un esfuerzo por parte del Estado.

P. ¿En qué términos?

R. Hay margen de maniobra. Sin necesidad de grandes reformas constitucionales, que ahora parecen imposibles, tenemos una Constitución que, a pesar de que mucha gente en Cataluña la rechaza y ha sido muy criticada, ofrece una flexibilidad de posibilidades en el tema territorial que hay que aprovechar.

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P. ¿Aventura algún éxito a la la mesa de diálogo?

R. No soy excesivamente optimista, viendo los planteamientos de las partes, pero debe aprovecharse la oportunidad.

P. El Tribunal Constitucional tampoco le invita al optimismo, por lo que dice en el libro, después de la sentencia del Estatut y de su jurisprudencia.

R. La Constitución es difícil de reformarse y una de las vías que tiene para actualizarse es la interpretación que se haga de ella. El Constitucional no ha hecho ese esfuerzo y ha tomado decisiones que lo hacen especialmente responsable de lo que ha sucedido en Cataluña. La doctrina debe evolucionar y ser más sensible a las demandas de la sociedad, no solo con el tema independentista.

P. El independentismo siempre ha dicho que la justicia europea le acabará dando la razón que se le ha negado en España. ¿Comparte ese pronóstico?

R. Pueden producirse victorias judiciales, pero no serían relacionadas con el procés ni la declaración de independencia, sino como ya ha pasado con la inmunidad de Oriol Junqueras. Hay margen de discusión y puede ser que la justicia europea enmiende la plana al Tribunal Supremo en temas de vulneración de derechos.

“La vía unilateral no tenía ningún recorrido en 2017 y ahora aún menos”

P. Una parte del independentismo insiste en el Ho tornarem a fer y la unilateralidad.

R. La vía unilateral estaba condenada al fracaso desde el principio. Si en aquel contexto ya se vio que no tenía ningún recorrido, menos lo tiene ahora.

P. Trató muy de cerca a los líderes del procés y dice que percibió “improvisación, ambigüedad, y división interna” ¿Se mantienen esos rasgos?

R. Lo que hay ahora es una diferencia de estrategia muy importante, con un gobierno compartido pero dividido.

P. Sin dar nombres, relata unos líderes que se creyeron la independencia y otros que solo pretendían forzar al Estado a negociar. ¿Persisten esas posiciones?

R. Hay una fuerza política que sigue un camino más pragmático y de buscar algún acuerdo y otra que está en la lógica de la confrontación permanente y la inestabilidad. La pugna es esa: mantener un conflicto eterno y estéril o buscar una salida.

P. ¿El referéndum es inevitable, aunque no sea sobre la independencia?

P. Hay que dar una salida a lo que se llamaba al derecho a decidir. Cuando existe hay una demanda social importante no me parece muy sensato cerrar todas las fuerzas y la voluntad de las personas ha de poderse expresar. Pero eso no debe confundirse con decisiones unilaterales ni saltarse la Constitución.



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