El Consejo Asesor de Salud critica la gestión de la Generalitat durante la pandemia
El órgano lamenta el acompañamiento de “casi inhumanidad” a los enfermos que han muerto solos en los hospitales
El Consejo Asesor de Salud, órgano consultivo de la Generalitat presidido por Manuel Balcells, ha elaborado un informe crítico sobre la respuesta a la pandemia de coronavirus en Cataluña, que señala la “fragilidad” del sistema sanitario. Este órgano mantiene que la crisis de la covid-19 ha puesto sobre la mesa “que hay reformas del sistema de salud y bienestar que hace años que esperan y que ya no pueden esperar más”. Entre las debilidades más manifiestas, destacan la falta de material como pruebas de diagnóstico y equipos de protección individual (EPI) o la deficiencia en el análisis y la previsión de la importancia de la pandemia. También califican como atención de “casi inhumanidad” la que se dio a los enfermos en el proceso final de vida, que afrontaron la muerte en soledad, aunque luego se fue corrigiendo. Entre las fortalezas, destacan el compromiso y la calidad de los profesionales sanitarios.
Las primeras valoraciones del Consejo Asesor de Salud son necesarias, según este órgano, para empezar a hacer balance y a construir el futuro, pero admiten que es pronto para determinar el impacto de esta pandemia. Aun así, también subrayan que el sistema se tiene que preparar para futuras epidemias, y defienden que se ha puesto de manifiesto “la bondad de un sistema sanitario de acceso universal y la importancia de la intervención pública de la gestión de recursos del conjunto del sistema”. Globalmente, mantienen que “se infravaloraron inicialmente los brotes, posteriormente la epidemia y, finalmente, la pandemia”. Aunque defienden que organismos como la OMS, los estados y las organizaciones científicas y académicas se enfrentaban a “una enfermedad no conocida y, por lo tanto, imprevisible”.
Más específicamente en el ámbito que le concierne, el Consejo lamenta la ausencia de protocolos y pautas rigurosas para hacer frente a la crisis en los centros y hospitales catalanes, especialmente en la priorización de recursos. También la falta de integración asistencial en los ámbitos de la salud y social “que se evidencia por una coordinación mejorable en el territorio”, dice el documento.
Otras debilidades de la respuesta señalan deficiencias en el análisis y la previsión de la importancia de la pandemia, como la falta de disponibilidad de las pruebas para diagnosticar la enfermedad y de los equipos de protección individual (EPI). Además, consideran que se ha echado en falta una voz científico-técnica consensuada, autorizada y reconocida del ámbito de la salud, que hubiera tenido visibilidad como referente del sistema de salud. La falta de previsión de la afectación de la covid-19 en el sistema de residencias de gente mayor y de personas con discapacidad también es uno de los puntos más críticos. Consideran que se debería haber actuado en estos centros, dotándoles de recursos para hacer frente al virus con el objetivo de prevenirlo.
Acompañamiento “casi inhumano”
El Consejo también abre el debate ético sobre el trato a los enfermos en la etapa final de su vida. Lamentan que al principio de la pandemia no tuvieran el acompañamiento de ningún familiar, un trato que “ha producido desconcierto y carencia de criterio claro, que, además, ha variado a lo largo de las semanas”. En un principio, las personas enfermas fueran totalmente aisladas, a pesar de encontrarse en el proceso de final. Posteriormente, se fue extendiendo la indicación de permitir el acceso de un familiar para acompañarles en los últimos días, debidamente equipado y con compromiso de confinamiento posterior a la defunción.
En el análisis, hablan de “casi inhumanidad” en el trato a los enfermos más graves, que se fue modulando “a partir de documentos de reflexión que recomendaban un cambio de criterio”. Con la experiencia actual, consideran que “este criterio hubiera sido adecuado aplicarlo desde el primer momento, y evitar así mucho sufrimiento” a los enfermos y los familiares. Lamentan que “muchas familias han perdido a sus familiares sin poder verles en las últimas semanas o días de vida y sin poder despedirse, sufriendo un duelo nada fácil”.
Solidaridad y profesionalidad
Pero a pesar de todo, el documento también cree que la pandemia ha visibilizado algunas fortalezas del sistema sanitario, encabezadas por el compromiso y la calidad profesional de los trabajadores. Ponen atención en la flexibilidad y la solidaridad que han demostrado para hacer frente a la avalancha de pacientes. También indican que el sistema ha mostrado capacidad de adaptación y flexibilización, por ejemplo, con el incremento del número de camas de cuidados intensivos y nuevos protocolos. Las herramientas digitales se han convertido en aliadas y se ha demostrado la importancia y el rol de la atención primaria, en la contención y monitoreo de la enfermedad y la atención a domicilio y la teleasistencia.
Centralización de la gestión
El Consejo también indica que la declaración del estado de alarma por parte del gobierno español y la consiguiente centralización de la gestión de la crisis “han condicionado, y mucho, la capacidad del Govern de la Generalitat y, por lo tanto, de la Consejería de Salud a la hora de tomar decisiones”.
Información sobre el coronavirus
- Aquí puede seguir la última hora sobre la evolución de la pandemia
- Así evoluciona la curva del coronavirus en España y en cada autonomía
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Guía de actuación ante la enfermedad
- En caso de tener síntomas, estos son los teléfonos que se han habilitado en cada comunidad
- Pinche aquí para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.