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El virus respeta el sur

Las Terres de l’Ebre tienen un índice inusualmente bajo de contagios y de muertes por la covid-19

Marc Rovira
Muelle de pescadores del puerto de L'Ampolla, en el Delta del Ebro.
Muelle de pescadores del puerto de L'Ampolla, en el Delta del Ebro.Massimiliano Minocri

El recuento diario de muertos y de infectados por coronavirus que publica el departamento de Salud de la Generalitat es abrumador. Pese al largo confinamiento, las bajas se suceden y el número de personas que han enfermado sigue multiplicándose. Los contagios confirmados han superado el listón de los 50.000 positivos y los sospechosos no confirmados se elevan hasta los 100.000 casos. Según los registros de las funerarias ya son 10.000 las defunciones que ha causado el virus. Se ha cobrado víctimas en todas las comarcas de Cataluña pero el mapa de daños muestra que hay una región que padece, en menor medida que el resto, los estragos del contagio. Montsià, Baix Ebre, Ribera d’Ebre y Terra Alta o, lo que es lo mismo, las Terres de l’Ebre, han logrado contener mejor que nadie el empuje de la fiera covid-19. Atendiendo a los datos facilitados por el departamento de Salud, el número de positivos confirmados en esas cuatro comarcas roza los 200 y los sospechosos están por debajo del los 2.000 casos. En lo que refiere a las defunciones, en casi dos meses de pandemia se han registrado menos de 40 muertos, sumando los decesos confirmados por coronavirus y aquellos que, según los médicos, presentaban todos los signos de la infección pero jamás se les realizó test alguno.

Las cuatro comarcas sureñas suman unos 200.000 vecinos, un 2,5% de la población de Cataluña. Si se pone en relación con el impacto que ha tenido en esa zona el coronavirus, destaca el hecho que las Terres de l'Ebre apenas concentran entre el 0,5% y el 1% de todas las muertes y de los contagios que se han registrado en Cataluña.

Es cierto que la tasa de incidencia del coronavirus ahí es menor que en otros lugares”, admite Conrad Casas, subdirector de Salud Pública en la región sanitaria del Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre. Las causas que ayuden a explicar esa baja incidencia son, por ahora, una fuente de especulaciones. “Habrá que estudiarlo con calma pero nuestra prioridad ahora es otra, bastante tenemos con dar respuesta diaria a lo que nos acontece”, alega Casas. Concede que el departamento de Salud ha puesto la mirada en el sur para tratar de entender si hay algún factor que ayude a mantener a raya el virus. “La densidad de población en esas zonas es más baja y es un hecho constatado que, a menos población, la posibilidad de contagio baja”, manifiesta el subdirector de Salud Pública.

Se da la circunstancia, sin embargo, que por densidad de población las Terres de l’Ebre presentan similitudes con varias comarcas de la provincia de Lleida, donde el número de contagios multiplica por diez los registros de las Terres de l’Ebre. La Terra Alta, comarca ebrense menos poblada, dobla en densidad a la Alta Ribagorça y también concentra más habitantes por kilómetro cuadrado que el Pallars Jussà y el Pallars Sobirà. Incluso en la región sanitaria Alt Pirineu-Aran, menos de 80.000 vecinos repartidos por una área extensa y montañosa, el número de contagios es un 60% superior al que se registra en las Terres de l’Ebre. “Todo tiene que ver con la movilidad” afirma Àlex Arenas, investigador de la Universitat Rovira i Virgili que ha liderado el desarrollo de un modelo matemático capaz de predecir por qué zonas iba a propagarse el virus. El caso de las Terres de l’Ebre le sirve a Arenas para ejemplificar su teoría: “¿por qué hay más infectados en una zona como la Vall d’Aran? Porque el virus llegó en plena temporada de esquí y estuvo actuando durante días, antes incluso de que se reportase el primer caso”. El investigador avisa de la necesidad de que, con el desconfinamiento, “se preserve precisamente aquellas zonas que han sufrido menos contagios”.

Déficit infraestructural

Desde hace años, los vecinos de las Terres de l'Ebre denuncian un déficit de infraestructuras y se han organizado en torno a varios movimientos sociales que reivindican mejoras en la movilidad, tanto por carretera como en el ferrocarril. El colectivo Prou! encadenó movilizaciones y cortes de carretera reclamando la gratuidad de la AP7 y la Plataforma Trens Dignes organiza periódicas movilizaciones para criticar las pésimas conexiones para llegar desde Amposta o Tortosa a Barcelona en tren. Conrad Casas admite que “si se producen menos desplazamientos hacia Barcelona y su área metropolitana, ese es un factor que estoy seguro que debe ser tomado en cuenta”. Salud tiene datos para afirmar que Barcelona ha sido uno de los principales focos de contagio en Cataluña.

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La época del año en la que ha irrumpido el virus es otro indicio que analizan los epidemiólogos. En este caso, no tanto por la afectación del frío o el calor en la propagación de la infección, sino por la realidad social y económica de cada territorio. El litoral de Tarragona es un potente captador de turismo pero la activación del estado de alarma justo antes de Semana Santa frenó en seco el desembarco de visitantes a hoteles, apartamentos y segundas residencias. La covid-19 sepultó las expectativas del sector turístico y frustró la estrena de la temporada de Port Aventura, un complejo que congrega a 5 millones de visitantes cada año. ¿Qué hubiera pasado si el cerrojazo se hubiera decretado un par de semanas más tarde? Quién sabe. “Nos movemos en el terreno de la especulación, esta es una enfermedad nueva y no sabemos cómo se comporta”, admite Conrad Casas.

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