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Nuevos capítulos de la crisis del libro

El impacto del coronavirus sobre la campaña de los manuales de texto y la piratería por las redes sociales, próximas amenazas para el sector

Carles Geli
Los libros de texto son la nueva preocupación del sector editorial ante la crisis del coronavirus.
Los libros de texto son la nueva preocupación del sector editorial ante la crisis del coronavirus.© Carlos Rosillo (EL PAÍS)

El mundo del libro, como el resto de la sociedad, está angustiado. Y tras sobrepasar la veintena de días de confinamiento, empieza a sentirse tanto o más inquieto por la semana siguiente como por el primer futuro cuando amaine mínimamente la crisis del coronavirus. “Muchos no podremos vivir de este oficio ni de este sector durante bastante tiempo”, resume la escritora Marta Sanz. La autora de pequeñas mujeres rojas, novela con pátina negra que lanzó apenas 10 días antes del inicio de la crisis, cree que “la clase media del sector, en la que me incluyo, seamos autores, libreros, pequeñas editoriales, traductores o correctores, se va a venir abajo y, como en la sociedad misma, se alzarán muros de contención entre los que quizá se salvarán y los que no; el tejido cultural sufrirá”.

No es solo una sensación. Miguel Barrero, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España y de la Federación Española de Cámaras del Libro, baraja cifras inquietantes, como una paralización del sector en un 90%: “Al inicio calculamos que perderíamos un tercio del negocio, pero en tres semanas ya hemos visto que la afectación será, al menos, la equivalente a casi medio año de facturación”. También detecta una falta de liquidez “tremenda” que tensa una cadena donde “se pueden flexibilizar pagos, pero nadie los puede paralizar: el sistema del libro colapsaría; la visión, y la respuesta, ha de ser integrada y única”, defiende. Responde así tácitamente a los planteamientos de 63 librerías catalanas de que el colectivo no pagara las liquidaciones de marzo a los distribuidores.

La situación, si cabe, puede empeorar: “Viene la campaña del libro de texto, que va de mayo a julio, y nos preguntamos si para entonces estarán ya abiertos colegios y librerías; es un tercio de la facturación del sector editorial y puede alcanzar hasta el 40% del negocio de muchas librerías y papelerías de España y del tejido del libro”, alerta Barrero. Según datos de 2018, los últimos públicos, los libros de texto no universitario facturaron 793,6 millones de euros. Este año, además, en algunas comunidades autónomas hay ajustes de contenido curricular, lo que aún hace más necesario para los editores el contacto con los claustros de profesores para presentar los nuevos libros adaptados.

Preocupa mucho también a Barrero la situación de las librerías: “El día D, el primero que las cosas vuelvan a una cierta normalidad, han de recibir pedidos de organismos públicos también”. Por todo ello, pide a la Administración, con la que “aún no hemos perdido la confianza”, que concrete y ejecute las propuestas anunciadas. “Se impone la idea de los cuidados no solo a escala familiar o doméstica, sino a escala estatal frente a la crueldad de los mercados, su vértigo, su novedad permanente, su confusión. Pequeñas solidaridades, pero también protección pública de la cultura”, reclama de manera generosa y general Sanz.

La piratería, triplicada

La escritora, con la misma mezcla de humor negro y angustia que destila La transformación de Kafka, se ve estos días “como una cucaracha, panza arriba, braceando, para intentar que mi libro no desaparezca; una preocupación que puede parecer mezquina ante tanto dolor de estos días, pero si no, será como si no se hubiera publicado nunca tras años de trabajo”.

Bel Olid, escritora, traductora y presidenta de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana, denuncia que “la mayoría de las ayudas públicas existentes y las que se anuncian estos días están pensadas para empresas, no para autónomos, que somos mayoría en el sector” y lamenta que en estos años de lenta e incompleta recuperación tras la crisis económica de 2008 “no se haya aprovechado para avanzar en el Estatuto del Artista” o la pérdida de ingresos del colectivo que hoy podrían paliar la situación, como el del canon digital, “que se han quedado fabricantes de equipos y tecnológicas”.

Por esa grieta se cuela la última amenaza: en estas tres semanas, según los editores, se ha incrementado mucho la piratería digital… a través de las redes sociales. “Ahora no son plataformas ilegales o empresas; ahora es ya todo el mundo, es pura pólvora”, se alarma Barrero. Según estimaciones del Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro), en marzo la piratería de libros, periódicos y revistas en servicios de mensajería (WhatsApp, Facebook, Telegram...) se habría triplicado, según informa a este diario un portavoz de la entidad de gestión.


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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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