Moreno apela a abandonar las siglas partidistas para reclamar la “igualdad de trato” para Andalucía
El presidente de la Junta encabeza el acto del Día de la Bandera, que se celebra por tercer año, en un acto marcado por las diferencias políticas sobre su finalidad
Hace dos años, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, cogió el guante que le lanzó el fundador del Partido Andalucista, Alejandro Rojas-Marcos, y designó el 4 de diciembre como el Día de la Bandera, para conmemorar la jornada de 1977 en que, en 1977, miles de andaluces salieron a las calles de todas las provincias de la región para reivindicar el derecho de ese territorio a salir de la marginación y gozar de su propia autonomía. Desde entonces, el dirigente popular ha utilizado este acto institucional de nuevo cuño para instar a la unidad de los andaluces para reivindicar una España en igualdad. En la tercera edición de este homenaje, Moreno no se ha salido de ese guion. “Es el momento de unirnos como andaluces, por encima de cualquier ideología, para conseguir el mejor trato posible para esta tierra”, ha señalado.
Y en ese empeño ha pedido “sumar esfuerzos y voluntades. Da igual como piense cada uno”. En línea con ese andalucismo transversal al que ha estado apelando Moreno desde que llegó a la Junta en un intento por revertir el rechazo y la ausencia de la derecha en el proceso autonómico andaluz, el presidente ha pedido prescindir de las siglas políticas para “reclamar esa igualdad”. “Mucha gente tiene sus siglas, todas legítimas, pero yo tengo muy claro que en esta lucha solo hay unas siglas posibles, las nueve letras de Andalucía”, ha remarcado.
Moreno ha tratado de capitalizar políticamente el andalucismo aprovechando que el 4 de diciembre era la única fecha a la que, durante los 37 años de Gobiernos socialistas, el PSOE nunca le prestó especial atención, centrando la reivindicación de Andalucía en el 28-F. La iniciativa de Moreno ha sido tildada de oportunista por parte de la oposición, sobre todo entre las formaciones más a la izquierda del PSOE, que son los que en estos años habían defendido el 4D como una efeméride del andalucismo con la convocatoria de la tradicional manifestación.
En su discurso de este miércoles, el presidente de la Junta también ha reiterado las menciones a Manuel José García Caparrós, que murió de un disparo del arma reglamentaria de un policía nacional en la manifestación del 4D celebrada en Málaga, y a Blas Infante y Manuel Clavero, el padre de la patria andaluza y, para Moreno, el “padre del andalucismo moderno”, respectivamente. El hecho de que en este acto yen todos los anteriores, Moreno omita a Plácido Fernández-Viagas, primer presidente en la etapa preautonomía y a Rafael Escuredo, el primer presidente electo de la Junta, ambos socialistas, molesta al PSOE, que ya el año pasado reprochó al dirigente popular que “reescribiera la historia”.
Moreno ha apelado a la unidad y a prescindir de las siglas, pero este acto ha evidenciado hoy, como lo ha hecho en las pasadas ocasiones, la desunión política y la divergencia de pareceres en torno al Día de la Bandera y su significado. Ni Vox ni Por Andalucía han acudido —como ya pasó en las ediciones anteriores―, el primero por considerarlo “un invento” de Moreno, y la coalición por entender que es contradictorio el espíritu del 4D, donde los andaluces salieron a reivindicar “el autogobierno” o la negación a ejercerlas del Gobierno del PP. Los populares, el PSOE y Por Andalucía sí han estado presentes, si bien los dos últimos han cuestionado el acto como una excusa para que el presidente “se envuelva en la bandera” e ignore los problemas en materia sanitaria, educación o dependencia por los que atraviesa la comunidad.
En este sentido, el portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, ha defendido su presencia en el acto, celebrado en San Telmo, la sede del Gobierno andaluz, aludiendo al discurso que previamente había realizado el actor Paco Tous, encargado este año de hacer el elogio a la bandera, en el que ha reivindicado los servicios públicos: “Me gusta verla en los colegios, al salir de los hospitales, de los museos, ‘empapaos’ de cultura, y decir: ‘esto es nuestro, es de todos, es mío, pero no me gusta verla en la batalla, la guerra nunca es ni será justa, me gusta verla en los balcones colgada”.
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