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Dormir en la calle, la eterna ‘condena’ de los inmigrantes que acuden a la recogida de la aceituna en Jaén

Organizaciones sociales como Cáritas critican la “improvisación y mala planificación” de las instituciones públicas ante la presencia, un año más, de temporeros sin techo

Temporeros aceituna en Jaén
Dos personas en frente del nuevo albergue para temporeros de Jaén.G. D.
Ginés Donaire

Diagné, Ibrahim y Thiam aguardan un futuro más esperanzador mientras se calientan al sol en la céntrica plaza de La Libertad de Jaén. Son tres inmigrantes senegaleses que han vuelto a la principal provincia olivarera del mundo, atraídos por las buenas expectativas de cosecha de este año, con unas previsiones de casi cuatro millones de jornales en la recolección de la aceituna. Tras pasar los cuatro días permitidos en el albergue de temporeros de la capital, los tres confían en ser contratados pronto para no verse obligados a dormir en la calle, la misma suerte que han corrido muchos otros trabajadores extranjeros que sufren las carencias de una red de acogida que, pese a ser modélica cuando se creó a principios de este siglo, ahora hace aguas por todos los sitios.

“Año tras año se repiten situaciones similares de personas temporeras durmiendo en la calle con albergues cerrados a cal y canto en distintos municipios de la provincia, lo que conlleva que la situación en la capital se desborde. Una vez más, son los mismos los que pagan la improvisación y la falta de una planificación adecuada por parte de las instituciones públicas”. El autor de estas estruendosas declaraciones, que han hecho reflexionar a la clase política, es Javier Porras, coordinador de Cáritas Interparroquial en Jaén y, durante muchos años, un activo voluntario que recorre cada noche las calles de la capital para acompañar y orientar a personas que se encuentran en la calle. En toda la provincia hay dispuestos 97 equipos, con unas 1.400 personas voluntarias, que hacen esa labor.

El año pasado, la red de albergues de la provincia jiennense recibió más de 9.600 estancias, una cifra que se sabe ya que aumentará considerablemente en esta campaña, en la que la producción de aceite de oliva se va a duplicar después de dos años nefastos como consecuencia de la sequía. El problema es que estos albergues, que gestionan los ayuntamientos con financiación pública de la Junta de Andalucía, están diseñados como lugar de acogida transitoria con una estancia máxima de cuatro días. El convenio del campo en el olivar no obliga a los empresarios a hacerse cargo del alojamiento de sus jornaleros, aunque en la práctica la mayoría de los empleadores sí que habilita viviendas sin coste alguno para los temporeros.

“Tal vez no se aprenda, o peor aún, no se quiera aprender de las experiencias pasadas. Seguimos con una red de albergues desacompasada a los ritmos de llegada de los temporeros. Se mira para otro lado, sin aportar soluciones, echándose la culpa unos a otros”, ha denunciado el voluntario de Cáritas, que pone el dedo en la llaga y ha abierto el debate sobre la necesaria reformulación del modelo de albergues en la campaña olivarera.

Porras se refiere a la “improvisación y mala planificación” de las instituciones públicas en la apertura y gestión de estos albergues, una situación que ha acusado principalmente la capital jiennense, donde el pasado día 11 de noviembre abrió el primero de los 13 centros previstos en toda la provincia, que ofertan 520 plazas. La concejala de Asuntos Sociales, María Segovia, admite el “cuello de botella en la llegada de temporeros” por el efecto llamada que se produce al saber que solo está abierto el albergue de la capital.

Ahora bien, Segovia apunta otras razones que explican el porqué cada año hay inmigrantes durmiendo en la calle: “Por más que nos anticipemos en la apertura del dispositivo, no se soluciona el problema. Cáritas obvia que el motivo por el que los temporeros o personas sin hogar duermen en la calle es, entre otros, porque no tienen documentación oficial, exigida por la Policía Nacional para poder acceder al centro municipal a efectos de identificación. Por tanto, aunque todos los albergues abrieran a la vez, seguirían quedándose en Jaén temporeros u otras personas sin hogar que no pueden acceder a los albergues y que difícilmente van a poder trabajar en condiciones legales en la campaña”.

Descenso en mano de obra extranjera

El albergue de la capital, con 140 plazas, alcanzó el 100% de ocupación apenas tres días después de su apertura, pero ya esta semana ha descendido por debajo de la mitad por el desplazamiento voluntario de los temporeros a otros tajos de la provincia donde ya se ha iniciado la recolección y donde han abierto otros centros (con una ocupación del 60%), sobre todo en la comarca de La Loma, la de mayor flujo de población migrante.

Además del albergue municipal, Cáritas tiene abierto en la capital un centro de día, donde ofrece desayuno, almuerzo, ducha y lavandería a unos 80 usuarios diarios, un comedor por el que pasan otros 120 temporeros y una casa de acogida con 24 plazas. Con todo, la mecanización del campo y también la caída de las producciones debido a las últimas sequías han provocado un importante descenso en la llegada de mano de obra extranjera a la campaña de la aceituna en los últimos años.

La Junta de Andalucía destina este año 460.000 euros en ayudas a los ayuntamientos para el mantenimiento de los centros para acoger temporeros. Sin embargo, el PSOE ha denunciado un importante recorte de fondos, lo que provoca que los albergues demoren la fecha de apertura y cierren antes sus puertas. Una situación que también han criticado miembros del Foro Provincial para la Atención de Personas de Origen Migrante, en el que, además de las administraciones, se integran ONG, entidades sin ánimo de lucro, organizaciones agrarias y colectivos de inmigrantes.

El delegado del Gobierno andaluz en Jaén, Jesús Estrella, ha vuelto a indicar que no hace falta mano de obra foránea para esta próxima campaña de recolección de la aceituna por ser suficiente con los parados locales ―en Jaén hay más de 40.000 desempleados―. Pero tampoco ha tenido éxito. Inmigrantes como Diagné, Ibrahim y Thiam siguen buscando una oportunidad entre el mar de 67 millones de olivos de Jaén.

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