Un antiguo alumno del colegio de Utrera en el que un menor acusa a un profesor de pederastia repite la historia: “Todos sabían lo que pasaba”
La Guardia Civil se personó en el centro para preguntar por uno de los profesores acusado de presuntos abusos contra un alumno en 2022. Otro estudiante relata hechos similares, pero de hace 25 años
El pasado 6 de mayo varios agentes de la Guardia Civil se personaron en el colegio concertado SC de Utrera para recabar información sobre si el profesor investigado por un caso de presuntos abusos sexuales contra un alumno de ese colegio ocurrido en 2022 había estado en el centro el 23 de octubre de 2023, según han confirmado a este diario fuentes oficiales. Estas pesquisas estarían relacionadas con otra investigación distinta, precisan esas fuentes, que eluden dar más detalles. En esa fecha sobre ese docente pesaba una orden de destierro de esa localidad sevillana por haber incumplido la orden de alejamiento de 300 sobre el estudiante que lo había denunciado en 2022, y que la jueza impuso en noviembre de ese año. En ella también le prohibió desarrollar cualquier actividad docente.
Este diario relató el pasado 14 de mayo el doloroso trance de la familia de ese menor desde que denunció los hechos al juzgado y lo pusieron en conocimiento del centro. Desde ese momento, sufrieron el abandono y hostigamiento por parte del director, pariente del docente investigado, que a su vez es miembro de una de las dos familias propietarias del mismo, para, aseguran, minimizar el caso y proteger al presunto agresor. Tras la publicación, un antiguo alumno de ese colegio se ha puesto en contacto con EL PAÍS porque asegura que él también sufrió abusos por parte de ese mismo profesor entre los 11 y los 15 años y describe una pauta de conducta similar a la de este otro menor denunció ante la jueza, que el 22 de noviembre de 2022 decretó una orden de alejamiento de 300 metros respecto del chico y su familia
Este periódico cuenta con una declaración jurada del antiguo estudiante del SC de Utrera, en la que ratifica todo lo que aquí relata. “En el colegio buena parte de los trabajadores sabían lo que pasaba. Existía esa sospecha, pero supongo que nadie se atrevía a comentarlo en público porque era uno de los dueños del centro”. Así de contundente comienza la conversación.
Los hechos que detalla este exalumno ocurrieron hace 25 años, aunque precisa que, en su caso, nunca llegó a haber tocamientos, como sí ocurrió con su última víctima conocida. “En cada ciclo escolar tenía una víctima”, explica el antiguo alumno. “Siempre se fijaba en chavales vulnerables o con problemas”, abunda. Cuando él pasó por el centro, el profesor “cogía a los más malos de la clase”. “Yo era el más cafre de la mía”, rememora. El menor que lo denunció hace dos años había sido diagnosticado con déficit de atención con hiperactividad y síndrome de Tourette, en 2017.
“Trataba de hacerse pasar por nuestro colega, nos invitaba a fumar, incluso en su despacho. Era una forma de hacernos sentir importantes”, relata el exalumno. Los viernes después del recreo solía llamar a varios de los estudiantes con los que había forjado esa relación y los invitaba a un pantano cercano o a su casa en el campo. “Nos íbamos dentro del horario escolar”, puntualiza. Ese profesor también realizó un viaje a ese mismo pantano con el menor cuyo caso ha relatado este diario, en 2020, dos años antes de que lo denunciara, lo que hace pensar a sus padres que los supuestos abusos pudieron comenzar mucho antes. “Nos llamaba a casa para pedir permiso a nuestros padres para que fuéramos a verlo”, relata el antiguo alumno, igual que hizo con los padres de este último menor.
En su despacho era donde les ponía películas porno, indica el hombre. En el campo “nos preguntaba si teníamos vello público y nos pedía que se lo enseñáramos”. “Nos decía que nos bañáramos, pero que lo hiciéramos desnudos porque los calzoncillos estaban sucios”, continúa.
Juicio por quebrantamiento de una orden de alejamiento
En el teléfono móvil del menor que denunció en 2022, su madre interceptó mensajes en los que el profesor aludía a recuerdos de ambos en el pantano, hablaba de ver porno y se intercambiaban fotos de contenido sexual, siempre a instancias del docente que, además, le pedía que borrara. La jueza considera que estos hechos podrían ser constitutivos presuntamente de delitos de abuso sexual sobre un menor y sobre un mayor de más de 13 años y un posible delito de exhibicionismo y provocación sexual, a determinar en función del análisis de su teléfono móvil, que va a empezar a estudiarse en los próximos días, según han confirmado a este diario fuentes oficiales.
Esta no es la única causa pendiente que tiene el profesor con su supuesta víctima. Este pasado martes 11 de junio, la jueza que investiga el primer quebrantamiento de la medida de alejamiento adoptada en noviembre de 2022, determinó abrir procedimiento abreviado contra el docente. La infracción se produjo el 6 de mayo de 2023, cuando presunto pederasta asistió a la Cruz de Mayo que organizaba el colegio en cuya procesión participaba el menor y a la que asistió su madre, sobre la que también tenía la obligación de no acercarse a menos de 300 metros. El docente no solo no se fue, sino que sostuvo la mirada a la mujer, tal y como ella recogió en una grabación de su teléfono móvil. El supuesto agresor ya fue condenado al destierro el 12 de julio de ese mismo año, por incumplir esa misma orden de alejamiento en el verano.
“Es cuando creces cuando te das cuenta de que eso no era normal. En ese momento no lo veíamos como algo malo”, reconoce el antiguo alumno. Con su testimonio quiere que no se cuestione la versión del menor. “Lo que cuenta este niño es real”, asegura. En una de las reuniones del Consejo Escolar, incluso uno de los hermanos del presunto pederasta, al que se le permitió intervenir en calidad de propietario, pese a no tener derecho a estar presente, llegó a cuestionar la conducta del chico, hasta que uno de los padres le impelió a que se callara por estar hablando de un menor de edad que no estaba presente.
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