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El éxodo migratorio de Andalucía: Jaén y Córdoba, las más afectadas

Más de 1,2 millones de andaluces residen fuera de su comunidad y la mayoría (30%) emigra a la provincia de Barcelona

Enrique Guijarro en su cortijo de Los Centenares (Jaén). / FOTO CEDIDA POR JAVIER MOROTE
Enrique Guijarro en su cortijo de Los Centenares (Jaén). / FOTO CEDIDA POR JAVIER MOROTE
Ginés Donaire

Enrique Guijarro era un adolescente cuando, junto a su familia, se vio obligado a dejar su casa en la aldea de Los Centenares, en lo más profundo de la jiennense Sierra de Segura. Junto a él, otros 4.500 serranos nativos sufrieron un destierro forzoso por las políticas expropiatorias de la administración franquista, que antepusieron el Coto Nacional de Caza al mantenimiento de estas zonas rurales. “En mi caso me tuve que ir por el acoso institucional que sufría mi familia, pero la mayoría de la gente tuvo que emigrar por el abandono al que condenaron a estas aldeas”, manifiesta Guijarro, de 68 años, desde La Pobla de Farnals (Valencia), adonde llegó con su familia a principios de la década de los años setenta del anterior siglo.

El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) acaba de cifrar en 1.285.289 el número de andaluces que en 2023 residían en el resto de España. El 54% de ese éxodo andaluz se dio en las provincias de Jaén, Córdoba y Granada, las más afectadas por la despoblación que sufre el interior de la comunidad andaluza. El estudio Andaluces en el resto de España del IECA pone de relieve que algo más del 55% de los andaluces residentes en el resto del país se concentran en las provincias de Barcelona (29,8 %), Madrid (19,2 %), e Islas Baleares (6,5 %). Por edades, el 50,2% de esos emigrantes tiene 65 o más años y el 2% es menor de 15.

Uno de cada cinco emigrantes andaluces (en torno a 250.000) que residen fuera de su comunidad proceden de la provincia de Jaén, sin duda la que sufre con mayor virulencia la sangría demográfica. En la última década se han perdido más de 47.000 habitantes y 80 de sus 97 municipios se desangran año tras año. “Esto es fruto directo de las políticas de abandono y ninguneo que durante décadas vienen ejerciendo los grandes partidos”, señala Juan Afán, un empresario jiennense que preside la plataforma ciudadana Jaén Merece Más. Afán estuvo hace cinco años en la cabecera de la manifestación con la que se presentó la llamada Revuelta de la España Vaciada.

“Jaén no es la España Vaciada, el olivar está ayudando a fijar población”, sostiene Domingo Bonillo, alcalde de Carboneros (Jaén), un pueblo con menos de 600 habitantes junto a la autovía de Andalucía donde ahora se intentan replicar las políticas repobladoras que en el siglo XVIII llevaron a Carlos III a impulsar las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena.

La provincia de Jaén ha perdido desde hace cuatro décadas un 3,38% de su censo, una caída que contrasta con el aumento que han tenido el resto de territorios andaluces (la media de la comunidad ha sido de un 32,66%), pero lejos de los descensos que se han dado en provincias como Ourense (-28,8%), Zamora (-26,3%) o Lugo (-19,84%), las más despobladas en el último medio siglo. No obstante, lo peor en estas zonas son las previsiones tan poco halagüeñas para los próximos años. En Jaén, por ejemplo, el IECA prevé que cerca de 100.000 habitantes emigrarán antes de 2050, mientras que en Córdoba se calcula que se perderán hasta 52.000 residentes.

Córdoba es la segunda provincia andaluza con más personas viviendo fuera de la comunidad. En total, 217.737 cordobeses vivían, a principios de 2023, repartidos por el resto de España, mientras que los granadinos igualan la estadística de los cordobeses con un éxodo de otras 217.000 personas. Cuatro de cada 10 emigrantes de esta provincia son jóvenes de 20 a 34 años.

En el otro extremo, Huelva es la provincia que cuenta con menos personas repartidas por el resto del país, con solo 49.911 onubenses fuera de Andalucía (3,9% del total de la comunidad). “No vemos que las administraciones se hagan el propósito de acabar con la deuda histórica en inversiones y tengamos las mismas oportunidades que se le dan a otros territorios y todo esto es un bucle que provoca la forzosa emigración de nuestros jóvenes que se van a buscar trabajo a otras provincias, algo que nunca debería ocurrir”, indica Juan Manuel Camacho, presidente de la formación política Jaén Merece Más.

En cuanto a migraciones hacia el exterior de España, a principios de 2023 residían en el extranjero 317.642 personas con nacionalidad española inscritas en Andalucía, lo cual supone un 1,2% más que en 2022. Málaga, Granada y Almería concentraban el 23%, 19% y 16%, respectivamente, de los andaluces residentes en el extranjero. Respecto a las variaciones residenciales en este territorio, la última estadística oficial disponible es del año 2021, cuando se registraron 159.302 movimientos de entrada en la comunidad autónoma y 116.775 de salida, resultando un saldo migratorio positivo, de 42.527 personas.

La despoblación sigue su curso imparable

Los colectivos que forman parte de la plataforma de la España Vaciada han propuesto declarar el 31 de marzo como Día Europeo de la Lucha contra la Despoblación. El 31 de marzo de 2019 una gran manifestación alumbró en Madrid la llamada Revuelta de la España Vaciada, impulsada en sus orígenes por Teruel Existe, Soria YA y Jaén Merece Más. 

Todos ellos recuerdan ahora que, cinco años después, la situación, lejos de mejorar, se ha agravado: “La despoblación continúa su curso implacable, acentuando los desequilibrios territoriales y relegando la problemática rural a un segundo plano en las políticas estatales y autonómicas”, indicaron en el manifiesto que se leyó hace unos días en varios pueblos de la España de interior.

Los colectivos que forman parte de la España Vaciada están haciendo ver a nivel nacional en esta efeméride la necesidad de mantener el pulso para recordar que la clase política debe procurar una mayor atención a la España olvidada y con el fin de cumplir los criterios europeos de equilibrio territorial y convergencia socioeconómica. También se quejan de la escasa llegada de fondos europeos a estos territorios rurales.

 


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