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Una corriente musical sin complejos

Con el acento por bandera, numerosas bandas actualizan el folclore andaluz y lo fusionan con ritmos actuales. “Se ha perdido la vergüenza y hemos pasado a la aceptación y el orgullo”, señala Califato ¾

Día de Andalucía 2024
Los componentes del grupo musical Califato 3/4, en el local de ensayo.PACO PUENTES
Nacho Sánchez

Pop, rock, electrónica, copla, flamenco y hasta la Semana Santa. La música andaluza está inmersa en un movimiento que ha devuelto a la actualidad el folclore y las tradiciones de la región. Artistas y bandas representan una especie de nuevo andalucismo musical, con letras que reivindican su tierra, sonidos que viajan por su historia y un acento que ya nadie esconde. “Creo que se ha perdido la vergüenza a representar todo lo malo que se supone que conlleva ser andaluz según esa imagen que siempre ha tenido gente que no es de aquí. Se han eliminado las connotaciones negativas y hemos pasado a la aceptación y el orgullo”, relata Manuel Chaparro, una de las caras visibles de Califato ¾, quienes en sus conciertos ondean la bandera andaluza, revisitan el himno de la comunidad bajo la electrónica y cuyas letras están pasadas por el transcriptor de español a andaluz.

La reivindicación del andalucismo —o, al menos, de dejar de sonrojarse por ser de Andalucía— no es algo nuevo en la música. No me pises que llevo chanclas ya predicaban en el desierto con su agropop en los 90, como también lo hicieron Triana en los 80. Más tarde llegaron Reincidentes, Pony Bravo, Pájaro... Pero ha sido en los últimos años cuando han surgido un amplio número de bandas de distintas generaciones que, desde ángulos diversos, han dado la vuelta al folclore andaluz. Ha pasado de ser algo rancio a algo de lo que enorgullecerse. Desde Chambao a Fuel Fandango, de Delaossa a Foyone o La Trinidad, de Carmen Xía a Ángeles Toledano y María José Llergo, de La Plazuela y Restinga a los jerezanos de La Jvnta. Siempre con Kiko Veneno ejerciendo de referente y pegamento intergeneracional. “Es la ley del péndulo histórico: durante años los ‘melómanos cool’ de este país tuvieron el foco puesto en el extranjero. Ahora, con la globalización, internet y todo lo que conlleva, gran parte de mi generación ha decidido mirar hacia sus adentros, revisitar las raíces sin complejos, otorgándoles todo el permiso posible”, subraya Rocío Márquez. La onubense, eso sí, advierte de que “Andalucía es tan inmensa tanto a nivel territorial como artístico” que es mejor no encasillarla y sí contemplarla “desde la perspectiva más amplia” que sea posible.

“Creo que es algo que está impregnando a todos los proyectos culturales más allá de lo musical, como el cine o el arte”, explica Lorenzo Soria, uno de los principales responsables de que las cornetas y tambores de la marcha de Semana Santa Eternidad, suenen en el tema Crîtto de lâ Nabahâ, con el que Califato ¾ lanzaba su primer larga duración en 2019. Demostraron con ello su falta de complejos, como luego C Tangana también haría en El Madrileño con otra marcha. Para confirmar el argumento de la transversalidad no hay más que ver el boom de series rodadas en Málaga, Almería, Cádiz o Sevilla, ciudades que se convierten en escenarios principales de sus respectivas tramas. “A los andaluces se nos ha educado con eso de que para triunfar hay que irse a Madrid. Pero creo que ha cambiado. Sobre todo con el acento: si ya me parece reivindicativo el hecho de que te salga natural, mantenerlo en tus proyectos aún más todavía”, añade la gaditana Carmen Xía, que militó en el andalucismo en las filas Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). En una de sus letras, escribe y canta: Orguyoça, kiya, de toâh eyâ / De la tierra que piço dêdde olibo a côtta / Dêdde er queío âtta mi curtura / Que çe te quite la berguença eça de çêh andaluça.

“Yo creo que la gente se está quitando los complejos con el acento o las referencias a las tradiciones. A mí me parece muy bonito”, insiste Dandy Piranha, voz de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, banda sevillana heredera del más clásico rock andaluz que lanzan nuevo disco el próximo 5 de abril. La cordobesa Cristina Manjón, de Fuel Fandango, atestigua que antes había inseguridades y complejos, ahora no. “Nuestro acento es nuestra identidad, no es ninguna vergüenza. Nunca he entendido a las personas que son andaluzas y hablan como madrileños”, afirma quien cree que el tono andaluz “te lleva a unos sitios que no te llevan otros”.

Inteligencia artificial mediante, es lo que remarcaba Lola Flores en el conocido anuncio de Cruzcampo. La cerveza, como otras marcas, ha entendido que la reivindicación de lo andaluz funciona. Tanto, que hasta las administraciones públicas se han apropiado de esa nueva reinterpretación del andalucismo para sus campañas publicitarias.

Transferencia estética hacia las administraciones

No es casualidad que en la última edición de Fitur la Junta de Andalucía trasladase hasta Callao a la banda de cornetas gaditana Nuestra Señora del Rosario para interpretar, también, Eternidad, que la propia administración andaluza utilizó para su campaña Andalusian crush. “Han fusilado directamente lo que hacen Califato ¾”, señala Kike Suárez, cantante de Vera Fauna. “Se está produciendo una transferencia estética desde las mentes creativas de Andalucía hacia las instituciones, que lo están copiando para vender nuestra tierra a nivel turístico. El pueblo reivindica y los políticos hacen suyas esas reivindicaciones, pero solo como gesto estético inocente. Lo que no hacen suyo es a Cañamero robando carros en Mercadona, eso no”, insiste Suárez, cuyas letras hablan de precariedad laboral, especulación, gentrificación o masificación turística. Eso es también Andalucía, como bien saben en Sevilla o Málaga.

La banda sevillana retrata su ciudad mientras vive “con cierta preocupación” cómo ese nuevo andalucismo puede acabar “en manos del capital” y se olvida de profundizar. Pero eso, insisten, no es más que un “gesto estético” que apenas ahonda en figuras como la de Blas Infante, Caparrós o las luchas jornaleras del campo andaluz. Andalusian crush no es, además, el único ejemplo. Hay más, como Grita mi nombre, reciente campaña de Turismo Costa del Sol que utiliza el pop aflamencado del malagueño Desmelenao o Passion for you, promoción de la ciudad de Sevilla musicada por SFDK. Todas, además, beben de The passion of Andalucia, trabajo del hongkonés Brandon Li sobre Andalucía, realizado en 2019 que ya contaba con música de Califato ¾. “Si instrumentalizamos el andalucismo acabaremos apoyando los discursos institucionales y robándole la frescura y el sentido profundo a este empoderamiento”, advierte Márquez, que se siente inspirada por el “andalucismo incluyente” de Blas Infante, muy actual en una comunidad tan plural y mestiza como la andaluza.

“Nosotros utilizamos la bandera de Andalucía porque cuenta la historia de este pueblo, de sus personas y su idiosincrasia. Si se politiza, ahí no tendría sentido”, apunta Chaparro. Califato ¾ volverá este 29 de febrero a dar un paso más en su reivindicación del andalucismo con la publicación de su nuevo disco. Lo dejaron claro en el adelanto lanzado hace unas semanas, Andaluce yorá, homenaje a los andaluces exiliados en clave flamenca y electrónica a partir de la poesía de Romero Esteo. “Creo que lo chavales que lo escuchen aprenderán sobre el expolio realizado en Andalucía. Nos parece una forma entretenida de conocer la historia a través de la cultura, de una forma amena y actualizada”, insiste Chaparro.

La canción está además dedicada a la malagueña Pepa Flores, Marisol. “Fue sometida a multitud de barbaridades, pero es imposible hacerlo mejor que como lo hizo todo ella, que sigue representando esa parte jornalera y comunista de Andalucía”, destaca Esteban Espada, responsable del bajo en la formación sevillana, que para avanzar este disco realizaron un cortometraje —con la participación de Borja Iglesias y Héctor Bellerín, futbolistas del Betis— en el que los integrantes de la banda viajan en una nave espacial hacia un nuevo planeta, con forma de botijo y llamado Nueva Andalucía. “Es la misma que en los principios, la que debería haber sido. Un lugar en el que todo el mundo desarrolla sus artes y cubre las necesidades de los demás”, concluye Chaparro.

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