“Yo embalsamé el cadáver de Franco”
El forense Antonio Piga es el único superviviente del equipo de cuatro médicos encargado de la conservación del cuerpo del dictador tras su muerte

Un mes antes de la muerte de dictador, el 20 de octubre de 1975, Antonio Piga recibió la visita del médico personal de Franco, Vicente Pozuelo, en su despacho del hospital advirtiéndole de la extrema gravedad del Jefe del Estado: “Franco está muy grave y vengo a pedirte que coordines el operativo para la conservación del cadáver tras su fallecimiento“. Recuerda que le pidió la máxima discreción y disponibilidad total. La organización del equipo consistía básicamente en estar localizable las 24 horas y vivir durante ese tiempo pegado a dos maletas negras, “grandes y muy feas”, con todo el material necesario para embalsamar. Desde las batas y el instrumental quirúrgico hasta los líquidos y el maquillaje cadavérico. “Las guardé en el maletero de mi coche durante todo ese tiempo. Mi gran preocupación era que me robaran el coche con todo lo que había dentro”.
Piga tenía entonces 35 años y era el director del Centro Nacional de Especialidades Quirúrgicas. Hoy, con 86 años, cuatro años más de los que tenía Franco cuando murió, reflexiona con otra perspectiva sobre aquel encargo: “Era joven y siempre había vivido bajo el régimen franquista. Creo que me impresionó más desde el punto de vista filosófico que médico porque ya había visto muchos cadáveres en mi carrera profesional, pero cuando tuve delante el cuerpo de Franco, tan anciano y desgastado, pensé que la muerte acaba equiparando a todo el mundo”.
El embalsamiento de Franco no fue fácil, el caudillo había sufrido muchas operaciones y su sistema vascular estaba bastante dañado. Una de las inquietudes del doctor Piga y de su equipo era que el líquido embalsamador quedara bien repartido y que endureciera por igual todo el cuerpo. La intervención se hizo en menos de dos horas y se llevó a cabo en el Hospital La Paz, donde el equipo de médicos forenses entró alrededor de las 23.30 del 19 de noviembre. Por esta razón, él siempre ha defendido que Franco murió el día 19 y no, como dice la versión oficial, el 20 de noviembre a las 5:25 de la mañana. “Cuando nosotros llegamos el caudillo llevaba muerto varias horas. Nos hicieron firmar un papel al final de la intervención y ahí sí que pusimos la hora exacta”.
De ese embalsamamiento no se esperaba solo la conservación del cadáver, sino también había una parte estética muy importante. El cadáver iba a ser expuesto varios días al público y además se retransmitía por televisión. Piga llamó a un enfermero del Instituto Anatómico Forense, Antonio Haro Espín, que colaboraba con el ejército americano en las bases que había en España preparando a los militares estadounidenses que fallecían por accidente o muerte natural: “Él tenía un maquillaje que aquí no existía que se usaba mucho en Estados Unidos, que tienen costumbre de maquillar a los cadáveres. Hicimos uno más sobrio que nos pareció que quedaba más natural”.
Antonio Piga pasó esos días pendiente del cadáver de Franco. “Un día después nos llamaron porque le salió una gota en la cara. Los focos de la capilla ardiente estaban calentando el cadáver y, en combinación con el frío exterior, se produjo una evaporación y posterior condensación. Con un algodón retiré la gotita y no volvió a aparecer”. Solucionado el problema, el equipo forense se trasladó hasta el Valle de los Caídos donde fue enterrado Francisco Franco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
































































