Tres caminos de Santiago para poner a prueba la excelencia de los expedicionarios de la Ruta Quetzal
Para acceder este año a la aventura, los adolescentes deberán presentar sus notas en los tres primeros cursos de la ESO y acreditar que estudian idiomas, música o practican algún deporte

Los mejores estudiantes de toda España esperaban con ansia a que, a finales de enero, por fin se abriera el formulario de inscripciones en la página web de la Ruta Quetzal 2025. No ha pasado ni un mes y los solicitantes ya sobrepasan los 200, justamente las plazas disponibles para la expedición. Es un viaje físico, que este año pasará por Galicia y Extremadura, y también personal. Su organizador, Íñigo de la Quadra-Salcedo, asegura que los participantes suelen describir la experiencia una vez terminada como “un descubrimiento de sí mismos”.
Regresar a las andanzas de la Ruta Quetzal, con la que su padre, Miguel de la Quadra-Salcedo, llevó a unos 15.000 adolescentes a conocer en vivo la historia común de América y Europa, todavía es un complejo ejercicio de prueba y error para su hijo. En 2022 retomó el proyecto, que estuvo paralizado durante seis años por la muerte del creador de la ruta, y cada una de las ediciones desde entonces ha supuesto un reto diferente: el primer año fue la incertidumbre de arrancar con un recorrido por Galicia y el norte de Portugal, solo alumnos españoles y menos recursos; en 2023, el número de chicas con notas altas superaba con creces el de chicos por lo que hubo que aplicar una discriminación positiva para que ellos no quedaran fuera; y en 2024, la implementación de la ley educativa de 2020 de forma desigual en cada comunidad autónoma los obligó a diseñar una estrategia que unificara las calificaciones de 3° de la ESO que, hasta ese momento, era la única que condicionaba la elección de los viajeros.

Para este 2025, el primer reto de la expedición también tiene que ver con la selección de los estudiantes: solo pueden optar los nacidos en 2009 y deberán enviar, además de su nota de 3°, las de 1° y 2° de la ESO. El promedio de las tres aportará el “valor académico”, que representará el 70% de la calificación de cada postulante. El restante 30% vendrá de algo que han introducido este año, el “valor meritorio”, que lo da la acreditación de estudios oficiales de idiomas o música, o la práctica de algún deporte. “Subimos así el grado de exigencia de nuestros participantes”, acota De la Quadra-Salcedo. “Ese valor meritorio servirá para que participen chicos y chicas con un interés muy especial en todo lo que van a ver”.
El viaje de este año, llamado Del corazón de Salnés al camino mozárabe de Santiago, cuenta nuevamente con el patrocinio de la Agencia de Turismo de la Xunta de Galicia y la colaboración de la asociación municipal Mar de Santiago y del Instituto de la Juventud de Extremadura, por lo que estará muy enfocado en acontecimientos históricos relacionados con estas comunidades. La ruta comienza con la instalación del primer campamento en Vilanova de Arousa (Pontevedra) y la siguiente tarea será aprender el oficio del marisqueo a pie. De ahí en adelante, todas las actividades estarán diseñadas para que los adolescentes “aprendan a agradecer” lo que tienen, dice De la Quadra-Salcedo, porque, recordando las palabras de su padre, “vivimos con un empacho de bienestar”.

El próximo recorrido, del 29 de junio al 10 de julio, incluirá tres tramos a pie de diferentes caminos de Santiago, uno por el norte gallego, una parte del Camino Mozárabe y una variante del conocido como Camino de Santiago Portugués. Solo entre el municipio extremeño de Medelllín y el de Mérida (parte del Mozárabe) recorrerán 28 kilómetros, explica De la Quadra-Salcedo. Reconoce que es una marcha difícil, pero el objetivo es “que descubran que son capaces de superar sus límites”, ya que con ese conocimiento les llega “la sensación de grandeza, de gratitud, que es lo que llena”.
Los expedicionarios saben de entrada que dormirán en el suelo, que comerán comida de campamento, que caminarán mucho y que la comunicación con sus familias y amigos será restringida. Aunque De la Quadra Salcedo padre no permitía móviles, y hasta el año pasado solo se podían usar unos pocos minutos en noches alternas, este año el organizador ha tenido que reconocer que son una parte importante de la vida, por lo que se les permitirá llevarlos durante el día para hacer fotos y videos exclusivamente.
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Volver a la ruta que hacía su padre, en la que el doble de estudiantes que ahora cruzaba el océano para visitar regiones de Latinoamérica, todavía es poco menos que un sueño, sobre todo porque aquellos viajes costaban alrededor de 1,5 millones de euros y hoy los patrocinios son más modestos. Además de los 200 jóvenes que actualmente hacen la ruta, hay 10 monitores, un equipo de logística, el personal del catering, los coordinadores y los encargados de cámaras y redes sociales que tienen que organizarse con un presupuesto mucho más restringido. Por esta razón, el viaje de este año se cobrará una cuota de 275 euros a cada participante para sufragar gastos comunitarios y de campamento que, según el organizador, “es mucho menos que lo que vale un campamento de verano”.
Para De la Quadra-Salcedo es importante que los adolescentes no se queden con las ganas de participar por razones como “no tener un 10 en todo”. “No me gustaría que la convocatoria al concurso se vea como algo de muy difícil acceso”, asegura. Según cuenta, la única preocupación de los expedicionarios debería ser la hora de la despedida, cuando deberán decir adiós a los amigos que harán durante el camino.
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