La caliza Rojo Ereño va camino de ser tratada con el estatus del mármol
Las instituciones trabajan para revalorizar la principal cantera de esta roca reconocida internacionalmente por su valor geológico

El denominado popularmente como mármol de Ereño no es realmente mármol ni se extrae del municipio de Ereño (Bizkaia, 272 habitantes). La ciudadanía vizcaína lo bautizó con este nombre debido a su parecido con esta piedra noble y a la proximidad de su principal cantera al municipio. Durante años, fue difícil no encontrar un portal en una calle de Bilbao o una cocina en un bloque de pisos en Bizkaia que no tuviera azulejos u ornamentos de esta roca caliza, conocida oficialmente como, Rojo Ereño.
— Aquí tenemos un pacto no escrito —revela entre risas el alcalde de Ereño, Joseba Zarragoikoetxea (PNV)—. Nosotros nos quedamos con el nombre oficial…
— … Y nosotros con la principal cantera —añade con complicidad su homólogo en Gautegiz-Arteaga (Bizkaia, 880 habitantes), Patrik Saitua (PNV)—. Así que ahora nos toca dar pasos para seguir protegiendo y reconociendo esta icónica piedra.
Saitua se refiere a los trabajos para revalorizar la cantera de Andrabide. Con la maleza ganando terreno, este espacio al aire libre se estaba usando como un vertedero clandestino. El ayuntamiento de esta localidad enclavada en la Biosfera de Urdaibai ha sacado ya a licitación estas tareas: “Queremos crear miradores, pasarelas y un aparcamiento para convertir este yacimiento en un parque accesible y atractivo para el vecindario y los turistas”. Actualmente, se usa como localización para producciones audiovisuales, espectáculos artísticos, deportivos y culturales o para la escalada.
La cantera cerró a finales del siglo pasado, cuando se detuvo su explotación. De allí se extraía una roca formada en un ambiente marino subtropical hace unos 115 millones de años. Destacan dos características principales: su color rojizo debido a la filtración de óxidos de hierro en los sedimentos originales y la presencia, principalmente, de rudistas polyconítidos, un grupo de moluscos bivalvos extintos que habitaban los mares durante el Cretácico.
“Estos bloques albergan una gran riqueza fósil, convirtiéndola en una fuente excepcional de información sobre la fauna marina de aquel período”, subraya la geóloga e investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Laura Damas. “La historia geológica está escrita en esta piedra y estudiarla nos permite aprender sobre la evolución de la vida en la Tierra”, destaca.
Visible en el Vaticano
Este material también fascinó a los romanos. Su color carmesí simbolizaba poder, riqueza y esplendor, motivo por el que lo exportaron a diversos lugares. “Se han encontrado restos en yacimientos como el de Iruña-Veleia, a más de 100 kilómetros de distancia”, informa Damas.
Siglos más tarde se empleó en edificios históricos, iglesias o monumentos de Bizkaia, pero también de otros puntos de España: la biblioteca de Santander, el parlamento de Murcia o el Congreso de los Diputados en Madrid. También se encuentra en la Basílica de San Pedro del Vaticano, en el teatro Colón de Buenos Aires o en la sede de la ONU en Nueva York.
Una lista exclusiva
Aunque no tuvo una distribución masiva fuera de las fronteras ni se empleó ampliamente en edificios icónicos mundiales, su singularidad geológica le ha permitido entrar en una selecta lista de 55 rocas declaradas Patrimonio Internacional por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés). Esta organización, fundada en 1961, agrupa a más de un millón de expertos de 121 países, convirtiéndola en una de las mayores entidades científicas del mundo.
“Es, literalmente, la voz global de las ciencias geológicas”, sentencia el presidente de la Comisión Internacional de Patrimonio Geológico de la IUGS. Asier Hilario ha sido el último responsable en el estudio y clasificación de esta roca singular antes de su acceso a esta selecta colección.
Este geólogo guipuzcoano recuerda que en este listado también se encuentran el granito de Alpedrete, utilizado en edificios emblemáticos de Madrid, o las filitas de Bernardos, esenciales para la arquitectura de tejados. A nivel internacional, destacan el mármol de Carrara, empleado por escultores y arquitectos italianos, y el mármol de Makrana, usado en la construcción del Taj Mahal.

Reconocimiento y protección
“El reconocimiento no implica directamente una protección legal, pero sí busca generar conciencia y activar iniciativas locales para su conservación”, matiza Hilario. En este caso, se trataría de la mencionada puesta en valor de Andrabide: “Las canteras, en particular, son espacios que a menudo se quedan en el olvido, pero tienen un enorme potencial para contar historias que conectan la geología, la historia y la cultura”.
Para Damas, ha sido un importante avance la entrada en este registro hace menos de un año. “El reconocimiento internacional de esta roca como patrimonio geológico y cultural es un gran paso para su conservación y protección. No solo nos ayuda a proteger este valioso recurso natural, sino que también contribuye a preservar la identidad cultural de las ciudades y regiones que la han utilizado en su construcción”, argumenta esta experta que realizó su tesis doctoral sobre estas calizas rojas. Al incluirla entre las rocas más importantes del mundo, “podemos asegurar que se valore y se proteja adecuadamente”.
El reconocimiento del Rojo Ereño no solo ha permitido “proteger un pedazo de nuestra tierra grabada en las paredes de edificios que nos identifican como sociedad”, sino que ha servido para la inspiración de dos artistas vascos. Junto a la iglesia de la localidad y en un pequeño hórreo, Rober Garay y Albert Palomera han ideado un espacio expositivo dedicado a este material, dentro del “proyecto de arte, naturaleza y territorio” conocido como Sintonía arrecifal.
Una nueva piedra en el listado
La IUGS tiene prevista la incorporación de otra piedra vasca en este exclusivo listado: el Negro Markina. Se trata de un mármol —este sí— de color negro, compacto y con vetas blancas extraíble de otro pueblo de la zona, Markina-Xemein (Bizkaia, 5.000 habitantes). Su uso se ha destinado también a construcciones emblemáticas, esculturas destacadas y diversos elementos ornamentales.
“Seguramente, el Negro Markina entrará en este registro, ya que tiene relevancia suficiente a nivel nacional”, adelanta Hilario en conversación con EL PAÍS. Preguntado por un plazo, no se atreve de detallar una fecha, pero estima que será en torno al comienzo del verano.
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