Cae una trama rusa que blanqueaba para otras mafias e iba a invertir sus beneficios en Cuba
La Policía detiene a 14 personas en España, entre ellos los tres “cajeros” de la red a los que acusa de lavar “varios millones de euros” al mes


Golpe en España a una gran mafia rusa de blanqueo de capitales. La Policía Nacional detuvo el pasado 21 de enero a 14 presuntos integrantes de una red que operaba como una auténtica “multinacional” del lavado de dinero para organizaciones dedicadas al narcotráfico de todo el mundo, según ha informado este miércoles el Ministerio del Interior. Entre los arrestados están los tres “cajeros” ―dos de nacionalidad rusa y un armenio―, responsables de mover “varios millones de euros” al mes, así como un agente de la policía que les facilitaba documentación para residir de manera legal en España. Los cuatro han ingresado en prisión. Durante la operación se han realizado nueve registros en Madrid, Málaga, Marbella, Torremolinos, Coín, Ayamonte y Lisboa, en los que se ha intervenido más de un millón de euros en efectivo, un monedero de criptomonedas y cuatro máquinas para contar billetes
La investigación ―en la que ha colaborado la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial (Europol) y agentes de la Policía Judiciaria de Portugal― ha revelado que la organización tenía sus propias tramas societarias para reintroducir los ingentes beneficios que obtenía en la economía legal. De hecho, en el momento del arresto, la red tenía en marcha dos negocios. El primero, en la provincia de Huelva, donde iba a adquirir unos terrenos para levantar un complejo hotelero con otros inversores. El segundo, en Cuba, donde había iniciado los contactos con las autoridades de la isla para levantar una planta fotovoltaica de generación de energía por la que iba a cobrar en níquel y oro. Para este negocio, aún incipiente, habían contratado a un abogado español que presumía en sus conversaciones de llevar los asuntos de un conocido político español, según fuentes cercanas a la investigación. El letrado no está entre los arrestados, detallan estas mismas fuentes.
La bautizada como Operación Strongbox se inició en 2023, al detectar la Policía la “constante y sistemática actividad de recogida y entrega de dinero en efectivo” que varios presuntos integrantes del crimen organizado ruso asentados desde hace tiempo en España hacían en varias ciudades y que extendían sus redes a otros puntos de Europa como Países Bajos, Estonia, Lituania e Italia. Las pesquisas ―en las que han participado agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) y de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF)― revelaron que el grupo tenía organizada su actividad en oficinas que, en el momento de la operación, estaban enclavadas en Madrid, Marbella y Málaga, aunque anteriormente estuvieron en otras localidades como Sevilla. “Las movían de una ciudad a otra por motivos de seguridad y también en función de donde estuvieran sus clientes”, detallan fuentes policiales.

Al frente de cada una de ellas se encontraba lo que la policía ha bautizado como “cajero”, que era la persona encargada de recibir el dinero de las organizaciones criminales, así como de hacerlo llegar a cualquier lugar del mundo. La organización cambiaba estos cajeros periódicamente y los trasladaba de un país a otro donde tenía oficinas. De hecho, a uno de los arrestados en España se le ha intervenido documentación que apunta a que antes había residido en Tailandia, mientras que de los otros consta que también han ejercido funciones similares en Países Bajos e Italia, señalan fuentes policiales. Para mover los fondos, en contadas ocasiones utilizaban el traslado de los billetes. Sin embargo, en la mayoría de los casos se valían de la hawala, un sistema ancestral que permite pagos internacionales sin necesidad de mover el dinero físicamente de un país a otro. Estos movimientos de dinero eran constantes y, en ocasiones, incluían partidas cercanas a los 300.000 euros, según detalla la Policía. A cambio de sus servicios, la red rusa cobraban entre un 2% y un 3% de la cantidad transferida.
Los clientes de la trama eran los capos del narcotráfico asentados en España de organizaciones criminales albanesas, marroquíes, serbias, armenias, chinas, ucranias, colombianas y la Mocro Maffia, una estructura criminal integrada principalmente por delincuentes de origen magrebí y asentada en Países Bajos que se ha convertido en la principal amenaza a la seguridad de los estados en los que se asienta. El objetivo de todas ellas al utilizar los servicios de la red de blanqueadores rusos era evitar acumular grandes cantidades de efectivo en sus residencias en España para evitar que fueran incautados en caso de una operación policial.
La trama se granjeaba la confianza de estas organizaciones criminales con su “alta profesionalidad, con una sofisticación nunca vista antes, comportándose como una auténtica multinacional del blanqueo de capitales”, destaca Interior en su nota. Para ello, contaba con un estricto “protocolo” de actuación que obligaba a los cajeros a documentar de manera exhaustiva las cantidades recibidas y entregadas, el porcentaje cobrado, la emisión de recibos, el envío de fotografías para certificar las operaciones así como el uso de token (código o señal, en inglés), habitualmente un billete roto por la mitad de la que la parte que entrega y la que recibe tiene una de las partes. Si el cajero no cumplía a rajatabla el protocolo, la organización imponía a este multas de hasta el 5% de su sueldo.
Conteo de dinero en un armario
Además, cada oficina disponía de una caja fuerte y la máquina para contar el dinero estaba dentro de un armario insonorizado para evitar que se escuchase desde fuera de la vivienda el ruido característico que produce al contar billetes. Los integrantes de la trama ―que mantenían un nivel de vida discreto― cambiaban habitualmente de pisos y vehículos, siempre de alquiler, y tomaban importantes medidas de seguridad en sus desplazamientos y comunicaciones. Entre ellas, el uso de teléfonos encriptados que, en el caso de que uno fuera detenido, se bloqueaban de manera simultánea, como así ocurrió cuando se les arrestó el pasado enero. “No hemos podido acceder a su contenido de sus terminales”, se lamenta uno de los agentes que ha participado en el operativo.
Todas estas medidas impidieron, el pasado verano, que la red rusa sufriera el robo de más de medio millón de euros que almacenaban en una de sus oficinas. El cajero responsable de la misma observó movimientos sospechosos y trasladó los fondos a otro lugar. Cuando entraron en el piso los asaltantes, pertenecientes a un grupo armenio, no encontraron nada. El incidente obligó a que dirigentes de esta última organización se desplazaran a España para mantener una reunión de urgencia con la trama de blanqueo para solventar las diferencias y que no se produjera una escalada, detallan fuentes policiales que han intervenido en el operativo.
Además de las actividades de blanqueo, la trama tenía capacidad para obtener irregularmente documentación para que sus cajeros y los miembros de otras organizaciones criminales pudieran moverse sin problemas por Europa. Para ello, contaba con la ayuda de un agente de policía destinado en Ayamonte (Huelva), que está entre los detenidos. Según esta parte de la investigación, realizada por la Unidad de Asuntos Internos (UAI), la trama lograba acelerar los trámites administrativos para conseguir permisos de residencia, en muchos casos alegando la supuesta condición de ucranios de los solicitantes para así aprovechar el estatus de protección temporal que la UE ha concedido a cientos de miles de ciudadanos que han huido de la guerra en este país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
