Dudas en el PP sobre su voto al decreto de las pensiones tras el “arriesgado” rechazo del anterior

La resolución de la crisis entre el PSOE y Junts, que han pactado llevar al Congreso una nueva versión del decreto ómnibus que decayó la semana pasada para revalorizar las pensiones y otras medidas sociales, ha vuelto a colocar a Alberto Núñez Feijóo ante la misma encrucijada de hace solo siete días. Con la nueva iniciativa que, según el Gobierno, incluirá la práctica totalidad del escudo social, el líder del PP afronta la misma pregunta que se hicieron diputados y presidentes autonómicos populares ante la votación de la semana pasada: ¿asumir el riesgo de retratarse contra las pensiones o tratar de mantener la estrategia de desgaste a Pedro Sánchez?

El dilema vuelve a estar sobre la mesa con muchas dudas internas en el PP. Por un lado, el rechazo al decreto tiene el problema de votar en contra de la revalorización de las prestaciones para los jubilados, un colectivo de 12 millones de personas muy sensible para el PP. Por otro, el PP busca evidenciar la “debilidad” de Sánchez por su dependencia de Carles Puigdemont, como cree que consiguió retratar en la primera votación del decreto ómnibus, que decayó con los votos en contra de PP, Junts y Vox. Para algunos dirigentes populares, la norma ideada por el Gobierno con un amplio abanico de medidas era, en todo caso, “una trampa” para el PP, la apoyara o no, porque cualquiera de las dos opciones tenía su lado negativo. Pero ahora, solucionada la crisis entre Sánchez y Puigdemont, el PP vuelve a la misma casilla de salida.

En el PP persisten las mismas dudas que ya hubo en la primera votación del decreto ómnibus, que Feijóo decidió rechazar sin consultar a los barones del PP. La dirección nacional del PP dejó este martes en el aire su voto ante la nueva norma con el argumento de que quiere esperar a conocer los detalles del texto, pero se felicitó de que “Sánchez hace lo que le pedía Feijóo: trocear el decreto”, lo que en principio podría favorecer su apoyo. La nueva versión del ómnibus incluirá la práctica totalidad del escudo social que decayó la semana pasada. Son 29 medidas, entre ellas la revalorización de las pensiones, las ayuda a la dana, al transporte público, a los afectados por el volcán de La Palma, anunció ayer Sánchez. También el escudo antidesahucios, que criticaban el PP y Junts y reivindicaba la izquierda.

Sin embargo, el portavoz nacional, Borja Sémper, volvió a defender también ayer que el PP está “radicalmente en contra” de la cesión al PNV de la sede del Instituto Cervantes en París que, según el partido vasco, volverá a quedar reflejado en la nueva versión del decreto pactado con Junts, lo que alejaría el respaldo del PP. “Hasta que no veamos negro sobre blanco el contenido de lo que ha pactado Sánchez con Puigdemont, no comprometeremos nuestro voto”, justificó el portavoz del PP, sin desvelar por qué se inclinan los populares. Algunos dirigentes apuestan en privado por una abstención, aunque dependerá de cómo quede el redactado final del decreto, porque Feijóo ya había comprometido su rechazo incluso aunque se retirara la cesión al palacete del PNV. En cambio, otros miembros de la cúpula entienden que si el nuevo texto es similar al anterior, el PP debería votar en contra otra vez por “coherencia con el discurso” que el partido ha defendido hasta ahora. Y porque esperan nuevas “trampas” de Sánchez en lo pactado con Junts.

“Hemos hecho lo que esperaba nuestro electorado”

Génova gana tiempo para sopesar su decisión, mientras defiende su estrategia ante las reservas de los territorios. El equipo del líder de la oposición dice contar con encuestas internas que reflejan que los votantes de la derecha están de acuerdo con su rechazo al decreto, y que uno de cada cuatro votantes de la izquierda culpan al Gobierno. “Hemos hecho lo que esperaba nuestro electorado y Sánchez está más débil después de esto: ha cedido en la cuestión de confianza, porque tendrá que tramitar la proposición no de ley de Junts, y trocea el decreto”, argumentan en el gabinete de Feijóo. “La puesta en escena del Consejo de Ministros esperando a la llamada de Puigdemont para poder reunirse tampoco nos viene nada mal”, razonan en la dirección popular. Pero fuera del núcleo duro, en los territorios, la visión es diferente.

El poder territorial del PP contiene la respiración ante el “arriesgado movimiento de Feijóo”, según lo interpretan algunos barones populares, al haber votado en contra de la revalorización de las pensiones. Además, las comunidades del PP tuvieron que asumir el coste de prorrogar las ayudas del transporte que también decayeron con la norma. Y, según Hacienda, al frustrar el decreto las comunidades autónomas recibirán las entregas a cuenta (los anticipos por los recursos que corresponde a cada una por el modelo de financiación) correspondientes a 2023, en lugar de las de 2024, lo que implica que contarán con menos recursos. Algunos presidentes autonómicos del PP reconocen que se sorprendieron, desconcertados, al conocer el no del PP la semana pasada. “Cuando lo vi pensé: ‘¡Madre mía!”, revela un presidente popular. “Estamos todos con la respiración contenida”, apunta este barón sobre la preocupación que se ha extendido en los territorios por las consecuencias de esa decisión entre los 12 millones de pensionistas.

El PP, descolocado con Sánchez

La jornada de este martes dejó también al PP descolocado por el pacto de Sánchez con Junts, que no esperaba. A primera hora, Feijóo sacaba pecho del debate que los populares habían organizado en el Senado para presionar a Sánchez. “Dentro de un par de horas el Senado va a instar al Gobierno a la actualización y a la subida de las pensiones, a facilitar el bono transporte y también a facilitar ayudas para los afectados de la dana”, subrayó Feijóo a los medios. “Va a ser las Cortes Generales a través del Senado el que inste al Gobierno a subir las pensiones. Es inaudito y amoral que el presidente utilice a los pensionistas, a los afectados de la dana y a los usuarios del transporte para solventar sus rabietas y sus dificultades con sus socios”, agregaba el jefe de los populares cuando todavía no estaba previsto que el Consejo de Ministros aprobase un nuevo decreto este martes.

“¡Vamos a ganar, como siempre!”, comentaba un senador del PP antes del inicio del pleno, que arrancó a las 11.30, haciendo gala de la mayoría absoluta de los populares, que les permite sacar adelante cualquier iniciativa promovida en el Senado, aunque luego no tenga una traducción práctica. Pero la imagen de gloria buscada por el PP, que desde la Cámara alta pretendían erigirse en defensa de las prestaciones que decayeron la semana pasada en el Congreso, quedó difuminada de un plumazo. La casualidad —y el reloj de Sánchez— hicieron coincidir prácticamente la votación de la moción del grupo popular en la Cámara alta con las primeras noticias del acuerdo entre el Gobierno y Junts. En el receso de diez minutos antes de apretar el botón, los senadores se enteraron in situ de que el pleno no solo no había valido para nada, sino que había quedado deslucido.