El Ayuntamiento de Sevilla talará el ficus centenario tras acreditar su muerte
Los ecologistas exigen que el enorme tronco se quede como símbolo de un fracaso y de la desaparición progresiva de árboles en la capital andaluza
El Ayuntamiento de Sevilla (PP) talará el ficus centenario de Triana, plantado en 1913 y declarado Bien de Interés Cultural (BIC), tras certificar su muerte los arboristas municipales. La poda radical que le infligió la orden religiosa de los dominicos y autorizó el Consistorio en 2022 fue letal y dos años después los expertos han avalado su defunción. Ahora el Ayuntamiento estima que la mejor solución es eliminar el enorme tronco y sustituirlo por otro árbol de gran porte. Mientras, los ecologistas se oponen y reclaman una moratoria para el ficus y que se quede en su sitio porque los árboles centenarios suelen revivir con el tiempo. Los conservacionistas buscan que permanezca como símbolo de la lucha por la sombra en una ciudad donde el número de árboles ha menguado en los últimos años a pesar del aumento de temperaturas.
“El ficus sufre un deterioro irreversible, no tiene posibilidad de recuperarse y su estructura continuará degradándose (…) El equipo técnico de Parques y Jardines recomienda retirar el ejemplar y estudiar la plantación de un nuevo ejemplar que pueda compensar los beneficios medioambientales y paisajísticos del ficus. Este árbol singular no tiene posibilidad de recuperación y la estructura existente se irá descomponiendo poco a poco a un ritmo no predecible”, ha subrayado el arborista que ha estudiado su estado, cuyo dictamen ha difundido el Consistorio este viernes en un comunicado.
Los ecologistas han acudido de forma masiva al Pleno municipal de este viernes para presionar y que no se apruebe el apeo del ficus centenario. Con Podemos-IU ha presentado una moción para aprobar una moratoria hasta la próxima primavera y que un estudio científico independiente rubrique su muerte. En tal caso, este partido propone “la puesta en valor del tocón del ficus como emblema del barrio de Triana”, una idea que apoyan los conservacionistas. El PSOE, cuyo líder Antonio Muñoz autorizó el apeo como alcalde en 2022, apoya la eliminación del ejemplar propuesta por el Gobierno. “Los criterios sobre este asunto siempre han sido técnicos y nuestra postura es que debe seguir siéndolo”, afirma un portavoz socialista.
Javier Ros, presidente de la asociación por el Ficus de Sevilla, desconfía del criterio de Parques y Jardines, al que acusa de posicionarse desde el principio con el cura de la parroquia de San Jacinto, Javier Rodríguez, impulsor de la tala cuando el árbol estaba en su propiedad: “Queremos una moratoria y que un equipo científico independiente, no al servicio de los que quieren matarlo, analice la evolución del ficus. El cura es el verdugo y los políticos sus cómplices. El ficus se queda sí o sí y queremos que se quede como símbolo de lo que queda por hacer en esta ciudad”. Ros es muy crítico con la política medioambiental del PSOE, que gobernó la capital andaluza entre 2015 y 2023, y el PP, que en un año y medio de gestión no ha hecho grandes cambios. “Estamos en la sartén de Europa y vamos muy por detrás de ciudades como París o Berlín, que siendo mucho más frescas se están adaptando mejor al cambio climático”.
El equipo de Gobierno actual achaca la muerte del ficus centenario al PSOE municipal, por dejar que el ficus estuviera un año sin cuidados paliativos -riegos frecuentes y cuidados para evitar los hongos- desde agosto de 2022 hasta el verano de 2023. Horas antes de la conclusión de la poda hace dos años, un juez comunicó al Ayuntamiento que estaba estudiando la suspensión de los trabajos, pero los operarios aceleraron con las motosierras mientras la Policía Local les protegía de los ecologistas, que protestaban a pie de calle. Los operarios casi culminaron el apeo esa noche al destruir el 70% de la estructura del árbol, pero frenaron tras caerse una enorme rama de noche, iluminados por luces artificiales.
A la mañana siguiente llegó la orden de paralización del juez al Ayuntamiento, pero por unas horas no pudo salvar al ejemplar de la decisión tomada por el párroco de la iglesia de San Jacinto y autorizada por Muñoz. Meses después un juzgado de instrucción investigó la actuación de los responsables del Ayuntamiento por desobediencia a la autoridad, prevaricación y un delito contra la fauna por la desaparición del hábitat de cientos de aves, pero finalmente archivó las pesquisas.
Tras la poda extrema que sufrió en 2022, el árbol sufrió la eliminación de toda su masa foliar, sufrió insolación estival y altas temperaturas, hongos saprofitos en las raíces que descomponen la madera y la pudre, según los técnicos medioambientales del Ayuntamiento. Además, las capas de pavimento dificultaron la masa radicular del árbol, lo que impidió su recuperación, alerta el informe entregado al Consistorio.
El ingeniero técnico agrícola que firma el informe, Pedro Torrent, recomienda pasar página y sustituirlo por otro gran ejemplar que dé sombra a una esquina del barrio de Triana muy transitada: “Se propone la eliminación del árbol muerto y la plantación de un nuevo ejemplar perteneciente a una especie que pueda compensar los beneficios medioambientales, paisajísticos y ecológicos que proporcionaba el ficus en su máximo momento de esplendor huyendo de los conflictos que pudieran surgir en cuanto a funcionalidad, seguridad, competencia con espacio y molestias a los ciudadanos”. Está por ver si la batalla de los ecologistas para conservar el tronco del árbol está sentenciada o tiene margen de maniobra.
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