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POLÍTICA EXTERIOR

Sánchez confía en haber flexibilizado la posición de China para evitar una guerra comercial

El presidente anuncia en Shangai más inversiones millonarias de empresas del gigante asiático en España

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, en la inauguración de la sede de Shanghái, este martes.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, en la inauguración de la sede de Shanghái, este martes.Borja Puig de la Bellacasa (Pool Moncloa/EFE)
Carlos E. Cué

Las negociaciones con el Gobierno chino son siempre muy lentas, y no hay garantías de la decisión que tomarán hasta el último momento, pero después de 48 horas en el gigante asiático, con múltiples reuniones a todos los niveles, político y de empresas privadas, la delegación española es optimista sobre la posibilidad de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, haya logrado el principal objetivo del segundo viaje a la segunda economía del mundo en poco más de un año, algo totalmente inusual: evitar una guerra comercial entre China y la UE con consecuencias muy perjudiciales para España, sobre todo para su industria porcina, que exporta a este país casi 1.300 millones de euros al año, un quinto de su producción. Las reuniones han sido todas muy positivas y España confía en que se imponga su propuesta de salida a la crisis que ha generado la decisión de la UE de imponer aranceles elevados a los coches eléctricos chinos porque entiende que están subvencionados por el Gobierno y por tanto compiten de forma desleal con los europeos. España apuesta por negociar un acuerdo entre la UE y China en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y así se lo ha hecho saber Sánchez a Xi Jinping, el todopoderoso presidente del país, con quien mostró una gran sintonía en las imágenes que dejaron grabar a la prensa.

Sánchez fue muy claro en un foro empresarial organizado en Shangai por CEOE y liderado por su responsable de internacional, Marta Blanco, que acompaña al presidente en el viaje con un grupo de empresarios con intereses en China, un país donde hay más de 600 compañías españolas. “China es un socio comercial clave para España. Queremos una China y una UE más abiertas al mundo. Queremos reconducir las tensiones por los aranceles a los coches eléctricos. Proponemos una solución negociada en el marco de OMC que evite una escalada comercial que no beneficia a nadie. No dejemos pasar esta oportunidad. Sumemos esfuerzos para superar las dificultades. Como dice un proverbio chino, de las nubes más negras cae el agua más limpia. De los desafíos vamos a encontrar oportunidades. Vamos a construir puentes donde otros solo ven barreras”, aseguró el presidente español, convencido de que la crisis entre China y la UE aún tiene solución. España se reserva la posibilidad de cambiar de voto en la decisión definitiva sobre los aranceles en noviembre. Alemania, con fuertes intereses en China, ya se abstuvo en la primera votación, en junio, cuando España apoyó los aranceles, algo que provocó la casi inmediata amenaza de China de tomar represalias contra la carne de cerdo española.

El recorrido de Sánchez estos tres días, que termina este miércoles con una visita a un cluster tecnológico cerca de Shangai, está convenciendo a la delegación española de que una salida pactada es posible y sobre todo de que los chinos pueden aumentar su inversión en España, otro de los grandes objetivos de un viaje que le deja al presidente sensaciones mucho más optimistas de las que depara la política española, en la que cada vez parece más evidente la debilidad parlamentaria del Gobierno y la posibilidad de perder muchas votaciones a partir de la tensión con Junts tras la elección de Salvador Illa como president con un pacto con ERC. Sánchez firmó en Envision, una compañía puntera china en energías renovables, un acuerdo que implicará una inversión de 900 millones de euros de esta empresa y otras para levantar en España una fábrica de electrolizadores imprescindibles para la producción de hidrógeno verde renovable. El entusiasmo que encontró Sánchez con España y con su propio proyecto político en Envision muestra la clara diferencia entre el ambiente fuera y la realidad política española.

Segundo Cervantes en China

Sánchez hizo un parón en una agenda claramente económica para hacer una inauguración importante para el mundo cultural español en Asia: el Instituto Cervantes de Shangai, el segundo que se abre en China después del de Pekín. Luis García Montero, director del Cervantes, que se desplazó hasta esta megalópolis futurista china para la inauguración, aseguró que España se convierte así en el único país del mundo occidental que tiene dos centros culturales en China, todo un hito. El poeta aprovechó el momento para leer unos versos sobre China escritos por Rafael Alberti y María Teresa León tras un viaje a este país y publicados en 1958 en el libro “Sonríe China”.

García Montero también recordó que se cumple poco más de un siglo de la primera traducción del Quijote al chino (1922), lo que muestra la unión cultural de los dos pueblos. Sánchez recordó que el chino y el español son las dos lenguas con mayor número de hablantes nativos en el planeta. “Un mundo anglosajón, que no cuente con el español y el chino, es un mundo de mentira”, resumió García Montero.

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Ambos destacaron el “orgullo” que supone la apertura de este nuevo Cervantes en China y el hecho de que cada vez más chinos aprendan español. Ya hay 50.000 graduados en estudios hispánicos en este país y hasta 60.000 personas estudiando carreras hispánicas, además del número imposible de determinar de chinos que lo estudian como lengua para comunicarse especialmente con Latinoamérica, donde China tiene cada vez más presencia. Más de 100 universidades chinas cuentan con un departamento de español. Y ya hay hasta 193 ediciones del Quijote en chino, explicaron entre los dos. Además, en España hay más de 60.000 estudiantes de chino, aseguró Sánchez. Incluso Cervantes fantaseaba en el Quijote con que el emperador chino exigiera la lectura de su libro, señaló el presidente.

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