El diputado Pedro Fernández, mano derecha de Ortega en el juicio del ‘procés’, se da de baja en Vox
El partido atribuye su salida a motivos profesionales, aunque el exdirigente seguirá como parlamentario
Pedro Fernández Hernández, dirigente histórico de Vox, diputado en el Congreso y mano derecha de Javier Ortega Smith en el juicio del procés, se ha dado de baja en el partido, según ha adelantado Libertad Digital. Consultado por EL PAÍS, Fernández no ha querido explicar los motivos de su salida de un partido al que pertenece desde su fundación, pero un portavoz de Vox ha asegurado que la baja se produjo en febrero y la ha atribuido a “un proyecto profesional relacionado con la docencia”. Sin embargo, Fernández no dejará su acta de diputado y seguirá en el grupo parlamentario de Vox, sin pasarse al mixto.
“Me di de baja como afiliado de Vox en febrero por motivos que tienen que ver con la docencia. Sigo y seguiré como diputado de Vox en el Congreso para defender las mismas ideas y cumplir con mi compromiso con los votantes”, ha escrito con posterioridad el propio Fernández en la red social X.
Pedro Fernández, madrileño de 54 años, letrado de profesión, ha sido durante mucho tiempo la mano derecha del anterior secretario general del partido, Javier Ortega Smith, que ha perdido poder en la formación hasta quedar relegado a la condición de simple vocal del Comité Ejecutivo Nacional (CEN). El propio Fernández formaba parte del máximo órgano de dirección del partido, del que fue excluido tras su remodelación a principios de este año. Si es cierto que se dio de baja en Vox en febrero, aunque no se haya sabido hasta ahora, eso significaría que lo hizo tras quedar fuera del CEN. En la anterior legislatura fue concejal del Ayuntamiento de Madrid en el grupo municipal encabezado por Ortega Smith, con quien hizo tándem como letrado de la acusación popular de dicho partido en el juicio contra los dirigentes del procés celebrado en el Tribunal Supremo. Desde mayo de 2019 es diputado nacional por Zaragoza.
Algunas fuentes de Vox atribuyen su salida al hecho de haber sido progresivamente marginado por la dirección, mientras que otras la vinculan con dos decisiones de gran calado tomadas este verano. La primera fue el abandono del grupo de los conservadores y reformistas europeos (ECR), de la primera ministra italiana Giorgia Meloni, en el Parlamento Europeo para sumarse al nuevo grupo de los Patriotas por Europa impulsado por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y la líder del Reagrupamiento Nacional francés, Marine Le Pen. La segunda, la ruptura de los gobiernos de coalición con el PP en Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia, Aragón y Extremadura. Ambas decisiones, tomadas por la cúpula del partido, han creado fuertes tensiones internas.
La salida de Fernández se suma a un largo goteo de bajas que se han ido produciendo en el último año en Vox. La mayoría son de concejales anónimos y pasan inadvertidas. Otras, sin embargo, afectan a dirigentes históricos del partido como la exeurodiputada Mazaly Aguilar, los exdiputados Víctor Sánchez del Real, Rubén Manso y Juan Luis Steegmann o el exportavoz del grupo parlamentario en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros. Algunos de ellos han sido depurados en las listas electorales, pero otros, como los dos últimos, han renunciado voluntariamente al acta. En la mayoría de los casos, los afectados han guardado silencio, pero algunos han acabado hablando, como el doctor Steegmann, que fue portavoz de Vox en el Congreso durante la pandemia y antes del verano remitió una carta a sus excompañeros en la que, tras anunciar la baja en el partido, denunciaba que Vox estaba “prescindiendo de la parte más liberal de su programa, y de sus diputados” y había emprendido “un viaje nocturno que se acerca al neofalangismo”. “Me he opuesto a ello, sin éxito”, se lamentaba.
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