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Muere Cristina Alberdi, defensora de los derechos de las mujeres

La exministra de Asuntos Sociales con Felipe González fue una de las pioneras del feminismo en España y la primera mujer vocal del Consejo General del Poder Judicial

Cristina Alberdi, fotografiada en su casa en 2003.
Cristina Alberdi, fotografiada en su casa en 2003.BERNARDO RODRIGUEZ (EFE)
Anabel Díez

La ministra de Asuntos Sociales en el último gobierno de Felipe González y exvocal del Consejo General del Poder Judicial Cristina Alberdi ha fallecido este jueves a los 78 años en Madrid. Jurista, abogada, defensora de las libertades y luchadora por la igualdad de las mujeres —desde el ámbito político mucho tiempo y siempre desde el jurídico— Alberdi desarrolló en la capital de España casi toda su vida personal y profesional, aunque hubiera nacido en la localidad sevillana de Los Rosales.

No ocultó su desazón por la situación del bloqueo del Consejo General del Poder Judicial y, aunque no restó responsabilidad a ninguno de los dos grandes partidos, PP y PSOE, sí consideraba que las apreciaciones o razones que esgrimían los populares para mantener el bloqueo no tenían razón de ser. Al haber sido miembro del Consejo —fue su primera vocal mujer— no asumía ni aceptaba que sus miembros actuaran fuera de la corrección jurídica y no entendía por qué al PP le había parecido bien durante muchos años el sistema de elección y ahora no. Su alejamiento del PSOE, partido que abandonó en 2003 con entrega incluida de una carta al entonces secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y sus críticas profundas a decisiones de calado no le impidieron nunca valorar y señalar lo que pudiera parecerle acertado de las acciones del partido y de los gobiernos socialistas. En los últimos tiempos las razones que esgrimió para abandonar el PSOE hace 20 años guardaban evidentes similitudes. Sus críticas al actual gobierno de coalición se orientaban a los pactos con fuerzas políticas independentistas, aunque los partidos de esa ideología no estén en el Ejecutivo. Nunca aceptó las políticas de acuerdos con ERC de hace dos décadas, y tampoco las de ahora.

En el PSOE, partido en el que llegó a ser presidenta de su organización madrileña, la consideraron absolutamente alejada de esa familia desde el momento que abandonó la organización y, sobre todo, por su vinculación en tareas de asesoramiento a órganos de la Comunidad de Madrid a propuesta del Gobierno regional del PP. Si el PSOE lo vivió como la ruptura total y ya la consideró vinculada al PP, ella, la jurista Cristina Alberdi, defendía la aceptación de sus nuevas tareas bajo el paraguas de su independencia de criterio; unas razones imposibles de asumir por ningún partido político.

No era afiliada al PSOE cuando, en pleno proceso de elaboración de la Constitución de 1978, colaboró en parcelas jurídicas de la Ley Fundamental. Tampoco militaba en el partido cuando fundó en Madrid el Colectivo Jurídico Feminista. Se le reconoció entonces y ahora su finura jurídica plasmada en reformas del Código Penal y Civil.

En su historial queda haber sido la primera mujer que formó parte del Consejo General del Poder Judicial, a propuesta del PSOE, entre 1985 y 1990. En 1993, en el último gobierno de Felipe González, sustituyó en el Ministerio de Asuntos Sociales a Matilde Fernández. Siempre se ha considerado que Alberdi tuvo una tarea continuadora de la labor de Fernández: La primera, nombrada a propuesta del entonces vicepresidente, Alfonso Guerra, y, Alberdi, claramente por Felipe González. La pelea sin cuartel entre guerristas y felipistas o renovadores estaba en pleno apogeo.

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Su militancia en el PSOE, con carné, empezó en 1995 y se prolongó hasta 2003. Los avatares y desencuentros con el partido fueron notorios, pero como lo fue toda su trayectoria en defensa de los derechos de las mujeres. Los avances que se dieron en la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín coincidió con la presidencia de España en la UE y fue Alberdi quien representó a los europeos en un nuevo hito en el avance de esos derechos.

Su última legislatura en el Congreso, diputada por Málaga, fue la de 1996, la marcada por la derrota de Felipe González después de haber ganado todas las elecciones desde 1982. El liderazgo del PSOE estaba ya en manos de José Luis Rodríguez Zapatero, ganador de las primarias frente a José Bono, Rosa Díez y Matilde Fernández. Alberdi abrió otra etapa en la política de partido; esta vez como presidenta del PSOE madrileño, entonces denominado Federación Socialista Madrileña, entre 1997 y 2000. Pero su desapego con la organización fue en aumento. En 2003 lo abandonó, con carta incluida al secretario general. Rodríguez Zapatero leyó que la baja de esta ilustre militante obedecía a su disconformidad con los acuerdos que el gobierno socialista había alcanzado con ERC; tampoco entendía que, con el llamado Pacto del Tinell, se excluyera al PP de posibles entendimientos en Cataluña. En ese tiempo, Alberdi era una excepción dentro del mundo de la militancia socialista donde Zapatero concitaba un apoyo casi absoluto. El acercamiento a posiciones del PP —o su coincidencia, como ella diría, aunque no en todo—, han convivido hasta su final en la intensa vida de esta jurista, heterodoxa, y siempre en primera fila de la defensa de los derechos de las mujeres, su legado indiscutible.

Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).
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