Iglesias y Montero relatan en el juicio a su presunto acosador que sufrieron “un estado de estrés y nervios permanente”
Un grupo de manifestantes increpa a los exministros de Podemos a las puertas del juzgado
El juicio contra Miguel Ángel Frontera, investigado por acosar entre mayo y diciembre de 2020 a las puertas de su domicilio a Pablo Iglesias e Irene Montero, cuando eran vicepresidente del Gobierno y ministra de Igualdad respectivamente, ha quedado visto para sentencia este lunes. La vista se ha celebrado más de dos años y medio después de que el magistrado instructor del caso, Javier Carreño, decidiera la apertura de juicio oral contra Frontera, al que se le atribuyen los delitos de injurias graves, acoso, revelación de secretos y coacciones continuadas. En su declaración, el exlíder de Podemos y la actual cabeza de lista del partido a las elecciones europeas han relatado la “situación de angustia” y “miedo” que vivieron todo el tiempo que duró el acoso, y que los sumió en un “estado de estrés y nervios permanente”. A su llegada al Juzgado de lo Penal número 14 de Madrid, se han vivido momentos de tensión cuando un grupo de personas les han increpado.
Frontera se enfrenta a una petición fiscal de tres años de cárcel y una multa de 13.800 euros. Iglesias y Montero piden, por su parte, que se le imponga una pena de un año y medio de prisión y una multa de 9.000 euros, además de una indemnización de 10.000 euros a cada uno de ellos “por daños morales”.
En su declaración, el exvicepresidente ha detallado cómo los incidentes de acoso interfirieron en su vida cotidiana sin que ni él ni Montero pudieran “pedir la baja”, debido al cargo que desempeñaban en el Gobierno, que enfrentaba en ese momento la crisis por la pandemia de covid-19. “Insultaban a cualquier hora, cualquier desplazamiento con los niños o para sacar a los perros implicaba una logística desagradable”, ha afirmado Iglesias, que ha relatado cómo, por ejemplo, una tarde, mientras bañaba a sus hijos, vio a una persona que estaba subida a una roca grabando. El exdirigente ha dicho también que el día de su cumpleaños el procesado saltó el perímetro y le dijo: “Felicidades, hijo de puta”, unas declaraciones que Frontera niega. El acoso les obligó, según su relato, a cambiar sus rutinas personales y laborales y les provocó miedo. En palabras de Montero, la situación les causó un “estado de estrés y nervios permanente”, ya que cada día el acusado “cruzaba una línea roja más”. “Era evidente que podía llegar a hacer cualquier cosa”, ha añadido la exministra.
El acusado ha defendido que se trataba de “una protesta política en plan mofa, en plan burla por las contradicciones del señor Iglesias”, que en el pasado había defendido que se hicieran caceroladas y escraches a personas como el Rey.
“Esta es la punta de lanza de una violencia mediática y política sin precedentes contra dos ministros de Podemos y también contra una formación política para impedir los avances sociales. Quiero recordarles que en esos meses había panfletos de extrema derecha, que venían a promocionar ese acoso, pero también había presentadores de medios de comunicación pidiendo que se viniese a hacer romerías a nuestra casa”, ha denunciado Montero en declaraciones a los medios a primera hora. “No es grave solamente porque acosaran meses y meses en su domicilio a dos ministros de Podemos, sino por lo que representa para la democracia española. Ojalá no haya impunidad y no vuelva a ocurrir. Si se tratara de ministros de PP y PSOE, esto no habría ocurrido”, ha incidido Iglesias.
Un grupúsculo de manifestantes se han encarado con ambos en la calle, antes de que se iniciase el juicio. Un hombre se ha dirigido al exvicepresidente, separados ambos por la valla del juzgado, y lo ha insultado al grito de “asqueroso”, “vende obreros” o “vallecano de mierda”, entre otros improperios. Montero e Iglesias se han acercado finalmente a los manifestantes y ella les ha llamado “acosadores y fascistas”.
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