Antonio Maíllo: “La estabilidad del Gobierno es sagrada”
El vencedor de las primarias a los órganos de dirección de IU tiende la mano a la ministra Sira Rego para integrarla en la próxima Ejecutiva y defiende la construcción de frentes amplios desde “el respeto” a todas las partes
Antonio Maíllo (Lucena, Córdoba, 57 años) defiende la construcción de frentes amplios de izquierdas desde “el respeto” a todas las partes, tiende la mano a la ministra Sira Rego, su adversaria en primarias, para integrarla en la próxima Ejecutiva de IU y aboga por su continuidad en el Gobierno. La lista del exdirigente de la formación en Andalucía ha ganado por mayoría absoluta las elecciones a los órganos de dirección del partido, y previsiblemente será ratificado como coordinador federal en la asamblea de este próximo fin de semana. Tan solo unas horas después de conocerse los resultados, Maíllo atiende a EL PAÍS por teléfono desde Sevilla, y reivindica el ejercicio de la política desde “la amabilidad”.
Pregunta. ¿Qué refrenda o impugna la militancia con estos resultados?
Respuesta. La militancia siempre ordena y en este caso ha ordenado que la tradición unitaria de IU es la hoja de ruta para los próximos cuatro años. Con uno matices vinculados a reivindicar un protagonismo de una organización que se despliega federalmente. Y también un sentido de fortalecimiento de IU. La gente quiere que nuestra organización, que es referente del hilo rojo clásico de gente que nos ha precedido, siga fuerte y siendo protagonista de la construcción de estos frentes amplios. Y refrenda también un modelo de dirección que se parezca lo más posible a lo que es la propia organización. La voluntad que expresamos de hacer una dirección integradora es algo que nos define y que voy a cumplir.
P. ¿Esto quiere decir que le va a ofrecer a Sira Rego, por ejemplo, formar parte de la Colegiada Federal [Ejecutiva]?
R. Claro, lo que quiero es que gente valiosísima de otras candidaturas, no solo de la de Sira, se incorpore a la dirección y formen parte de este proyecto colectivo. Sira es un valor que tenemos.
P. ¿Se cuestiona su continuidad como ministra?
R. No, no me la cuestiono y transmito un mensaje de estabilidad absoluta en el Gobierno. He dado este paso, que me ha costado mucho trabajo personalmente, para poner un poco de cordura en la política. Y ese sentido común también impone que la estabilidad de un Gobierno es sagrada y más un Gobierno progresista como este en un contexto europeo donde la derecha y la extrema derecha están avanzando. Por tanto, ninguna broma al respecto.
P. ¿Qué papel ha de jugar IU en la izquierda española los próximos cuatro años?
R. La militancia lo ha dicho muy claro, queremos ser protagonistas en esa construcción. Y lo ofrecemos desde la responsabilidad de una organización que se despliega en todo el territorio, que está pegada a él, que reivindica esa forma de hacer política emocional y de contacto con la gente. Los frentes amplios solamente se pueden construir si hay comodidad de las partes que lo integran. Todo proyecto de unidad tiene que tener respeto por las partes que lo forman, y arraigo al territorio en una época en la que ya lo hiperliderazgos se han superado.
P. ¿No hay comodidad con Sumar?
R. Que los procesos de confluencia sean manifiestamente mejorables, que lo son, no significa que tengamos que tender a una tentación aislacionista, que era la tesis que yo intentaba combatir. Nuestra gente no quiere aislarse, la gente quiere intervenir en los procesos y que estos sean procedimientos democráticos, colectivos, participativos, y, como decía, en los que la gente se sienta cómoda.
P. Por el peso de IU en Andalucía, ¿defienden que sea su organización la que dirija Sumar en esa comunidad?
R. La única salida es que atendiendo a la realidad de cada territorio se conformen determinadas dirigencias y proyectos, pero desde una estrategia unificada, federal, y sobre todo amable, yo reivindico que la construcción de espacio político debe hacerse desde la amabilidad.
P. ¿En qué se diferencia el frente amplio de la coalición actual?
R. No pueden hacerse avances audaces en nuestra sociedad si no se construyen redes sociales de gente que desde cada territorio articula diferentes modos de reivindicación política y de propuestas alternativas. Los frentes amplios son sobre todo frentes amplios sociales y tienen después un estímulo en su formalidad político electoral, pero no al contrario. Hasta ahora lo que se llamaba pomposamente espacios de unidad popular no han sido más que acuerdos cupulares para ver cuáles son las posiciones de las listas.
P. Ha expresado en ocasiones su preocupación por que la división en varios partidos de la izquierda lleve a un escenario como el que existe en Italia. ¿Deben intentar recomponer puentes con Podemos?
R. A mí me asiste una preocupación de que pudiera haber una italianización del sistema político español, y ya sabemos en lo que ha acabado en Italia, con una izquierda desarticulada, cuando fue la más potente de Occidente, y una extrema derecha desacomplejada, donde los nietos políticos de Mussolini gobiernan. El papel de IU tiene esa responsabilidad. Desplegamos militancia en toda España, por lo tanto, tenemos una responsabilidad de construir espacios de cohesión en toda España. Somos gente pegada al territorio y nos basamos en todos los agentes políticos que operan en nuestro país. Tenemos el ejemplo de Andalucía o Extremadura, donde se está construyendo, además, en los últimos tiempos, de una manera muy positiva, con grupos parlamentarios donde están también Podemos, IU o Más País.
P. Dejó la política en 2019. ¿Qué ha llevado en este tiempo a la desmovilización de la izquierda?
R. Ha habido una pandemia, que es una crisis casi sistémica, pero ha habido también un Gobierno que ha sostenido el país en un momento muy complicado. La desmovilización se ha producido, en parte, por un cierto sentimiento derrotista que a veces nos inunda y que muchas veces no es justificado. Ese sentimiento viene determinado por las peleas internas, que no son positivas en la construcción ni en la generación de ilusión, ni de alegría, en la militancia. Pero mi labor al dar el paso es una reflexión que hago de construir un espacio político que esté desembarrado, que reivindique otra forma de entender la política desde la amabilidad y el respeto y en el que la gente se sienta cómoda al militar. Me niego a hacer una lectura derrotista de todo lo que nos pasa. Estamos en un contexto en el que la extrema derecha y sus valores reaccionarios están avanzando en Europa. Y en España, con todas las contradicciones, estamos resistiendo con políticas diferentes.
P. En las elecciones del 9-J, ¿qué campaña puede hacer Sumar frente a un Podemos que juega la baza de la izquierda y el feminismo y un PSOE con un referente como Teresa Ribera en lo verde?
R. No confrontamos con Podemos ni con el PSOE. Lo que tiene que haber es una disputa desde la persuasión. Y la persuasión en Sumar es un candidato como Manu Pineda [de IU], que es un líder de referencia y de autoridad moral en la defensa del derecho de los pueblos a vivir con libertad, y no sometidos, y en la lucha del pueblo palestino.
P. Dice que los hiperliderazgos están superados. ¿Sumar no corre el riesgo de volverse un proyecto demasiado vinculado a la figura de Yolanda Díaz?
R. De eso se trata, de que no lo sea, que sea un proyecto de todas y de todos. Se llame Sumar o frente amplio. Yolanda Díaz ha hecho una labor extraordinaria como la mejor ministra de los gobiernos de España. Esa es una fuente de legitimidad. Pero un proyecto político ambicioso no se hace solo desde un ministerio, se hace desde la construcción desde abajo de tejido social, de conexión territorial, de respeto a las partes, de pluralidad y de procedimiento democrático. Un proyecto que tiene que ser alternativa de Estado, de sociedad y de Gobierno.
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