Los guardias de Barbate, antes de la tragedia: “Dios, ‘disparar’, ‘disparar’, coño, ‘disparar’ al aire”, “van a por nosotros”
El vídeo grabado por un guardia civil desde la zódiac recoge el desesperado diálogo de los agentes instantes antes de que los embistiera la narcolancha y murieran dos ellos
Al menos dos de las seis narcolanchas que, el pasado 9 de febrero, se refugiaron del temporal en el puerto de Barbate (Cádiz) realizaron hasta siete pasadas a alta velocidad en algo menos de tres minutos contra la zódiac de la Guardia Civil que, con seis agentes a bordo, intentaba echarlas del recinto. La última, la embestida en la que una embarcación con cuatro motores fuera borda pasó por encima de la embarcación del instituto armado, es la que asesinó a los agentes Miguel Ángel González y David Pérez, y dejó heridos a los otros cuatro. Todas esas ataques quedaron registradas por la GoPro (pequeña cámara de vídeo resistente al agua) que llevaba en su casco uno de los guardias civiles, el cabo primero David A. C., que sufrió graves heridas. Las imágenes se han convertido en una prueba más contra los seis presuntos ocupantes de la narcolancha, que fueron detenidos y encarcelados posteriormente.
El vídeo, de 12 minutos y 30 segundos de duración, se inicia en el momento en el que el barco de la Guardia Civil comienza a navegar y se dirige hacia el lugar donde se encuentran las narcolanchas, detalla un informe de la Guardia Civil incorporado al sumario y al que ha tenido acceso EL PAÍS. Por el tamaño de la zódiac, mucho menor que las embarcaciones de los delincuentes, la intención de los agentes no era tanto arrestar a los tripulantes de estas, sino disuadirles para que abandonaran el lugar. En el audio de las imágenes se escucha que los agentes son conscientes de la gran agresividad que revela el pilotaje de las narcotraficantes y del peligro que suponía para ellos. El documento policial recoge la transcripción literal del diálogo que mantuvieron los agentes los 50 segundos antes de sufrir la embestida y los 42 segundos posteriores. Así, en los momentos previos al mortal ataque, esta es la conversación que mantuvieron:
—Diossss, Diossss, disparar, disparar, coño, disparar al aire, coño.
—Van a por nosotros, ennn...
—Disparar al aire.
—Van a por nosotros.
—¿Disparo?
—Quillo, sacar el arma.
—¿Disparo o no?
—Sacar el arma, coño.
—Ya está, ya está el arma aquí.
—Aquí es donde da el giro.
—¿Tú tienes el arma ahí o qué?
—Que vieneeee.
—Que viene, que viene para acá.
Otro informe de la Guardia Civil destaca que ante el acoso y la violencia de las acometidas, “los agentes llegaron a utilizar armas de fuego disparando de manera disuasoria en los instantes previos a la última embestida”. Tres guardias civiles que esperaban en el puerto confirmaron en sus declaraciones que aquel día escucharon “varias detonaciones” procedentes del barco de sus compañeros y que ellos identificados como “disparos intimidatorios” o de “advertencia” desde la zódiac del instituto armado “ante la inminencia de la embestida”. Sin embargo, ello no evitó que la narcolancha les golpease violentamente.
Estos tres agentes que permanecían en la orilla describen la maniobra como claramente intencionada y con ánimo de matar a sus compañeros: “[La narcolancha] se desplaza a gran velocidad hacia la parte interior del puerto, haciendo un giro para encarar a la embarcación oficial del cuerpo, ganar velocidad y embestirla directamente sin hacer ningún tipo de maniobra tendente a evitar el arrollamiento”. Uno de estos guardias civiles considera que esa maniobra muestra “con absoluta claridad su intención [la de los tripulantes de la narcolancha] de arrollar a los seis agentes”.
El documento policial destaca que ese impacto “se produjo a una velocidad tan alta, que apenas es captado por la cámara, lo que da una idea de la contundencia del ataque sufrido”. Los tres guardias civiles que estaban en el puerto aseguraron en sus declaraciones que en el momento de la embestida oyeron “un fuerte golpe a modo de crujido seco” y que pudieron “observar cómo las luces de la embarcación oficial comenzaban a moverse bruscamente en todas las direcciones”. La narcolancha había pasado por encima de la zódiac de babor a estribor atravesando “prácticamente la mitad delantera de la embarcación”.
Tras el impacto y ya maltrecha, “la embarcación policial inicia su recorrido dirección al mismo pantalán desde el que partió a la mar” con cinco de los ocupantes. Uno de los fallecidos había quedado en el agua y fue recogido poco después. En ese fragmento se escucha como varios de los agentes auxilian a los que han resultado heridos, hasta que llegan al puerto y reciben asistencia de otros guardias civiles que permanecían a la espera. En el mismo pantalán muere a causa de la gravedad de las heridas el segundo agente.
Mientras, la narcolancha emprendió la huida rumbo a la localidad de Sotogrande (Cádiz), donde descendieron tres de sus presuntos ocupantes: Jairo José P. G.; José Antonio G. C., alias El Chispas, y David G. N. Poco después fueron detenidos cuando iban a ser recogidos por un coche al bordo del cual iba el padre y un familiar del primero, que también fueron arrestados. Mientras, y gracias a las cámaras del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) y de los equipos aéreos, la Guardia Civil pudo seguir la narcolancha con los otros tres tripulantes durante horas hasta que finalmente se dirigió a la playa de La Hacienda, en La Línea de la Concepción, donde fue abandonada. Poco después eran arrestados los tres últimos tripulantes, José Israel Á. B., Mustafá C. y Francisco Javier M. P., alias El Cabra y Kiko el Loco.
Los seis han confirmado que estaban a bordo de una de las narcolanchas que aquel día se refugiaron del temporal en el puerto de Barbate, pero han negado que fuera la que embistió la zódiac de los agentes. La jueza que instruye la causa los mantiene en prisión preventiva acusados de dos delitos de asesinato, cuatro delitos de asesinato en grado de tentativa, seis delitos de atentado agravado, un delito de contrabando y un delito de resistencia grave a agente de la autoridad.
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