España y Argelia aplazan a última hora la visita de Albares en la que se iba a escenificar la reconciliación
Tras casi dos años de crisis, el ministro de Exteriores tenía previsto visitar Argel este lunes para intentar recuperar las relaciones comerciales, muy afectadas desde el giro español sobre el Sáhara Occidental
El jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, ha suspendido a última hora de este domingo el viaje que tenía previsto hacer a Argel este lunes. En el viaje exprés a la capital argelina, el ministro de Exteriores aspiraba a pasar página a una crisis que venía arrastrándose casi dos años, después de que Argel congelase sus relaciones con España por su giro sobre el Sáhara Occidental. El equipo del ministro no ha concretado el motivo de la suspensión del viaje a tan solo unas horas de que se produjese. “La visita oficial de Albares a Argel se aplaza por motivos de agenda argelina”, ha sido la única comunicación oficial. Otras fuentes diplomáticas explican que los argelinos han suspendido a última hora la audiencia de Albares con el presidente Abadelmayid Tebún, una cita que no figuraba en el programa oficial, pero que la prensa argelina daba por hecho. Aún no hay fecha para una próxima visita.
La crisis entre Argelia y España se remonta al 18 de marzo de 2022, cuando las autoridades argelinas se enteraron por los medios de comunicación de que, tras décadas de neutralidad, España apoyaba la soberanía marroquí bajo un régimen de autonomía como la solución “más seria, realista y creíble” para la antigua colonia española. La declaración española apaciguó la relación con Marruecos, pero desató una crisis sin precedentes con Argel, que apoya al Frente Polisario ante la ocupación marroquí. “Lo llevado a cabo por España es inaceptable, ética e históricamente”, señaló el presidente argelino.
El enfado de Argelia, que alberga en su territorio los campamentos de refugiados saharauis, tuvo consecuencias inmediatas y el país retiró al día siguiente a su embajador en Madrid. En junio, cuando Pedro Sánchez ratificó en el Parlamento su postura ante el contencioso saharaui, se desencadenó el resto. El Gobierno argelino suspendió el tratado de amistad con España, suscrito en 2002, para a continuación trascender lo simbólico y congelar la importación de bienes españoles.
La suspensión de las relaciones comerciales supuso una fuerte caída de las exportaciones españolas al país magrebí. Si en 2019, antes de la pandemia, España exportó bienes a Argelia por valor de 2.906 millones, en 2022 dicha cifra se redujo a poco más de un tercio: 1.010 millones. También se redujeron las conexiones aéreas entre ambos países hasta el punto de que solo había un vuelo semanal conectando Madrid y Argel.
La cooperación migratoria, uno de los pilares en las relaciones bilaterales de ambos países, no se vio tan afectada. La emigración irregular desde las costas de Argelia hacia España ha mantenido una tendencia a la baja, aunque las autoridades argelinas paralizaron las devoluciones de sus nacionales, que solían hacerse en ferry desde Alicante y Almería. El temor a que se cortase el suministro de gas nunca se concretó, aunque Italia ha pasado a ser el socio preferente en este intercambio.
Albares, que no visitaba Argelia desde septiembre de 2021, apenas pensaba estar allí unas pocas horas. El programa sí contemplaba un encuentro con su homólogo, Ahmed Attaf, el mismo que, a finales de diciembre, dio una pista del acercamiento. “Lo que nos motivó a dar luz verde para evaluar las relaciones con España fue el discurso de Pedro Sánchez ante la ONU [en septiembre], hubo un cambio de posición [respecto al apoyo de la propuesta marroquí sobre el Sáhara Occidental]”, declaró Attaf.
El cambio fue sutil, pero la elección de las palabras agradó a Argelia, que interpretó que España volvía al punto de partida. En su intervención, Sánchez defendió para el Sáhara “una solución política mutuamente aceptable y en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y de las resoluciones del Consejo de Seguridad” de la ONU, sin mencionar el plan marroquí de autonomía para la excolonia.
El deshielo venía ya fraguándose en los últimos meses. El pasado noviembre, Argelia nombró a Abdelfetah Daghmoum como su nuevo embajador en Madrid y volvió así a tener a un jefe de misión de España. Las conexiones aéreas se han multiplicado y ya son 25 frecuencias semanales, que se ampliarán a 28 en los próximos días. El 14 de enero, Argel reactivó las importaciones españolas de productos avícolas y, el 5 de febrero, las de carne roja, aunque el bloqueo comercial del resto de productos continúa aún.
El viaje de Albares buscaba que Argelia levantase por completo las trabas al comercio con España, tal y como llevan meses reclamando los empresarios afectados. “Nuestra prioridad es que se normalice el mercado”, mantiene Julio Lebrero, presidente de la Asociación de Empresas Afectadas por la Crisis de Argelia (AECA), un conjunto de 26 compañías y dos asociaciones con intereses en el país magrebí. Lebrero, fabricante de maquinaria de obra pública cuya facturación cayó un 90%, reclama más información del Gobierno y una solución al problema. “El ministro ha defendido en todo momento los intereses de las empresas españolas, y va a seguir haciéndolo hasta la plena normalización de las operaciones comerciales y la reciprocidad de las conexiones”, aseguran fuentes diplomáticas. Ahora, la plena reconciliación tendrá que esperar.
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