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Presidencia de la UE

Sánchez responde al PP europeo en Estrasburgo: “¿Devolverían a Berlín las calles dedicadas al III Reich como hace Vox con los franquistas?”

El presidente defiende la amnistía y reivindica que España es una democracia plena después de que la derecha europea saliera en tromba a criticar la medida de gracia. Puigdemont hace una amenaza velada a los avances en la negociación entre el PSOE y Junts y Sánchez le pide ceñirse a la Constitución en sus demandas

Carles Puigdemont se dirige al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo.Foto: RONALD WITTEK (EFE) | Vídeo: EPV

Fue mucho más que un debate nacional llevado a Estrasburgo, como otras veces. Fue un choque frontal entre uno de los líderes más importantes de la socialdemocracia europea, Pedro Sánchez, y el Partido Popular Europeo, que con su líder al frente, Manfred Weber, se lanzó en tromba contra la amnistía y los pactos con los independentistas en España. Sánchez y Weber, con múltiples aliados a uno y otro lado, subieron hasta niveles impensados el cruce entre los dos grandes partidos de la UE a pocos meses de las elecciones europeas, con la amnistía española como trasfondo. Weber hizo campaña, y Sánchez también. Mientras el alemán reivindicaba a Alberto Núñez Feijóo y criticaba los pactos del PSOE con los independentistas, el líder socialista se revolvía contra los pactos del PP con Vox y trataba de poner a Weber frente al espejo de lo que eso supondría si se hiciera en Alemania.

“Señor Weber, ¿sabe lo que está haciendo Vox en España en sus pactos con el PP? ¿Seguro que se siente cómodo? ¿Sabe que están eliminando las políticas de violencia de género, censurando conciertos, películas y obras de teatro, a la vez que recuperan los nombre de calles de personas vinculadas con la dictadura franquista? ¿Ese sería su plan para Alemania? ¿Devolverles a las calles y plazas de Berlín los nombres del III Reich?”, clamaba Sánchez este miércoles mirando a Weber, que hacía aspavientos en primera fila, mientras muchos diputados conservadores protestaban. Vox ha anunciado su intención de revertir en varias ciudades los cambios del callejero franquista que se hizo en los últimos años cumpliendo con la ley de memoria democrática, aunque aún no los ha hecho efectivos, y en otras ciudades han acordado paralizar algunos cambios que estaban en marcha.

El alemán pidió la palabra ya cuando Sánchez se iba de la sala para decir que en su país hay acuerdos en el centro, entre conservadores y socialdemócratas, al contrario de lo que pasa en España. Pero poco antes, Weber había ido muy fuerte en la línea oficial del PP y había acusado a Sánchez de mentir a los españoles. “No puede prometer que no va a dar una amnistía tres días antes de las elecciones y luego concederla. No puede decir que no es constitucional y luego que sí. Europa está preocupada, la Comisión está formulando preguntas sobre la ley de amnistía. Usted le ha prometido una comisión a Puigdemont sobre el lawfare que va en contra de la división de poderes. Ayer la portavoz de los independentistas puso en cuestión a los jueces en el Parlamento, España está aún en shock por eso. Si esto es así, hará falta una comisión de investigación en el Parlamento Europeo. Tusk va a devolver el Estado de derecho a Polonia y Feijóo hará lo mismo en España, eso es el PPE”, llegó a decir Weber, que reivindicó a “los grandes socialistas” como Willy Brandt en contraposición con Sánchez.

Ante un acto de campaña tan evidente, en el que Weber y otros dirigentes del PPE que también intervinieron en el debate, respaldaban abiertamente la línea de Feijóo, Sánchez contestó con extrema dureza y entró de lleno a defender la amnistía en el Parlamento Europeo. En teoría, el pleno estaba convocado para hablar de la presidencia española, pero rápidamente se convirtió en algo muy diferente: un choque entre eurodiputados españoles sobre la amnistía, pero, sobre todo, un cruce de alto nivel entre los dos grandes bloques que se enfrentarán en las próximas elecciones europeas, aunque luego estarán condenados a entenderse, como se ha hecho siempre en la UE, para gobernar de forma conjunta las instituciones.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención. FREDERICK FLORIN (AFP)
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El trasfondo era muy evidente, y también la discusión de fondo dentro del PPE sobre posibles alianzas con la ultraderecha, que tiene a dos alemanes muy destacados en posiciones contradictorias. Por un lado, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, radicalmente opuesta a cualquier acuerdo con la ultraderecha y que en este debate fue muy entusiasta con Sánchez y con la presidencia española. En el otro, Weber, que aspira al máximo poder en Europa, incluida la propia presidencia de la Comisión tras las elecciones, y que es menos reacio a los pactos con la ultraderecha. De hecho, no ha reprochado al PP español que los haga, al contrario, reivindica en todo momento la política de Feijóo, con quien tiene una clara cercanía.

“España es una democracia plena, los invito a no confundirse de adversario”, le decía Sánchez a Weber. “Son rotundamente falsas las afirmaciones que se han hecho aquí sobre el Estado de derecho en España”, arrancó Sánchez después de que varios eurodiputados del lado derecho del hemiciclo compararan a España con Polonia, que ha sufrido un proceso en la UE por violaciones de ese Estado de derecho. “Los hechos son los hechos. España es una de las democracias más plenas del mundo. Ocupa posición de vanguardia en cuatro rankings. Es superior en calidad a algunas democracias antiguas del mundo. Y si no ocupamos una posición mejor es porque el PP ha secuestrado durante cinco años la renovación del Poder Judicial. Debemos acabar con este atropello”, clamó el presidente, elevando así a las instituciones europeas esta batalla nacional que complica las relaciones entre los dos grandes partidos. El pleno fue así muy tenso, y solo se relajó con unas risas cuando un perro lazarillo, que acompañaba a una persona invidente entre los invitados, se puso nervioso y empezó a ladrar. El meme de Perro Sanxe vino inmediatamente a la cabeza de casi todos, al menos de los asistentes españoles.

El pleno ya había empezado muy tenso cuando, según denunció a la presidencia del parlamento la socialista Iratxe García, el eurodiputado del PP Antonio López Isturiz gritó “hijosdeputa” a algunos funcionarios europeos que aplaudieron la entrada de Sánchez en el hemiciclo, violando así según su interpretación su obligada neutralidad. García e Isturiz se enfrentaron cara a cara y ella le gritó “¿quién te crees que eres para insultar?”.

En realidad, en el debate había muy pocos eurodiputados presentes, más allá de los que iban a hablar, y el hemiciclo solo empezó a llenarse cuando estaba acabando la discusión española porque ya llegaban las votaciones de puntos anteriores, pero el tono fue subiendo y en algún momento incluso superó al de algunos debates que se viven en el Congreso. “Pediría al PP que rompa su idilio con la ultraderecha. El riesgo para la democracia no es por el Gobierno de coalición ni por la política de normalización en Cataluña que estamos llevando a cabo, es por los pactos de la derecha con la ultraderecha en toda Europa, le están abriendo la puerta a los gobiernos”, insistió Sánchez. Recordó que en Europa escandalizaron las imágenes de policías golpeando a personas que intentaban acudir a los colegios a votar en el referéndum de autodeterminación que fue declarado ilegal. Y trató de explicar a los eurodiputados que lo que está haciendo con la amnistía, como antes con los indultos, es intentar cerrar ese episodio del procés. “Nadie puede estar orgulloso de esa época. El comisario Reynders dijo en ese momento que esperaba que se pudiera retomar el diálogo. Eso ha hecho mi Gobierno, retomar la negociación. Los indultos han funcionado, estoy convencido de que la amnistía apuntalará este objetivo”.

Y es ahí donde Sánchez, por primera vez desde el procés, estableció un breve diálogo en público con Carles Puigdemont. Los dos dirigentes, que acaban de pactar una investidura a través de intermediarios, llevan sin hablar desde 2017, al menos que se sepa. Sánchez ya ha roto ese tabú con Oriol Junqueras, líder de ERC, con quien llevaba años sin hablar y al que llamó hace un mes. Con Puigdemont aún no se ha roto esa barrera y, pese a que estaban en la misma ciudad durante dos días y en el mismo hemiciclo varias horas, La Moncloa y Junts no organizaron una reunión, al menos así lo aseguran fuentes de los dos lados. Tampoco se organizó finalmente un saludo. Ambos estuvieron a menos de dos metros, separados solo por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, porque Puigdemont pasó al lado de ellos para encaminarse al atril. Pero el expresident no quiso acercarse a saludar a Sánchez, pese a tenerlo a pocos metros, al contrario de lo que hicieron otros eurodiputados, incluido uno de ERC. Se evitó así la foto esperada, pero no fue Sánchez quien la impidió, sino Puigdemont, que era el que estaba de pie y tenía muy fácil acercarse al presidente a darle la mano, como hizo Junqueras en 2019 en el Congreso, cuando salió de la cárcel para el primer pleno de la legislatura y después perdió el acta.

Sánchez y Puigdemont decidieron así no saludarse, pero el formato del diálogo fue otro: el presidente se dirigió al líder de Junts con reconocimiento político y lo animó a avanzar en la senda del reencuentro: “Señor Puigdemont, está en nuestras manos lograrlo [el objetivo de recuperar la concordia]. Debemos hacerlo por las vías de la política, la negociación y la Constitución. Creo que la ley de amnistía es un buen paso en esta dirección. La respaldan 178 diputados que representan a 12 millones de españoles. Es constitucional y solo persigue superar el conflicto. Vamos a seguir promoviendo el uso de las lenguas cooficiales”, le prometió el presidente, en una respuesta a lo que había dicho el líder de Junts en el estrado, cuando se quejó de que él aún no podía hablar en catalán en el Parlamento Europeo pese a ser la lengua materna de millones de europeos.

Puigdemont pasaba este miércoles al lado de Sánchez y Albares, en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo.
Puigdemont pasaba este miércoles al lado de Sánchez y Albares, en el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo.RONALD WITTEK (EFE)

Puigdemont hizo al final una amenaza muy velada a posibles consecuencias —se entiende que la retirada del apoyo parlamentario— si no se avanza: “Presidente Sánchez, las oportunidades hay que aprovecharlas cuando ocurren. Si se dejan pasar de largo por miedo o por incapacidad, las consecuencias nunca son agradables”. Pero el tono fue muy suave en el minuto que le tocaba hablar, y después en los pasillos no quiso aclarar cuáles serían esas consecuencias. Todo indica que el pacto sigue adelante, y más ahora que la amnistía solo acaba de empezar su andadura parlamentaria y aún no es ni de lejos una realidad.

El pleno sirvió así para llevar a Europa el debate de la amnistía y dejar muy claras las posiciones, no solo las españolas —también intervinieron CS y Vox, además de varios eurodiputados del PP—, sino también las europeas. La campaña para las europeas ha empezado, y España, uno de los pocos países en los que se ha votado este año que ha frenado la ola de ultraderecha que invade Europa y América, se ha convertido en uno de sus epicentros.

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