La antesala del Día de la Bandera de Andalucía se contagia de la polarización política nacional
Tres actos distintos promovidos por PP, los partidos de izquierdas y el PSOE, evidencian la división del andalucismo en el inicio de una legislatura donde el debate territorial será protagonista
Todo a la vez y en todas partes. Así ha sido la conmemoración anticipada del 4-D, cuando hace 46 años dos millones de andaluces salieron a las calles de todas las capitales de provincia de Andalucía, pero también en Madrid y Barcelona, para reivindicar el derecho de ese territorio a salir de la marginación y gozar de su propia autonomía. Tres actos convocados a la misma hora, las 12 de la mañana de este domingo, celebrados en tres lugares diferentes de Sevilla y promovidos o impulsados por formaciones políticas distintas, una variedad que evidencia la división con la que se pretende reconocer la relevancia de lo que sucedió en 1977 y que ha acabado contagiándose de la polarización que domina la política nacional.
La tradicional manifestación que cada año organiza la Plataforma 4D, en esta ocasión bajo el lema “por la soberanía, lo público y la paz”, apoyada por sindicatos, las mareas y formaciones políticas como Podemos, IU y Adelante Andalucía, ha partido a mediodía de la Puerta de la Carne rumbo al palacio de San Telmo, un recorrido que también ha transitado la secretaria general de la formación morada y exministra, Ione Belarra. Un poco más tarde comenzaba una concentración en la Plaza de Cuba, “en defensa de Andalucía y la igualdad de los españoles”, convocada por una organización apenas conocida, Foro Economía y Sociedad, a la que había reclamado la asistencia el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, que también ha estado presente. También a esa hora comenzaba en Coria del Río la ceremonia de los II Premios 4 de diciembre, concedidos por la fundación del PSOE Andalucía, Socialismo y Democracia y que ha reconocido al expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
“Hoy quería estar aquí, víspera del 4 de diciembre, que es un día mítico en Andalucía para reclamar algo que ya se reclamó hace 46 años y que el señor [Pedro] Sánchez ha vuelto a traer a la palestra que es la división de poderes que ha sido vulnerada y sobre todo algo fundamental, la igualdad entre los españoles”, ha señalado el presidente de la Junta al llegar a la concentración de la Plaza de Cuba, donde los 2.000 asistentes —según los datos de la subdelegación del Gobierno― portaban banderas andaluzas y españolas que movían al ritmo de bachata, Aitana, El Canto del Loco o AC/DC —ningún grupo o cantante andaluz―. Aunque se ha querido resaltar en todo momento que el acto estaba convocado por la sociedad civil, la presencia de los alcaldes de todas las capitales andaluzas, los consejeros del Gobierno andaluz y otros altos cargos de la Junta y de Génova, como Elías Bendodo y Juan Bravo, lo ha convertido de facto en un acto del PP —justo cuando en Madrid el partido se concentraba contra la amnistía― y los acuerdos de investidura del PSOE.
El manifiesto que se ha leído —y que esta semana se había animado a suscribir a trabajadores de la administración autónoma desde el correo oficial de la delegación de la Junta en Huelva― alerta de que “la igualdad entre españoles está en peligro”, que los acuerdos suponen “una revisión de facto de los consensos constitucionales” y se alude a la desestabilización del estado de derecho. Bendodo incluso ha asegurado que los andaluces se manifestaban hoy para “denunciar las anomalías democráticas”, que “se han sucedido esta semana”, entre las que se ha referido al inicio de las negociaciones secretas entre el PSOE y Junts en Ginebra, a los pronunciamientos contrarios a la idoneidad del fiscal general del Estado por el CGPJ o de la presidenta del Consejo de Estado por el Tribunal Supremo o la crisis diplomática con Israel.
A poco más de un kilómetro de distancia comenzaba la marcha convocada por la Plataforma 4D que, bajo la premisa de las movilizaciones por la autonomía, ha defendido el respeto a la sanidad y la educación públicas por parte de la Junta andaluza y el derecho a unos servicios sociales dignos en una comunidad que, 46 años después, sigue en el furgón de cola en todos los índices de precariedad. Y esos eran los gritos que se han escuchado durante la manifestación —donde sus 1.000 asistentes solo han ondeado banderas andaluzas y de Palestina― en la que cada partido político ha marchado bajo su propia pancarta. Tras la de Podemos estaba su líder nacional que ha defendido la importancia de que “Andalucía, como nacionalidad histórica, tenga un papel protagonista en la configuración de los derechos políticos en una legislatura en la que se va a abrir el debate territorial”.
Esa manifestación ha concluido en el Palacio de San Telmo, la sede del Gobierno andaluz, a un puente de distancia de la concentración auspiciada por Moreno. El Guadalquivir era la frontera geográfica que separaba dos concentraciones con mayor distancia ideológica y que no ha servido para amortiguar el volumen del himno de España que sonaba en la margen derecha y que se ha escuchado justo cuando se estaba leyendo el manifiesto de la Plataforma 4D, cuyos asistentes han empezado a entonar el andaluz, en otro ejemplo de las diferencias de los alegatos autonomistas lanzados desde ambas orillas. La primera reclamaba el derecho de los andaluces a manifestarse por la igualdad y que la bandera andaluza es de todos y la segunda defendía que era la única que representaba al verdadero andalucismo.
Río arriba y también a las 12 de la mañana, el PSOE celebraba su particular 4 de diciembre con la segunda edición de los premios que llevan ese nombre y que entrega la Fundación Andalucía, Socialismo y Democracia, que preside el que fuera primer presidente de la Junta, Rafael Escuredo. Allí, el expresidente Rodríguez Zapatero ha defendido la amnistía denostada en la concentración de la Plaza de Cuba. “A la democracia le sienta bien la generosidad, la reconciliación y el perdón y por eso es el mejor sistema de la historia. Nos sentiremos orgullosos de este momento, de la determinación de Pedro Sánchez, de que se aprobó una amnistía, un momento de serenidad para forjar el entendimiento con Cataluña”, ha señalado.
Paralelismos y diferencias con el 4D de 1977
El 4 de diciembre era una efeméride recordada hasta el año pasado, casi de manera testimonial, por las formaciones más a la izquierda del espectro político, toda vez que el PSOE había hecho del 28 de febrero, el Día de Andalucía y la fecha en la que se votó el Estatuto de Autonomía en 1980, el emblema del andalucismo. Cuando Moreno llegó a la Junta, empezó a hacer también gala de ese perfil más autonomista, hasta el punto de reconocer que había conseguido que los suyos se pusieran la pulsera con la verde y blanca junto con la de los colores de la bandera española, una evidencia de cómo la derecha andaluza siempre había sido refractaria a abrazar el andalucismo. Por eso aprovechó que el 4D estaba en cierto modo huérfano para declararlo en 2022 Día de la Bandera. Sin embargo, la legitimidad de la concentración alentada por el presidente de la Junta este domingo, apelando al mismo espíritu que sacó a la calle de manera unánime a millones de andaluces, ha sido cuestionada. “Está bien que la derecha tenga que asumir esa fecha, pero hay que conservar viva la memoria y desvelar la estrategia de Moreno de utilizar la bandera de Andalucía como arma arrojadiza. El 4D no se fue contra nadie”, recuerda la líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, que ha asistido a la manifestación.
La periodista Pilar del Río cubrió las marchas históricas de 1977 como corresponsal de Tele/eXprés, un medio catalán, y es categórica. “Uno de los lemas era ‘amnistía, libertad y autonomía´’, queríamos ser como el que más, no ir contra el que más”, señala para advertir contra las interpretaciones de la historia que hacen “los herederos de quienes en Madrid decían cuando se votó el Estatuto de Autonomía, españoles, este no es tu referéndum”, en alusión a UCD que se opuso. Tampoco admite ningún paralelismo Isidoro Moreno, antropólogo de la Universidad de Sevilla: “Es una reivindicación perversa de la igualdad para usar Andalucía y sus símbolos. Lo de 1977 fue un clamor popular que desbordó las previsiones de los partidos y no iba contra nadie, sino que se pretendía reivindicar el tener nuestros propios instrumentos para gestionar nuestros problemas”.
El historiador José Luis Villar sí observa paralelismos entre el momento político que se vivía hace 46 años y el actual: “A finales de los 70 se estaba definiendo la nueva configuración de España y los planes era que el País Vasco y Cataluña tuvieran una autonomía plena. Ahora también estamos en un momento cuasi constituyente en el que se va a redefinir la estructura territorial y esto precisa, como entonces, una toma de conciencia por parte de los andaluces”. Sin embargo, advierte de que para reproducir esas manifestaciones en la actualidad hay dos ingredientes que faltan: “la unidad de todas las fuerzas políticas y sociales y que aquella manifestación no fue contra nadie, fue en defensa de Andalucía, para que jugara en primera división y eso es lo que debería reivindicarse ahora, en un momento de crisis”.
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