Una ONG británica acepta 10 millones de un fondo en Jersey vinculado al rey emérito
El testamento de Joaquín Romero Maura lega una fortuna de origen no aclarado a una organización de ayuda a refugiados
El British Council Refugee (BCR), una discreta organización de ayuda a refugiados políticos del Reino Unido, ha decidido aceptar una donación de 16 millones de euros del historiador Joaquín Romero Maura, recientemente fallecido. Los fondos proceden en su mayor parte de JRM 2004 Trust, un opaco instrumento financiero creado en la isla de Jersey (paraíso fiscal en el canal de la Mancha) y vinculado a Juan Carlos I, según confirmó a EL PAÍS una fuente oficial de la fundación. El origen de estos fondos fueron investigados por la Fiscalía del Tribunal Supremo para determinar si el dinero era del rey emérito.
La decisión de la ONG británica, sopesada por sus directivos durante más de seis meses, coincide con la visita que el exjefe del Estado tiene concertada para la próxima semana a Londres, donde almorzará en privado con el rey Carlos III. Posteriormente, tiene previsto regresar a España para participar en los entrenamientos de un campeonato de vela en Sanxenxo (Pontevedra).
El donante de los 10 millones es Joaquín Romero Maura, el titular (settlor) del trust, fallecido el pasado mes de junio a los 81 años en la residencia de ancianos Ballesol de Zaragoza. Hombre de confianza del rey emérito, doctor en Historia por la Universidad de Oxford, viudo y sin hijos, Romero Maura ha testado a la ONG, además de esta cantidad, todo su patrimonio: saldos en una cuenta suiza y dos casas en el Reino Unido (Londres) y en Francia (Périgord) con sus plazas de garaje, valoradas en otros 5 millones de libras (5.6976.498 euros), según afirma BCR y ratifica a este diario un familiar del donante.
Investigación interna
La decisión del British Council Refugee se ha tomado después de una investigación interna de la propia ONG sobre la procedencia del dinero y de reuniones de sus directivos sobre la conveniencia de aceptar el millonario donativo. Tamsin Baxter, directora de Recaudación y Asuntos Externos del BCR, lo explica así: “Siguiendo un sólido proceso de diligencia debida de nuestros fideicomisarios, hemos decidido aceptar la generosa donación legal de Joaquín Romero Maura. Estamos encantados porque este regalo nos permitirá marcar una gran diferencia en la vida de los refugiados y las personas que buscan asilo. Tendremos mucho cuidado en garantizar que el dinero se utilice con el mejor resultado y perdure en el futuro”.
La ONG confirma que la donación de los 10 millones se recibirá de forma anual y progresiva, tal y como estableció el donante. Los administradores del trust (trustees) ingresarán cada año un millón de euros depositados en cuentas en Investec Bank, en Guernesey, otra pequeña isla de 78 kilómetros cuadrados, en el Canal de la Mancha.
Un viejo secreto
Romero Maura, que ejerció también como banquero en Londres, custodió hasta su muerte uno de los secretos mejor guardados del anterior jefe del Estado: la creación en el número 50 de la calle La Colombiere 2004, en St Helier, la capital del diminuto paraíso fiscal de las Islas del Canal de la Mancha, de un trust al que bautizaron con las iniciales de su consejero. A su nombre se depositaron 14.923.604 de euros, cuyo origen no se ha aclarado. Maura no reveló a sus dos hermanos ni su estrecha relación con el rey emérito, ni la existencia de estos fondos, según afirma una fuente cercana a la familia.
Diez bancos y administradores diferentes manejaron sin cuestionar su procedencia los 15 millones que llegó a atesorar este trust, cuyo único beneficiario durante ocho años fue Juan Carlos I cuando era jefe del Estado, según acreditan las investigaciones internas de estas entidades. La falta de información sobre el origen del dinero incomodó durante dos décadas a sus gestores y ninguna de las investigaciones internas determinó el origen de esa fortuna. Jersey Zedra Trustees, la última en administrarla, decidió continuar su gestión, pero aumentando sus tarifas por el riesgo reputacional que conllevaba.
Discreción y sencillez
El cuartel general de BCR, dirigido por Enver Solomon, se encuentra en un discreto edificio de cristal de tres alturas en Stratford, al este de Londres, a unos 40 minutos en metro desde el centro de la capital británica. El pasado noviembre, durante una visita a la sede de un redactor de EL PAÍS, Baxter, directora de Recaudación, no ocultó su preocupación por la procedencia del dinero. “Ignoramos por qué nos eligió. Tenemos que saber quién era el señor Romero Maura, cuál es el origen de los fondos y por qué nos lo ha donado. Es un procedimiento obligado cuando se trata de cantidades importantes”, señaló entonces. Aseguró que tomarían una decisión autónoma, sin consultar a la Comisión Británica de Instituciones de Caridad, y afirmó que la ONG en alguna ocasión ha rechazado donativos.
Los fiscales del Tribunal Supremo archivaron las diligencias sobre estos fondos al no encontrar indicios que vinculen en la actualidad a The JRM 2004 Trust con Juan Carlos I, “ni en su gestión ni en la capacidad para disponer de los fondos”. Y destacaron que el rey emérito no fue nunca su beneficiario, ni consta que haya recibido cantidad alguna de sus cuentas.
Romero Maura dispuso en varias ocasiones del dinero depositado para la compra de sus viviendas, según ha acreditado la investigación de la Fiscalía con base en el testimonio de John Ruddy, el gestor (protector) del trust. Tras la reciente muerte del historiador, fue Ruddy quien comunicó su testamento a sus dos hermanos, con los que el fallecido mantenía una buena relación. Había decidido donarlo todo a la ONG británica.
Tras la muerte de su esposa, el exprofesor de la universidad de Oxford vendió su casa de Suiza y se retiró a un pueblo del Périgord, al suroeste de Francia. Tras sufrir una enfermedad, ingresó en una residencia de Zaragoza, ciudad en la que residen sus hermanos, donde falleció el pasado mes de junio.
investigación@elpais.es
Un misterio sin resolver
El nacimiento del trust The JRM 2004 es un misterio. Las pesquisas judiciales no aclararon el origen de los 14.9 millones con los que se creó. Los fondos procedían de la liquidación de otros dos trusts: Tartessos y Hereu, fundados en 1995 y 1997 por Manuel Jaime de Prado y Colón de Carvajal, amigo íntimo del rey. El jefe del Estado si era entonces el único beneficiario de ambos instrumentos financieros.
Parte de la fortuna provenía de Nadine Limited, sociedad radicada en las Islas Vírgenes Británicas y con cuenta en el Chartered Bank a nombre de Prado, según documentos consultados por este diario. En esta cuenta supuestamente se recogieron donaciones de personas no identificadas que apoyaron entre los años cincuenta y setenta a Juan Carlos I. Pero el grueso de los fondos es una donación en 1999 de 9 millones de dólares (8.2 millones de euros) ingresados por Simeon Sajonia-Coburg-Ghota, conocido como Simeón de Bulgaria, procedentes de inversiones en el JP Morgan de Suiza. La finalidad de ambos trust era apoyar al entonces rey Juan Carlos I si era depuesto por un golpe de Estado, según relató su administrador, el británico John Ruddy.
En 2003, casi 10 años después de que Juan Carlos I figurara como exclusivo beneficiario de esa fortuna, Romero Maura se reunió con él y el entonces jefe del Estado y le explicó que el propósito de los trust Tartessos y Hereu ya no era necesario porque la situación política en España era estable, pero que si la opinión pública conocía su existencia “sería embarazoso para la monarquía”. Según relató Romero a los gestores del nuevo trust, Juan Carlos I le entregó todos sus fondos “en atención a su amistad de muchos años y a los servicios prestados por su familia a la monarquía durante generaciones”. Y le autorizó a emplearlo como deseara, “incluyendo destinarlo a otras personas que pudieran necesitarlo, en las mismas circunstancias que concurrieron en el propio rey Juan Carlos I en el pasado”.
Junto a varias asociaciones de caridad, Romero Maura incluyó también como beneficiaria a su esposa Gudrun Lawetz, ya fallecida. Y en 2017, añadió a la lista al British Refugee Council. Desde entonces, esta última figura como único beneficiario tras el reciente deceso del historiador. Desde el 2005 y en sucesivas cartas, el historiador ya había comunicado a los administradores su deseo de que tras fallecer ambos se destinara esa fortuna a fines caritativos y de atención social, y en especial a los niños.
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