Aragón celebra los 600 años del Papa Luna durante el litigio por su cráneo
El Tribunal Superior de Justicia decide devolver los restos del pontífice al municipio de Sabiñán, tras 20 años en el sótano del Museo de Zaragoza
Al Papa Luna le robaron la cabeza. Y, aunque su historia comienza mucho antes, este hecho es el que ha servido para enfrentar a dos pueblos aragoneses, que han acudido a la Justicia y han mantenido en vilo al mismo Gobierno de la comunidad, justo cuando se cumplen 600 años del fallecimiento de Benedicto XIII y se han preparado un sinfín de fastos para conmemorarlo. Hace solo unos días, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón emitió su sentencia. Le dieron la razón al Gobierno autónomo, que decidió en junio de 2021 devolver al municipio de Sabiñán (Zaragoza) el cráneo del llamado Papa Luna por su nombre real (Pedro de Luna), que se encastilló en Peñíscola cuando perdió los apoyos para mantener su pontificado.
En realidad, el Papa Luna nació (1328) en otro municipio zaragozano, Illueca, que, precisamente, reclamaba sus restos amparado en su origen. Pero la Justicia ha considerado más decisivo dónde se encontraba su cráneo cuando fue robado en el año 2000 a los lugares en los que nació y falleció (1423, Peñíscola). Y se hallaban en el palacio de los Condes de Argillo, propiedad de la familia Olazábal, en Sabiñán.
Hasta allí los restos, siendo la calavera del pontífice lo único que se pudo salvar una vez los franceses, en plena guerra de la Independencia, asaltaran la casa palacio de Illueca y lo profanaran. Hasta aquel momento, al conocido como Papa hereje se le había venerado en Aragón como si fuera un santo, aunque no solo por su vinculación y el importante legado que dejó en el territorio. “El Papa Luna es el aragonés más importante de todos los tiempos, a la altura de Goya”, explica la directora general de Patrimonio, Marisancho Menjón a este diario.
Pero no basta con ser importante para descansar en paz. Al traslado de su cráneo, hay que añadir su robo cuando dos jóvenes de Sabiñán no tuvieron otra ocurrencia hace 23 años que sustraer la calavera para pedir un rescate: un millón de pesetas de entonces, que se saldó con la detención de los individuos por la Guardia Civil y su posterior condena. Tras la gamberrada, la cabeza del Papa Luna acabó en el sótano del Museo Provincial de Zaragoza, donde se le han practicado todo tipo de estudios, mientras el municipio de Sabiñán habilitaba un espacio seguro para volver a albergar la reliquia.
Mientras el cráneo estuvo en el museo, relata Menjón, el Ayuntamiento de Illueca pedía que se devolviera al municipio, pero como ellos no podían tomar esa decisión, han asido los tribunales quienes han puesto punto y final al litigio. “Como Gobierno, lo que hemos hecho ha sido ajustarnos a lo que señalaba el depósito policial que dice que una vez estudiada la pieza en el museo, hay que devolverla a sus legítimos dueños”, aclaran fuentes del Ejecutivo. Esos dueños son la familia Olazábal, propietaria del palacio, que han acabado cediendo -cráneo incluido- al Ayuntamiento de Sabiñán.
La cuestión es que los tribunales han considerado que se trata de un Bien de Interés Cultural, como fue declarado por la Diputación General de Aragón en 2007, y por eso merece ser protegido como cualquier otra reliquia católica. Y así permanecerá, si otro suceso no lo impide, a partir de ahora en la sacristía de la iglesia de Sabiñán donde, según cuenta Menjón, “hay cámaras de seguridad, monitorización de temperatura y control de humedad para que el cráneo de Benedicto XIII esté en perfectas condiciones”.
Este año se celebran las 60 décadas del fallecimiento de este Papa que puso en jaque al Vaticano y el Gobierno regional ha decidido tirar la casa por la ventana para celebrarlo. El pasado viernes se inauguró la primera exposición sobre su figura en el Museo Alma Mater de Zaragoza, El Papa Luna. Saber, diplomacia y poder en la Europa medieval que, por supuesto, incluye el cráneo momificado del pontífice.
A finales del 2022, el presidente de Aragón, Javier Lambán, viajó hasta Roma, acompañado por el Arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, para pedirle al Papa Francisco su ayuda en la restauración de la figura de su predecesor. El jefe del Ejecutivo aragonés instó a Francisco a que rehabilite la figura del considerado como antipapa y uno de los protagonistas del cisma de Occidente, tal y como publicó EL PAIS el pasado 26 de octubre. El Cisma de Occidente, también llamado Cisma de Aviñón, hace referencia a la división que se produjo en la Iglesia católica entre 1378 y 1417, cuando dos obispos, y a partir de 1410 incluso tres, se disputaron la autoridad pontificia.
El Papa Luna nació en el seno de una familia pudiente. Fue militar y dejó las armas para ingresar en la Iglesia, de la que fue pontífice entre 1394 y 1398, hasta que fue depuesto tras un agitado cónclave. Benedicto XIII nunca aceptó su cese ni excomunión. “Era un Papa terco como buen aragonés, pero era un tipo de lo más sabio y culto de su tiempo, de una inteligencia sobresaliente y que se empeñó en mantener contra viento y marea aquello en lo que él creía”, explicó Lambán. El presidente lamenta que su paisano haya “registrado la imagen de ser el antipapa, de ir contra la Iglesia” y recuerda que fue “el artífice del compromiso de Caspe, a principios del siglo XV que, de algún modo, es el embrión de la futura unión de España entre Isabel y Fernando”.
El Papa Luna defendió la ortodoxia y su legitimidad como pontífice hasta el final de su vida e hizo célebre una frase que hacía honor a su nombre y que hoy continúa viva: “Mantenerse en sus trece”. Pero solo la Corona de Aragón lo reconocía como tal. Ahora, 600 años después de su fallecimiento, su tierra no solo celebra su trayectoria, sino que se pelea por una cabeza que, en vida, llegó a ser prodigiosa.
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