Argelia y sus hidrocarburos, nuevo objeto de deseo y competición en la Unión Europea
El eje hispanoalemán confronta con Francia respecto a los recursos del país magrebí
Los efectos de la guerra de Ucrania se pueden sentir a miles de kilómetros de sus fronteras, y no siempre de forma negativa. Argelia ha visto como su peso en la región cotiza al alza por el interés en sus hidrocarburos, que proporciona más del 10% del gas consumido por Europa en los últimos años. “Me gustaría ser yo el que fuera a Argelia”, dijo Pedro Sánchez en el transcurso de una rueda de prensa conjunta con el canciller alemán, Olaf Scholz. Sin embargo, en caso de hacerlo, no sería el primer líder europeo en poner sus pies en Argel durante los últimos meses.
El primero en desembarcar fue el primer ministro italiano, Mario Draghi. Roma se movió enseguida para sacar provecho de la crisis entre Argel y Madrid a causa del giro imprimido por Pedro Sánchez en la política española hacia el Sáhara Occidental. La importancia que otorga Italia a su relación con Argelia es tal, que se llegó a retrasar varios días la votación de la moción de confianza que acabaría provocando la caída de Draghi para que pudiera visitar antes Argel. Allí, a mediados de julio, Draghi firmó varios acuerdos energéticos para aumentar la importación de gas natural argelino y convertir así al país transalpino en el nuevo hub (centro neurálgico) europeo.
El mes siguiente, fue el turno de Emmanuel Macron, que pasó tres días en territorio argelino liderando una amplia delegación gubernativa y empresaria. La relación entre París y Argel es tormentosa, con varias aristas, y también muchos intereses. Entre ellos, el energético, por mucho que Macron le restara importancia: “No estamos en competición con Italia ... el gas tiene poco peso en la ecuación energética francesa”. “Eso no es del todo cierto. Uno de los temas importantes de la visita fue la energía. La compañía Engie formó parte de la delegación, y está negociando un aumento del 50% de la exportación a Francia de cara a octubre del 2023″, explica el analista argelino Otman Lahiani.
Ante tales movimientos, España, otrora el gran socio comercial de la compañía gasística argelina Sonatrach, se está quedando atrás. De ahí el hecho de que Pedro Sánchez haya lanzado un guiño a Argelia desde Alemania. De momento, no ha habido ninguna reacción oficial por parte de las autoridades argelinas, ni tampoco de los medios oficialistas. Los tiempos políticos en el régimen argelino suelen ser más lentos que en otros países, por lo que es normal que en solo cuestión de horas no haya una respuesta al gesto del presidente español. La primera cita en la que comparecerán representantes del Ejecutivo será el próximo sábado, cuando el Parlamento retoma su actividad parlamentaria.
Las relaciones se agriaron inmediatamente después de hacerse público el pasado 18 de marzo que España pasaba a adoptar la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara como la “más seria, realista y creíble” para resolver el contencioso entre Rabat y el Frente Polisario. En cuestión de horas, Argel retiró a su embajador de Madrid.
El 8 de junio, las autoridades argelinas dieron un paso más en sus medidas de represalia y suspendieron el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación, lo que frenó en seco el comercio bilateral. A finales de julio, pareció que las autoridades argelinas habían decidido rebajar la tensión, pues la patronal bancaria envió una circular a sus afiliados en la que les instaba a volver a realizar transacciones financieras con entidades españolas. Sin embargo, el Ejecutivo frenó el deshielo horas después, y las relaciones comerciales continúan bloqueadas.
Desde entonces, se ha especulado con la posibilidad de una pronta reconducción de las tensiones bilaterales. En las redes sociales circuló una información que aseguraba que una delegación secreta española de alto nivel había visitado Argelia, pero no se ha podido confirmar. Si ha existido ese diálogo, de momento, nada parece indicar que haya dado sus frutos.
Las autoridades argelinas no se conforman con otra contrapartida por parte de España que una vuelta a la política tradicional de neutralidad en el Sáhara Occidental, un escenario que el Gobierno no se plantea. “Es probable que la apuesta de Argelia sea esperar a las próximas elecciones generales en España con la expectativa de que un cambio de Gobierno conllevará un cambio de política en el Magreb”, apunta Haizam Amirah-Fernández, investigador del Real Instituto Elcano especializado en el mundo árabe.
En todo caso, por mucho que Argelia se deje querer por las grandes potencias europeas, no está nada claro que pueda satisfacer todas las promesas realizadas. “El excedente de gas natural argelino es limitado porque la demanda interna se lleva buena parte de la producción. El país no tiene ni reservas, ni sobre todo, las infraestructuras, para exportar mucho más gasto a Europa”, recuerda Aurèlia Mañé, profesora de la Universidad de Barcelona y experta en el sector del gas natural. Según ha publicado la prensa argelina, el país no podrá incrementar su producción de forma significativa hasta 2025, cuando darán sus frutos los 30.000 millones de euros que el país ha anunciado que invertirá los próximos años. Habida cuenta que el conflicto en Ucrania no tiene visos de terminar, llegada esa fecha el gas argelino podría ser igualmente codiciado.
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