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Un arsenal de armas de guerra, hallado en casa del narco que atropelló a tres agentes en Sanlúcar de Barrameda

Los agentes le han localizado escopetas, revólveres o un subfusil de asalto detenido, que embistió a 100 kilómetros por hora a un vehículo policial

La policía exhibe el arsenal incautado en su domicilio a un narcotraficante de la costa gaditana.Foto: JUAN CARLOS TORO
Jesús A. Cañas

Un fusil Zastava; un subfusil Skorpion capaz de disparar 850 disparos por minuto, un AK-47; pistolas; revólveres; escopetas de dos cañones una pistola de bolsillo... Todo eso fue lo que el olfato de Pipo localizó en el interior y bajo la vivienda prefabricada que, en el diseminado de Chipiona (Cádiz), hacía las veces de domicilio de P.N.M., principal detenido en el operativo. Pipo, un perro policía gaditano de ocho años, podrá así retirarse con honores, después de haberle pillado un arsenal de armas de guerra a un narco que poco antes había embestido a tres agentes con su todoterreno, a 100 kilómetros por hora. El suceso ocurrió la madrugada del pasado 28 de julio, a las afueras de Sanlúcar de Barrameda, y denota que algo se está moviendo en el narcotráfico que fluye por el río Guadalquivir. “Que el narco use armas es algo con lo que ya contábamos, pero no de este tamaño”, ha denunciado este jueves Ignacio Vega, inspector jefe de la Udyco provincial.

Hasta esa vivienda del diseminado llegaron los investigadores al mediodía del 28 de julio, tras una dura madrugada en la que tres agentes a punto estuvieron de sufrir un grave accidente en manos del sospechoso, un hombre de 33 años y con diversos antecedentes policiales, algunos por tráfico de drogas. El registro en el pago de Chipiona fue, de hecho, el fin de una investigación que los agentes tuvieron que finiquitar atropelladamente ante el intento de homicidio ocurrido en Sanlúcar.

Los policías llevaban días vigilando de cerca los pasos de P. N. M., investigado por un posible delito de tráfico de drogas. Fue así como le siguieron entre la noche del 27 de julio y el alba del día siguiente hasta un carril de Monte Algaida —un diseminado rural de Sanlúcar— que conecta directamente con el río Guadalquivir y que es “punto caliente” de la droga, como ha explicado Vega, este jueves en el transcurso de una rueda de prensa. Cuando comenzaba a amanecer, el principal sospechoso intentó salir del camino a toda velocidad, a bordo de un todoterreno BMW en el que viajaba con otro acompañante y con 20 fardos de hachís, unos 600 kilos de droga valorados en unos cuatro millones de euros, según cálculos policiales.

La Policía Nacional interviene un arsenal de armas al registrar el domicilio del individuo detenido por embestir a tres agentes en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz
La Policía Nacional interviene un arsenal de armas al registrar el domicilio del individuo detenido por embestir a tres agentes en Sanlúcar de Barrameda, CádizJuan Carlos Toro

Los tres agentes que le seguían, le esperaban y apostaron un vehículo en el camino con un indicativo luminoso para forzarle a detener la marcha. Pero P.N.M. aceleró, hasta alcanzar los 100 kilómetros por hora. De nada sirvieron los tiros al aire, los tres investigadores apenas tuvieron tiempo de tirarse a un lado de la carretera, antes de que el sospechoso estrellase su todoterreno cargado de droga contra el policial, que acabó saltando por los aires y dando varias vueltas. “Los agentes nos dicen que aquello ‘parecía un tren’. Los fardos le daban un peso tremendo y la fuerza del impacto por la velocidad fue desorbitada”, ha detallado Vega. Con todo, el cuatro caminos de los sospechosos continuó su huida, campo a través, hasta que impactaron contra un vallado que les obligó a fugarse a pie entre zonas de invernaderos.

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Apenas unas horas después del mismo día, la policía consiguió dar con J.A.G.R., un punto o colaborador del conductor que estaba en las inmediaciones del alijo, acusado de un delito de tráfico de drogas. Pasada la una de la tarde, los investigadores acabaron deteniendo a P.N.M., natural de Algeciras, cuando se escondía en un hotel de Jerez junto a su pareja. Los dos sospechosos están ahora en prisión provisional, acusados de tráfico de drogas y, en el caso del segundo, también de tentativa de homicidio, daños y tenencia ilícita de armas. La policía aún investiga el paradero del copiloto que acompañaba al principal detenido en el vehículo.

El registro de su casa, realizado el mismo día y autorizado por el Juzgado de Instrucción Número 1 de Sanlúcar, superó las sospechas de los agentes, al encontrarle “un arsenal de armas de guerra” que Vega asegura que, por su entidad, es inédito en la zona de la Bahía de Cádiz. Las armas y la munición —todas en perfecto funcionamiento— estaban repartidas por la cabaña y enterradas en la tierra, de ahí que la colaboración del perro de la policía fuese clave para localizarlas. Además, los agentes la han intervenido unos inhibidores de frecuencia y algo más de 5.000 euros.

La necesidad de explotar la operación antes de tiempo por la agresión a los agentes deja más dudas que respuestas: ¿cómo consiguió P.N.M. hacerse con ese valioso arsenal, teniendo en cuenta que solo una pistola puede llegar a costar casi 6.000 euros? ¿Quién está detrás de este narco poco conocido y de segunda fila? “Habrá que hilar a posteriori. El abanico está abierto, tenemos que analizar las armas para saber si han estado implicadas en hechos delictivos anteriores. El detenido está vinculado a organizaciones fuertes, pero no podemos contar más”, ha avanzado Vega.

La presión del refuerzo policial en el Campo de Gibraltar ya hizo que muchos narcos trasladasen su actividad a otros puntos de la costa andaluza y, sobre todo, a la zona de Sanlúcar, punto histórico de entrada del hachís procedente de Marruecos. Los más de 80 kilómetros de intrincadas marismas les facilitan la tarea a los traficantes. El regreso de una mayor presión ha venido aparejado de mayores cotas de violencia, cada vez más periódicas, como ha denunciado en varias ocasiones la Fiscalía Antidroga de Cádiz en sus memorias anuales.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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