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Robles se ampara en la ley del CNI para no revelar que este alertó de que Marruecos quería forzar un cambio sobre el Sáhara

“Todo lo que realiza el CNI tiene carácter de secreto y no se puede hacer ninguna manifestación”, ha sostenido la ministra al ser preguntada por los dos informes del servicio secreto publicados este lunes por EL PAÍS

Margarita Robles
La ministra de Defensa, Margarita Robles, en el Cuartel General del Estado Mayor de la Defensa, en Madrid, el pasado 2 de junio.Eduardo Parra (Europa Press)

La ministra de Defensa, Margarita Robles, se ha amparado este lunes en la ley que regula el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para no revelar cómo los servicios de espionaje alertaron al Gobierno de los movimientos de Marruecos para forzar un cambio de postura de España respecto al Sáhara Occidental, tal y como ha publicado este lunes EL PAÍS. “Todo lo que realiza el CNI tiene carácter de secreto y no se puede hacer ninguna manifestación al respecto”, ha sostenido la ministra en una entrevista en Telecinco tras ser preguntada por la información que publica hoy este diario sobre la crisis migratoria en la valla de Ceuta de mayo del pasado año.

El 18 mayo de 2021, cuando el Gobierno español intentaba hacer frente a la crisis provocada por la entrada de miles de inmigrantes irregulares en Ceuta desde el día anterior ante la pasividad de las autoridades marroquíes, el CNI redactó un informe “reservado” de cuatro páginas que hizo llegar al Gobierno. En él analizaba el estado en aquel momento de las “relaciones” con Marruecos “tras la acogida” en España, un mes antes, de Brahim Gali, líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), para ser tratado de una grave infección por la covid. El documento, publicado por este diario, relaciona aquella entrada masiva de inmigrantes dentro del “discurso agresivo” con el que Rabat pretendía que Madrid cambiara de posición en la cuestión del Sáhara Occidental. Y señala que Marruecos trataba de “implicar directamente al presidente del Gobierno”, Pedro Sánchez.

Un segundo informe del CNI, fechado el 26 de junio, incide en la misma idea al concluir que el objetivo de Rabat era “presionar al Gobierno de España para conseguir un posicionamiento favorable a Marruecos en el contencioso del Sáhara Occidental”.

La ministra de Defensa ha aludido al “rigor” de todas las actuaciones del CNI y ha ensalzado el trabajo “serio y riguroso” de sus más de 3.000 miembros, tanto dentro con fuera de España, y “siempre sometidos a la legalidad”. Aunque no ha querido ahondar en las presiones de Marruecos, sí que ha apuntado que las relaciones entre España y el país africano “han dado un giro importante”.

El pasado marzo, 10 meses después de la crisis de Ceuta, el Gobierno de Pedro Sánchez abandonó la tradicional postura de neutralidad de España en el conflicto del Sáhara, mantenida durante 47 años, y tomó partido por Rabat, al considerar su propuesta de autonomía para la excolonia “como la base más seria, realista y creíble para la resolución del contencioso”. El presidente del Ejecutivo tuvo que comparecer en el Congreso para dar explicaciones sobre el cambio en la política exterior. Sánchez se negó en la Cámara baja a considerar “un giro” la nueva posición de España sobre el Sáhara Occidental y consideró que detrás del apoyo de España a la salida autonomista que defiende Marruecos desde 2007 haya en ningún caso “desinterés o desatención” hacia el pueblo saharaui, sino realismo.

Sin embargo, el cambio de posición se plasmó en una misiva dirigida Sánchez al rey Mohamed VI que hizo pública el Gabinete Real de Marruecos. Según el texto, España “considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este contencioso”. Esta carta supuso un cambio de la postura tradicional del Gobierno español, que hasta entonces había apostado por “una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable, en el marco de Naciones Unidas”, sin decantarse por la autonomía marroquí ni por la independencia saharaui y abriendo la puerta a una salida diferente al referéndum de autodeterminación, siempre y cuando fuera acordada por las partes.

Robles ha sostenido la necesidad de que España tenga una buena relación con sus países vecinos, no solo Marruecos, sino también Argelia, Francia o Portugal. Además, la ministra ha evitado señalar al reino alauí en el caso del espionaje a móviles de miembros del Gobierno con el programa Pegasus —entre ellos el suyo y el de Sánchez — y ha explicado que en estos casos es muy difícil comprobar la autoría de las intrusiones y no se deben hacer acusaciones “sin pruebas”. “Yo no sé quién ha sido”, ha asegurado, recordando que hay una investigación abierta en la Audiencia Nacional. También ha apuntado “la prudencia” aconseja no hacer manifestaciones “carentes de ninguna prueba”.

En la misma línea se ha pronunciado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que también ha evitado vincular a Marruecos con los casos de espionaje a políticos en España con el sistema Pegasus y ha destacado la relación fiable y de cooperación que existe con este país. “No hagamos especulaciones. Siempre he dicho que las especulaciones son absolutamente indebidas”, ha declarado durante un acto esta mañana en Santiago de Compostela. Grande-Marlaska ha preferido no relacionar a Marruecos con este asunto: “Siempre lo diré y lo he dicho, las relaciones con Marruecos son de una lealtad, de una fiabilidad y de una fraternidad importantísimas, estratégicas”. Y ha asegurado que estos vínculos “se han mantenido, se mantienen y se mantendrán”. El ministro se ha referido a Marruecos como un “socio estratégico” y “absolutamente leal” a España, con el que existen relaciones “sustentadas en la confianza mutua y encomendadas al siglo XXI” que se deben “profundizar”.

La Audiencia Nacional, efectivamente, investiga desde hace un mes quién está detrás de los ataques a Sánchez y sus ministros —además de Robles, también fue espiado el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la entonces responsable de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya—. El uso del programa espía se conoció a principios del pasado mayo, pero fue realizado por un agente extranjero en plena crisis de Ceuta. La organización no gubernamental Amnistía Internacional ya acusó en el verano de 2021 a Marruecos de usar este virus informático para espiar 50.000 teléfonos, entre ellos el del presidente de Francia, Emmanuel Macron. Sin embargo, Rabat siempre ha negado haber utilizado Pegasus.

El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha rechazado comentar la publicación de los informes y ha celebrado la “nueva etapa” en las relaciones bilaterales con Marruecos y la colaboración “en materia migratoria, contra el terrorismo, en materia comercial, económica, cultural”, así como “la apertura de los pasos fronterizos en Ceuta y Melilla”.

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