_
_
_
_

Sombras y luces de la visita de Juan Carlos I

Ni la Casa del Rey ni el Gobierno precisan el dispositivo especial montado para este retorno y el Ayuntamiento de Sanxenxo y su Club Náutico ya calculan los beneficios de tanta promoción

El rey emérito Juan Carlos I sale en el 'Bribón 500' del puerto deportivo de Sanxenxo (Pontevedra), el sábado. Foto: SAMUEL SÁNCHEZ | Vídeo: EPV

Juan Carlos I ha pasado cinco días en España rodeado de una gran expectación mediática, después de 654 días viviendo en Abu Dabi, adonde regresó en el mismo avión privado en el que aterrizó el jueves pasado en el aeropuerto de Peinador en Vigo. Un viaje plagado de incógnitas como, por el ejemplo, el pagador de ese vuelo, que siguieron miles de personas a través de una web especializada. Fuentes del entorno del rey emérito señalan que la nave la ofreció el jeque emir de Abu Dabi, Mohamed bin Zayed, para dar a Juan Carlos I libertad de movimientos. Tampoco se ha precisado la envergadura del dispositivo especial para este retorno. Ni la Casa del Rey, ni la Delegación del Gobierno en Galicia, ni el Ayuntamiento de Sanxenxo (Pontevedra), donde se alojó, han dado detalles, solo indican que su incremento sobre lo habitual fue mínimo. En seguridad, los cuatro agentes habituales pasaron a ser ocho. Otro de los interrogantes es el beneficio que el Real Náutico de Sanxenxo y el Ayuntamiento de la localidad pontevedresa han obtenido de la campaña mediática. Por ello, ambos estamentos ya han encargado que los calcule a la empresa multinacional Kantar, de medición de proyección.

Como extitular de la Corona, el rey emérito dispone en Abu Dabi de un dispositivo de seguridad con cargo a los Presupuestos del Estado. Se trata de cuatro escoltas (guardias civiles o agentes del Cuerpo Nacional de Policía), cuyos sueldos corren a cargo del Ministerio del Interior, aunque las dietas por su desplazamiento al extranjero las paga la Casa del Rey. Además, el exjefe del Estado tiene el apoyo de tres ayudantes personales que se turnan para prestarle servicio en su residencia de Abu Dabi, cuya retribución sufraga Patrimonio Nacional. La Embajada de España en Emiratos Árabes Unidos (EUA) se encarga de dar apoyo tramitando los visados del personal al servicio de Juan Carlos I, incluido el de los escoltas para portar armas, aunque las autoridades emiratíes nunca han puesto problemas en este aspecto al ser el rey emérito un invitado personal del jeque Mohamed bin Zayed (MBZ), nuevo presidente del país y hombre fuerte del mismo desde hace años. Pese a que nunca se ha desvelado el coste de los apoyos que desde Madrid se brindan al rey emérito, las fuentes consultadas lo cifran en cerca de 50.000 euros mensuales.

Para este viaje y tras desbordarse las previsiones iniciales, la Casa del Rey duplicó los agentes enviados a Sanxenxo para encargarse de la seguridad de Juan Carlos I. También estuvo en esa localidad gallega una persona del equipo de comunicación de La Zarzuela. La Delegación del Gobierno en Galicia solo ha indicado que al tratarse de una actividad privada y no oficial de un miembro de la Casa del Rey, el dispositivo corrió a cuenta de los equipos de esa institución. Sin embargo, la visita de este martes de su hijo, el rey Felipe VI, a Vigo para un acto oficial tendrá la cobertura habitual.

El Ayuntamiento de Sanxenxo asegura que no aumentó en nada la plantilla de policías locales que normalmente se refuerza a partir del 1 de junio para la temporada de verano de esta importante villa turística de las Rías Baixas. Fuentes implicadas en ese operativo apuntan que no hubo más dotaciones de la Guardia Civil de las ya existentes, ni por tierra, ni por mar o por aire. Los organizadores del evento llegaron a plantear la posibilidad de disponer de un coche especial para trasladar al rey emérito desde el aeropuerto de Vigo a Sanxenxo con las ventanillas tintadas y se rechazó. Viajó en el coche particular del presidente del Club Náutico, Pedro Campos, que lo albergó en su vivienda particular, con la escolta en un vehículo que iba detrás. De hecho, el monarca se paró en alguna ocasión en el trayecto para hacerse algún selfie con ciclistas que lo reconocieron en paradas esporádicas a causa del tráfico. Solo en el callejón de acceso a la vivienda de Campos, ya en una parroquia a la entrada de Sanxenxo, se pusieron algunas vallas de seguridad, que normalmente no existen, y se situó un agente de seguridad.

El Ayuntamiento y el Real Club Náutico de Sanxenxo han encargado ya a la empresa multinacional Kantar que mida la proyección que ha podido tener en la localidad la presencia en las regatas de Juan Carlos I. La competición empezó el viernes y acabó este domingo, y para la cobertura de la misma y de la participación del rey emérito se acreditaron 200 representantes de medios de comunicación, muchos de ellos extranjeros. Juan Carlos I llegó a comentar, en tono de broma cuando observó el despliegue de medios, que no había habido tantos ni en su boda en Grecia con Doña Sofía, la reina emérita. El Náutico solo tuvo que reforzar su servicio de internet con tres líneas de alta capacidad y preparar una sala para un centenar de periodistas.

El rey emérito quiso utilizar esta prueba para comprobar su estado físico, tras casi tres años sin navegar, después de ser operado de corazón en el verano de 2019. Era su gran preocupación, según varios de los compañeros de tripulación que navegaron estos días con él. En la despedida, este lunes a primera hora en Vigo, comentó al propio Campos, regatista con varios títulos, que pretende estar de vuelta en Sanxenxo para el campeonato del mundo de la clase 6mR, cuyo título ostenta desde que lo ganó en 2019 en Finlandia, pero también le dijo que está preocupado por su estado de forma. También ratificó en esa conversación que quiere volver para esas fechas si no ocurre nada raro. El interés despertado estos días en Sanxenxo se ha notado también en el alto nivel de inscripciones previstas y programadas para tomar parte en esa nueva prueba. Tanto es así, que este lunes llegaron a 42 embarcaciones de nivel internacional.

Juan Carlos I reside, como huésped de honor del emir, en una lujosa mansión en la selecta isla de Nurai, a un cuarto de hora en barco de Abu Dabi. Fuentes del entorno del rey emérito colocan a Mohamed bin Zayed como pagador también del jet privado en el que Juan Carlos I ha viajado a España; el que lo llevó el jueves hasta Vigo y este lunes a Madrid, primero, y de vuelta a Abu Dabi, después. Sin embargo, el aparato (un Gulsfstream G-450 con bandera de Aruba, en las Antillas holandesas) no es propiedad de la familia real emiratí, sino que pertenece a una empresa de alquiler de vuelos de negocios con sede en Angola y su coste asciende a decenas de miles de euros, 100.000 según algunos cálculos. A bordo viajaron, además de la tripulación, parte del personal español que le presta servicio en el emirato del golfo Pérsico . Se da la circunstancia de que tanto el jueves, cuando llegó, como este lunes, cuando se ha marchado, había vuelo directo por línea aérea comercial desde Dubái a Madrid, lo que solo sucede algunos días de la semana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_