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La bolsa con 14.000 euros que retó la integridad de cuatro amigos de visita en Valladolid

Unos jóvenes devuelven una gran cantidad de dinero que encontraron perdida en una plaza

Bolsa dinero Valladolid
Andrés Rodríguez, uno de los cuatro amigos que encontraron 14.000 euros en Valladolid.Álvaro García
Juan Navarro
Valladolid -

Cuatro amigos que paseaban por Valladolid se encontraron 14.000 euros por la calle. Podrían haber imitado a los cuatro amigos de la novela homónima de David Trueba y lanzarse a la aventura con un dinero llovido del cielo. Pero triunfó la integridad. Los veinteañeros llevaron a la policía la suma que hallaron en una bolsa perdida en la plaza de las Tenerías vallisoletana y aliviaron a la dueña, una trabajadora que iba a ingresarlos en una sucursal pero que casi sufre un despiste fatal. Los chavales describen con franqueza por qué no se quedaron los billetes: “Podríamos arruinarle la vida a alguien y a nosotros no nos iba a sacar de pobres”. Así de fácil.

El ovetense afincado en Madrid Andrés Rodríguez, de 26 años, relata cómo dieron con los 13.960 euros, un potosí especialmente para alguien de su edad. “Estábamos de visita en Valladolid y vi una bolsa tirada en el suelo. Yo soy muy curioso y había sobres, bromeé con que iba a ser dinero y de repente eran todo billetes de 20 y 50 euros”, rememora el asturiano, que recuerda el impacto del momento. Entre todos acordaron llevarlo a la policía: “No era nuestro dinero”.

De manera “un poco peliculera”, Andrés se plantó con la pequeña fortuna ante un agente y, tras estampar la bolsa contra el mostrador, dijo: “Vengo a devolver 14.000 euros”. El policía le respondió que eso jamás había ocurrido en sus 31 años de carrera y al rato les llamó la dueña: “Estaba agradecidísima, iba a ser su despido y se iba a arruinar por tener que devolverlos”. El joven, ingeniero de profesión, celebra haber “mantenido sus valores” y matiza que no ha ayudado a nadie, sino impedido que alguien saliera perjudicado. Ellos, de dividirse la cantidad, obtendrían “3.500 cochinos euros”, un precio muy inferior al valor de su ética. La mujer ha declinado participar en este reportaje.

La policía ha informado de que cuando los agentes empezaron a investigar el hallazgo del dinero descubrieron que la afectada estaba denunciando esa pérdida, correspondiente a la recaudación de varios días de un establecimiento, y constataron que lo reclamado se correspondía con lo descubierto por la pandilla. “Actuaciones como estas son dignas de mención y reconocimiento”, ha ensalzado la policía, algo que los protagonistas no creen para tanto revuelo.

La causante de que la comitiva visitara Valladolid es la estudiante de máster de psicología general sanitaria Marta González, de 25 años, afincada en la ciudad. Ella admite que esos euros le hubieran venido muy bien para su próximo año, en el que se buscará la vida en Madrid, como tantos jóvenes que acaban en la capital pagando rentas altas y sin muchas certezas laborales. “Era muy goloso pero nos pesaba mucho quedárnoslo, nuestras familias nos han felicitado”, explica la también ovetense. Una de las jóvenes que de repente se topó con este pastizal, Irene Martín, de 24 años, tilda los hechos de “sorpresa tremenda”. Cuando vieron la bolsa tirada en el suelo y la abrieron no esperaban su valioso contenido: “Lo último que pensamos fue que podía ser dinero”. Entonces se desató “muchísimo nerviosismo” ante una situación “surrealista” y llegó el cónclave en el que resolvieron entregar los 14.000 euros, una “cantidad considerable”.

“Sabíamos que teníamos que devolverlo, al final nunca sabes quién está detrás de ello y acabó en final feliz”, resume Martín, que ríe al mencionársele que 3.500 euros son muchas cervezas y varios meses de alquiler y resta méritos a la buena acción de sus colegas: “No me parece un acto de honradez porque es lo que hay que hacer, tendría pesadillas si uso dinero que no es mío”. Al principio, admiten ella y su amigo Pedro García, de 26 años, se pasearon los fantasmas de repartirse el botín, pero pronto lo desecharon, como admite este último, que afirma que se desentendió de la decisión porque “lo que eligiesen iba a estar bien”.

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Estos cuatro amigos no van a olvidar fácilmente la anécdota, menos aun si comentan una divertida foto de recuerdo que se hizo Andrés con el tesoro. El joven sale, como Rafiki alzando a Simba en la película El rey león, levantando la bolsa de tela que tantas alegrías les podría haber dado si no hubiese reinado la honestidad. Las dificultades para pagar facturas seguirán ahí, pero las intentarán compensar con la conciencia tranquila de haber hecho lo correcto.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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