Las parejas jóvenes solo pueden alquilar un piso asequible en 13 de los 128 barrios de Madrid
Dos madrileños de entre 30 y 34 años que cobren un salario medio solo pueden permitirse vivir en el 10% de la capital si no quieren dedicar más de un tercio del sueldo al arrendamiento
Como les pasa a muchas parejas jóvenes hoy, Stephie Hausinger, de 31 años, y Agustín Haro, 30, dan pasos lentos en su relación a causa del dinero. Mudarse a un piso de alquiler juntos en Madrid les ha tomado seis meses, toda una odisea marcada por rechazos de caseros, colas para pedir ayuda al Ayuntamiento y la Comunidad, y una competición feroz por anuncios que aparecen en Internet y duran a veces minutos.
Ambos son licenciados y con postgrados, ella antropóloga y él sociólogo, pero les dieron con la puerta en las narices más de una vez porque sus salarios eran bajos o porque no tenían contratos indefinidos. Finalmente, tras una quincena de visitas, encontraron en julio un piso de 80 metros cuadrados en Carabanchel donde pagan entre los dos 690 euros, no mucho si se tiene en cuenta cómo están los precios del alquiler en la capital, que suben año tras año desde 2014. Una pareja de menos de 35 años y con ingresos medios solo puede encontrar un alquiler asequible en el mercado libre en 13 de los 128 barrios de Madrid, según un análisis de EL PAÍS. Son las pocas zonas donde pueden alquilar viviendas sin pagar más del 30% de sus ingresos, un esfuerzo desaconsejado por expertos en finanzas. Se trata de barrios de rentas bajas como Entrevías o Palomeras, ambos en Vallecas, donde según agentes inmobiliarios están llegando cada vez más jóvenes profesionales, un perfil inusual.
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A esta conclusión se llega gracias a los datos del Consejo de la Juventud, que sitúa en 2.565 euros al mes el sueldo de un hogar de las personas entre 30 y 34 años en la Comunidad de Madrid. Dedicar el 30% al alquiler es una recomendación, pero no una norma. La situación es peor para un hogar de personas entre 16 y 29 años que busque un arrendamiento, ya que estarían obligados a destinarle a la vivienda más de un tercio de su sueldo en cualquier barrio de la ciudad.
En la práctica, muchos jóvenes inquilinos de ingresos medios viven por toda la ciudad porque destinan más del 30% de sus ingresos al alquiler, comparten piso, tienen ayuda familiar o porque siguen en casa de sus padres. Para todos la vivienda es por lo general un lastre que limita su progreso. En otras grandes ciudades europeas también están subiendo mucho los precios del alquiler, pero en Madrid la carga se hace más pesada por sus salarios menores. “Mis amigas en Berlín también se quejan pero allí ganan 3.000 euros [al mes]”, dice Hausinger.
España ha sido desde hace décadas un país de propietarios, pero estos jóvenes no pueden ni soñar con una compra en Madrid. No tienen capacidad para ahorrar ni para acceder a una hipoteca debido a las condiciones más exigentes de los bancos tras la crisis del ladrillo. El número de jóvenes de entre 16 y 29 años que viven en alquiler en España ha pasado del 32% al 46%, según la Encuesta de Condiciones de Vida.
Triunfadores de pueblo
Para los que vienen de provincias Madrid ha sido desde hace mucho un lugar de oportunidades, pero algunos como José Luis Morales, ingeniero civil de 26 años, lo ponen en duda. Este joven de Ciudad Real se plantea si merece la pena vivir en la capital, donde le parece difícil aspirar a un sueldo que le permita vivir solo. "Estoy muy cansado y me he puesto a buscar trabajo en otra ciudad", dice Morales, que comparte piso de alquiler en Numancia, un barrio de Vallecas.
“¿No es acaso un triunfador el que se queda en su pueblo, feliz y sin dudas, donde trabaja a cambio de un sueldo más que respetable y puede tener una propiedad con veintipocos?”, se preguntaba hace unos días en este periódico la escritora Elvira Sastre, de 28 años.
Madrid, a pesar de la vivienda, sigue siendo el destino de jóvenes profesionales de toda España y también del extranjero. Los entrevistados para este reportaje se quejan de que apenas hay ofertas de empleo en otras zonas del país. Las oportunidades de la capital, aun siendo mal pagadas, son para muchos un avance en sus carreras. Es una especie de éxodo del LinkedIn, el mayor portal de currículum online, que alimenta la llegada continua de estos jóvenes.
A algunos jóvenes les importan menos los sacrificios. Nicolás Amelotti, de 27 años, y Rahela Ardeeru, de 24, llegaron a Madrid en septiembre tras estudiar un máster de Relaciones Internacionales en la Universidad de Granada. Alquilan un piso viejo en el barrio de San Diego, uno de los más humildes de la ciudad, con el cordobés Benjamin Knowlson, estudiante de Arquitectura.
El alquiler mensual son 900 euros y en 10 minutos llegan a Atocha en la línea 1 de Metro. No es el típico barrio con ambiente de bares y comercios para jóvenes, pero no les importa vivir temporalmente en San Diego hasta que las cosas mejoren. “Para mí está bien porque soy joven y esto es barato para ser Madrid, pero soy consciente de que no me conformaría con esto en un par de años”, dice Ardeeru, que gana 1.000 euros trabajando en una consultora de recursos humanos.
Los jóvenes con estudios están cambiando el perfil de algunas calles de Vallecas. Abren gimnasios, bares de cerveza artesanal y otros comercios destinados al nuevo público. Algunos agentes inmobiliarios como María Dolores Carvajo, de la agencia Kronox, comienzan a hablar del origen de un “Chueca 2” en Vallecas por la llegada al bulevar de la calle Peña Gorbea de vecinos de la comunidad LGTBI que huyen de los altos precios. “Nos está llegando mucha gente de Chueca que busca algo más barato, pero que siga estando cerca del centro”, dice Carvajo. Estos movimientos internos en la ciudad están haciendo que los precios suban rápidamente en estos lugares más asequibles.
Lo están notando incluso en Entrevías, el barrio de Vallecas con el código postal más pobre de todo Madrid, el 28053. Pilar López, dueña de la inmobiliaria Entrefincas, dice que no ha visto un cambio así en el barrio en sus 20 años al frente del negocio. “Vente a la vuelta de un año y esto no lo vas a reconocer”, predice López.
Las ayudas públicas son insuficientes. La Comunidad de Madrid recibió el año pasado una avalancha de 28.492 solicitudes de jóvenes madrileños para la última convocatoria de subvenciones al alquiler. Buscaban una subvención para cubrir hasta el 50% de su arrendamiento mensual. Pero solo se beneficiarán 4.205 solicitantes, según la resolución publicada la semana pasada.
El Gobierno regional dice que muchos no cumplían los requisitos. Asegura que solo 4.124 solicitantes aptos quedaron fuera debido a la falta de fondos. Debían tener menos de 35 años, unos ingresos anuales de menos de 22.500 euros y pagar un alquiler de un máximo de 600 euros o, en algunos casos, dependiendo del municipio, como por ejemplo Madrid capital, de hasta los 900 euros mensuales. La cifra de excluidos con derecho al beneficio está en disputa. Un grupo de afectados asegura que es mucho mayor que el número dado por la Comunidad. Quieren constituir una plataforma para recurrir la decisión, dice una portavoz, Diana Chnaiker.
Zuly Beltrán, una trabajadora social de 26 años, reunía los requisitos para una de las ayudas pero se enteró demasiado tarde. Le llegó la noticia de la adjudicación por un grupo de WhatsApp de profesionales de su gremio donde habitualmente comparten información útil. “No hay buena difusión de estas convocatorias”, dice ella, que no conoce a nadie de su entorno que se haya beneficiado. Cobra 1.200 euros pero ahora mismo la mitad de su sueldo se le va en el alquiler porque su compañera de piso acaba de mudarse.
El Ayuntamiento también ha tenido una oleada de solicitantes para su primera tanda del año de viviendas de alquiler social, en este caso abierta a madrileños de todas las edades con bajos ingresos: más de 23.000 personas se han inscrito desde el lunes 13 para optar a 163 pisos, informa Julia F. Cadenas. Algunas de las personas en cola decían el jueves que ya era la cuarta vez que se presentaban a una convocatoria similar. El plazo está abierto hasta el 31 de enero.
La competición por el alquiler tiene otro escenario en los portales inmobiliarios de Internet. Con cada nuevo anuncio a un precio razonable aparecen decenas de jóvenes. “Por menos de 800 euros en Vallecas te llegan en nada 60 contactos”, dice la agente inmobiliaria Patrocinio Díaz.
Hausinger y Haro encontraron su piso en Carabanchel porque pusieron una alarma para que el portal Idealista les avisara de las novedades. Llamaron al minuto y en menos de una hora se plantaron en el piso para convencer al casero. Dan las gracias porque no fue tan severo como otros. Como hay tanta demanda los caseros han elevado los requisitos. Algunas visitas les parecieron intimidantes. En uno de los pisos había un tipo de chaqueta que les observaba serio, sentado en la mesa del salón, con aspecto de notario. La dueña les explicó que era quien le gestionaba el tema del alquiler.
Una de las cosas que les molesta, como a tantos otros, es la dureza con la que algunos critican a su generación. “Nos acusan de la baja natalidad, o de que estamos de fiesta pero no se tiene en cuenta que para empezar un proyecto de vida es necesario acceder a una vivienda. No estamos hablando de un lujo”, dice Haro.
Muchos jóvenes no tienen dudas de que la vivienda es una de las causas de la baja natalidad en España. Fernando Alonso, empleado de una inmobiliaria de 34 años, y Yanina Valdez, de 30, ya tenían dos pequeños cuando se mudaron desde el municipio de Alcorcón a Entrevías a un amplio piso de dos plantas y con un patio por solo 650 euros. Allí, más holgados económicamente y con más espacio, se animaron a ampliar la familia. Alonso le da las gracias a su nuevo barrio: “Entrevías nos regaló dos hijos más”.
Nota metodológica
Para llegar a identificar las zonas donde un salario medio permite vivir con un alquiler asequible se han utilizado los datos del Consejo de la Juventud, que sitúan en 2.565 euros al mes el sueldo medio de un hogar joven de entre 30 y 34 años que vive en la Comunidad de Madrid. Para un hogar con miembros entre 16 y 29, el sueldo se queda en 2.085 euros al mes. Los datos de los precios por barrios proceden de un análisis propio a partir de la oferta de pisos en alquiler en la página web Idealista. Esta fuente, utilizada también por instituciones como el Ministerio de Fomento para monitorear el mercado del alquiler, ofrece precios por metro cuadrado. Para calcular el alquiler medio se ha multiplicado ese precio por el tamaño medio de los pisos ofertados en cada barrio.
Miguel de La Marta ha colaborado en la elaboración de este reportaje