La señal del móvil cuestiona la versión del acusado del crimen de Traspinedo
La jueza mantiene en libertad al principal sospechoso de la muerte de Esther López
El círculo se estrecha. Las conclusiones de la investigación policial sobre la muerte en Traspinedo (Valladolid) de Esther López, la mujer de 35 años cuyo cadáver apareció el pasado 5 de febrero en una cuneta del pueblo, apuntan a su amigo Óscar S. como principal sospechoso. Un informe de la Guardia Civil remitido a la jueza revela contradicciones entre la versión exculpatoria de este, que según los agentes tiene detalles “inverosímiles”, y las evidencias de las señales de los móviles en la noche de la desaparición. Tras tomarle declaración, la magistrada mantuvo este lunes a Óscar S. en libertad y en calidad de investigado.
La señal de los teléfonos muestra que ambos estuvieron en las proximidades de la casa del hombre en la madrugada del 13 de enero, aunque él aseguró que había dejado a Esther López con su coche minutos antes en un cruce de una carretera cercana. Además, en el vehículo han sido hallados restos biológicos suyos, de la víctima y de una tercera persona no identificada, según el informe de los investigadores, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
La observación del lugar del hallazgo del cadáver, una cuneta próxima a la carretera que lleva hacia Traspinedo, revela que “el escenario pudo haber sido modificado o simulado”, según la Guardia Civil. La autopsia destaca el atropello como probable causa mortal, pero el análisis de esa curva y cómo estaba colocado el cuerpo invitan a los investigadores a pensar que alguien la colocó ahí. Y la disposición del bolso hallado junto a la mujer, así como la postura de esta, hacen descartar una “dinámica post-atropello habitual”.
Las pesquisas cuestionan los argumentos de Óscar S. Él relató que la noche del 12 de enero Esther López estuvo con él y con su amigo Carlos en bares de la zona y en una bodega. Aseguró que, cuando decidieron irse, él condujo su propio coche y llevó a los dos amigos: dejó a Carlos cerca de su casa, en la urbanización El Romeral, y unos 300 metros después hizo lo propio con Esther López, que se había enfadado con él porque este no quería seguir de fiesta. Según sus palabras, la mujer se apeó tras llamarlo “rancio y cortarrollos” hacia las 2.45. Pero la investigación no cuadra con esa versión. Primero, porque Carlos testificó que López no había manifestado ganas de prolongar la noche. Segundo, porque la oscuridad de esa zona, su consumo previo de drogas y alcohol y el frío de la madrugada “probablemente deberían haber sugerido a Óscar un factor de riesgo para Esther”, sostienen los agentes. Tercero, porque el vallisoletano no mostró “inquietud por el estado de su amiga” horas después de ser avisado de su ausencia. Y cuarto, porque el móvil de la víctima fue registrado a las 3.26 cerca de la vivienda del investigado.
A esa “grave contradicción” se une que el móvil de Óscar S. —y su vehículo—también resulta identificado por la antena de telefonía de la zona. Un último elemento que añade confusión a las pesquisas es que han sido registradas varias llamadas telefónicas desde el móvil de Óscar S., unas de destinatario desconocido y otras al terminal de Esther López, contactos que Óscar S. no declaró y que después quiso justificar diciendo que o sería involuntario o para comprobar si la mujer había llegado a casa.
Según las señales del móvil, el sospechoso dejó su teléfono en modo avión (sin acceso a internet ni llamadas) entre las 6.53 y las 9.10 del 13 de enero, y el de la víctima también se puso en este modo “de manera extraña” entre las 6.31 y las 8.55. Ya de día, el hombre se desplazó a Valladolid, donde dejó su terminal de nuevo en modo avión antes de retornar a Traspinedo, según el posicionamiento de su vehículo. Esto “refuerza las sospechas” sobre “su posible implicación o grado de conocimiento en la desaparición”, recoge el informe. Óscar S. fue grabado esa mañana del 13 de enero por las cámaras de seguridad de una gasolinera vallisoletana, donde lavó su coche durante un cuarto de hora.
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