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El PP y los socios habituales del Gobierno forzarán otro pleno de Sánchez por el Sáhara Occidental

El PSOE tratará de demorar la comparecencia del presidente

Pedro Sánchez y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en una comparecencia en el Senado el 26 de abril.
Pedro Sánchez y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en una comparecencia en el Senado el 26 de abril.A. Pérez Meca (Europa Press)
Javier Casqueiro

La legislatura ha entrado en una fase de evidente inestabilidad, con una sucesión de votaciones imprevisibles y amarradas a los puntos. El PP, consciente de las presiones crecientes de los socios habituales del Gobierno —en particular de ERC, tras el supuesto espionaje a líderes independentistas del caso Pegasus— quiere forzar otra situación parlamentaria delicada para el Ejecutivo. Los populares han promovido un pleno específico para que el presidente Pedro Sánchez informe sobre el espinoso giro de la posición española sobre el Sáhara Occidental y sus implicaciones geopolíticas con Marruecos y Argelia.

El PP llevó el martes a la Junta de Portavoces su propuesta de sesión sobre el Sáhara. Allí, el Ejecutivo sufrió una severa derrota: los populares sumaron a su iniciativa los votos favorables de Ciudadanos, Vox, ERC, PNV, Más País y Compromís; y EH Bildu se abstuvo. El PP pretende que la Junta de la próxima semana cierre la fecha de esa comparecencia para la sesión de debate del 11 de mayo. Para ello, vuelve a contar con los mismos apoyos heterogéneos; cuando el Ejecutivo no ha sido capaz de enfriar el clima de desconfianza con algunos de esos aliados de referencia.

Cada semana es una partida de ajedrez en el Congreso. Ninguna votación se puede dar por asegurada, como se comprobó de nuevo este jueves con la convalidación del decreto anticrisis por la guerra en Ucrania, que salió adelante por cuatro votos de margen y gracias al respaldo final de los cinco escaños de EH Bildu.

El martes pasado, el PP llevó a la Junta de Portavoces, donde normalmente solo sufre derrotas, una petición de comparecencia de Sánchez ante el pleno del Congreso. Esta solicitud fue registrada el 12 de abril, y con ella se busca que el presidente dé cuenta de lo que todos los partidos, excepto el PSOE, consideran un giro radical de la posición española sobre el futuro del Sáhara Occidental, tras decantarse el Gobierno ahora por una solución para ese territorio de carácter autonomista dentro de Marruecos. El Ejecutivo ya ha sufrido varios varapalos parlamentarios a cuenta de ese giro estratégico y el propio presidente y su ministro de Exteriores, José Manuel Albares —este en una comisión— han ofrecido ya largas explicaciones en el Congreso sobre su postura actual, que se resume en que el conflicto lleva 47 años enquistado y piensan que una integración autonomista aceptada por las partes en el marco de la ONU podría resultar ahora la vía “más seria, realista y creíble”.

El problema es que esa versión no convenció en el Parlamento nada más que al PSOE. Ni siquiera Unidas Podemos, socio minoritario de la coalición, la revalidó, aunque en la Junta de Portavoces del martes el portavoz de ese partido, Pablo Echenique, fue el único de los aliados habituales que apoyó el rechazo de los socialistas a que Sánchez vuelva a acudir al pleno, en este caso para abordar las consecuencias que esa decisión ha supuesto para las relaciones bilaterales con Argelia y la compra de gas a ese país. Echenique argumentó, tras recalcar, eso sí, que están en contra del volantazo del Gobierno, que el presidente ya había dado suficiente información, y que podría resolverse el trámite con la comparecencia del ministro Albares. Ni ERC, ni PNV, ni Junts, ni Más País o Compromís aceptaron esa componenda. EH Bildu tampoco, pero se quedó en la abstención. Todos esos partidos, que suelen sumar sus votos a las iniciativas de la coalición gubernamental, se aliaron con el PP, que presentó la petición, y que refrendaron Vox y Cs.

Política de Estado

La secretaria general del PP y portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, explicó luego que su partido no entra en el fondo de la posición de España ahora sobre el Sáhara, pero sí remarcó que ese conflicto debe formar parte de las políticas de Estado que requieren consensos más amplios y más transparencia.

El PP volverá a la carga sobre el Sáhara y sus implicaciones con respecto a Marruecos y Argelia el martes. Y dispone, en principio, de los mismos apoyos para que su plan funcione. En el PP explican que una vez que la Mesa del Congreso ha calificado, y aceptado, su petición de comparecencia del presidente, la misma pasa a formar parte de los asuntos que pueden ser incluidos en cualquier momento en el orden del día de debate de un siguiente pleno si algún grupo parlamentario así lo pide y la mayoría lo sostiene. Los populares lo volverán a intentar, y se agarran a la “lógica política” para deducir que los partidos que les apoyaron el pasado martes lo harán de nuevo el martes que viene, especialmente tras escuchar las duras y críticas intervenciones que sus portavoces profirieron contra el presidente y su ministro en las anteriores ocasiones en las que los tuvieron enfrente.

Fuentes de la dirección parlamentaria de ERC han avanzado a EL PAÍS que volverán a apoyar la petición de comparecencia del presidente ante el pleno sobre el Sáhara, y más tras el progresivo distanciamiento político constatado entre los republicanos catalanes y el Ejecutivo con el caso Pegasus, de presunto espionaje a más de 60 dirigentes independentistas catalanes y vascos. El malestar y alejamiento de Junts y la CUP es aún mucho mayor. Hay pocas dudas de que el PNV se pronunciará en el mismo sentido tras escuchar las molestas reconvenciones que sobre este tema ha formulado su portavoz, Aitor Esteban.

El Gobierno y el PSOE observaron el martes pasado el toque de atención de sus socios sobre el Sáhara; y su portavoz en la Cámara, Héctor Gómez, justificó luego su oposición a esa nueva presencia de Sánchez en que ya se ofrecieron bastantes aclaraciones sobre esa cuestión en el pleno del pasado 6 de abril, justo un día antes de que el presidente viajara a Rabat para mantener una audiencia con el rey Mohamed VI tras varios meses de crisis entre ambos países. Los socialistas van a intentar demorar la nueva propuesta del PP y el propio Gómez ya anticipó que el presidente podría tener en su agenda varios viajes internacionales pendientes de resolver. De hecho, esta misma semana tuvo que aplazar una gira por Polonia y Moldavia por lo apretado de la votación sobre el decreto anticrisis provocado precisamente por la guerra en Ucrania.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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